La increíble historia de la destacada pianista sanantonina que fue alumna del maestro Roberto Bravo
Karime Gutiérrez Barrera (19) es un prodigio del piano, pese a tener una discapacidad, ha sido capaz de seguir sus sueños y disfrutar de lo que más le gusta, la música.
Al escucharla tocar el piano, nadie se da cuenta que le falta la manito izquierda, es tanto el talento que tiene y sus ganas de superación que su discapacidad no la detuvo. A los 9 años tuvo su primer teclado y desde los primeros años de escuela participó de la Banda del Colegio el Sagrada Familia, desde donde egresó. A los 15 años ya era alumna del pianista Roberto Bravo.
Alentada desde siempre por su familia y con toda la energía para hacer realidad su sueño, decidió ir a un concierto que el maestro dio en la comuna de Santo Domingo. "Como sabía que no iba a poder estar mucho tiempo hablándole, decidí escribirle una carta. Ese día me acerqué a él, lo saludé y se la entregué", recuerda Karime.
En ella, Karime le contaba de su amor por la música y que desde muy pequeña quería aprender a tocar piano, "un instrumento que le producía emociones que nunca había sentido", pero que creía nunca podría tocar. También le dijo que por lo mismo paso muchas penas y que anhelaba con todo su ser tocar piano.
Karime cuenta que durante su proceso de rehabilitación en la Teletón, donde estuvo desde muy pequeña, aprendió valores como la perseverancia y la fortaleza, los que aplicó a la música, "porque si un persona normal tiene que intentarlo 3 veces, yo tengo que intentarlo 10".
Entonces le pidió a Roberto Bravo que sólo la escuchara. A los tres días él la llamó y le dijo que lo conmovió tanto su carta y que quería escucharla, entonces le pidió que mandara un video por mail.
El piano es un instrumento difícil para cualquier persona, pero para una persona con una discapacidad física puede parecer imposible. No fue el caso de Karime, Roberto Bravo quedó maravillado y fue ese gran talento, capacidad y sentido musical de la niña prodigio lo que lo motivó a invitarla a una audición en vivo para luego decidir hacerle clases particulares en su casa.
Karime estuvo dos años viajando tres veces a la semana, además de asistir a los dos últimos años de enseñanza media. "El maestro es muy paciente y excelente profesor. Estuve durante tercero y cuarto medio viajando después de clases a Santiago. Cuando no estaba él, porque viajaba mucho, me hacía clases su pareja, Victoria Foust , una pianista rusa de excelencia mundial".
Los exámenes de piano los daba en el conservatorio de la Universidad Mayor, llegó a segundo grado, fue tanta la exigencia y el cambio de instrumentos (en la orquesta de Santo Domingo tocaba el barítono y el trombón), además del colegio y las 3 horas 3 veces a las semana, que le dio tendinitis en la muñeca derecha. "Di mis exámenes frente a las comisiones, di conciertos, todo muy rigurosamente hasta que me dio tendinitis, no podía mover los dedos, no podía hacer nada con la mano, fue muy complejo para mí. Me sobre exigí mucho parece. Ahí pare y estuve harto tiempo sin poder tocar el piano", cuenta.
"Porque si una persona normal tiene que intentarlo tres veces, yo tengo que intentarlo diez" Karime Gutiérrez pianista
"Di mis exámenes frente a las comisiones, di conciertos. Todo muy riguroso, hasta que me dio tendinitis" Karime Gutiérrez pianista