El increíble milagro que mantiene lleno de vida el "Ojo de Mar" Norte de Llolleo
A pesar de que los camiones y las máquinas de construcción transitan sin parar a pocos metros, las aves, entre ellas algunos cisnes, siguen anidando en la poca vegetación que va quedando producto de la expansión portuaria.
A la avenida La Playa, en el interior de la población Juan Aspeé, le va quedando el puro nombre. La vieja arteria de tierra que conducía hacia la playa de Llolleo hace varios años que ya no es la misma, especialmente en el último tramo, ahí muy cerca del mar.
Hoy, a diferencia de lo que ocurría hasta hace una década, se está percibiendo el arrollador paso de la expansión portuaria que está llevando a cabo la Empresa Portuaria de San Antonio (Epsa). La playa de Llolleo, por ejemplo, ya no existe. Alrededor de toda la costa hay gigantescas rocas y sólo una escalera de madera, justo al final de la avenida La Playa, permite mirar hacia el mar y recordar lo que alguna vez fue el balneario más concurrido de todo San Antonio.
De aquellos años casi no queda nada. A pocos metros de la ex playa ya se empieza a notar la modernización del puerto. Un gigantesco "nodo logístico", que en palabras simples podría describirse como un aparcadero de camiones, recuerda que esos terrenos están dedicados a la actividad portuaria. Ahí entran diariamente entre 500 y 1.000 camiones. El recinto cuenta con baños, duchas, internet y hasta casino para los choferes que antes tenían que hacer sus necesidades biológicas donde cayera, casi siempre en la misma playa.
Hoy ya no se ven los gigantescos tacos de antaño al interior de la población Juan Aspeé, aunque el polvo y el ajetreo de camiones continúa incesante.
El aparcadero ha reducido los tiempos de espera promedio en más de un 50 por ciento. Alrededor de un 20% de los conductores lo utilizan diariamente a la espera de finalizar sus trámites, y otro 20% accede al estacionamiento esperando su turno para ingresar al puerto.
La señora Eva, dueña de un restaurant de avenida La Playa, se ha visto afectada con la modernidad. "Ahora está todo tan ordenado y rápido que los camioneros no tienen ni tiempo para pasar a almorzar. Ahora se comen un sandwich y se van. Ha estado muy malo el negocio", se queja la mujer que durante los últimos años se ha ganado la vida ofreciendo buenos y contundentes almuerzos a los choferes.
Damián Gatica es argentino y hace tres meses está cubriendo el tramo entre Mendoza y San Antonio. "Todos los colegas dicen que ahora hay más comodidades aquí en el estacionamiento (nodo logístico). Hay hasta ducha con agua caliente, cosa que antes no existía", dice mientras camina por una pequeña franja de arena que sobrevive de la ex playa de Llolleo.
Unos metros más al norte varias máquinas y camiones trabajan sin cesar. Están cerca de la Laguna Norte de Llolleo, popularmente conocida como el Ojo de Mar Norte. Todo ese sector también será utilizado para el crecimiento del puerto de San Antonio, que avanza a pasos agigantados.
La semana pasada, de hecho, Epsa compró oficialmente al Fisco de Chile, a través de Bienes Nacionales, un terreno de 20.500 metros cuadrados y que corresponde a la calle Primero de Enero, a pocos pasos de la Laguna Norte y que une los terminales portuarios con el aparcadero de camiones del nodo logístico.
Durante la firma de la escritura que oficializó la venta, la seremi de Bienes Nacionales, Paola La Rocca, explicó que "el Ministerio de Bienes Nacionales, excepcionalmente puede acceder a la venta de terrenos que son de propiedad de todos los chilenos, cuando estos se solicitan para desarrollar un proyecto de gran impacto regional", como en este caso.
RUTAS EXPEDITAS
Para el gerente de Desarrollo de Epsa, Daniel Roth la adquisición de este tramo, que fue previamente arrendado y pavimentado por la empresa portuaria, permitirá agilizar los flujos, al contar con rutas más expeditas.
"La existencia de un área de estacionamiento con servicios y seguridad, facilita que el chofer llegue al puerto sólo al momento de transferir su carga y no antes. Lo anterior, da como resultado un incremento de la fluidez en el acceso a los terminales y un menor impacto en las actividades de la ciudad", afirmó el ejecutivo.
1.600 millones
Según Epsa, la venta en un valor superior a los 1.600 millones de pesos de este terreno, permitirá recaudar fondos para el desarrollo de proyectos de la región. "Además representa un beneficio para la comunidad de San Antonio, que verá disminuido el tránsito de vehículos de carga en el sector de la ciudad y los problemas que aquello conlleva", dicen en Epsa.
OPOSICION
En la Asamblea Ciudadana de San Antonio no ven con buenos ojos la venta del terreno ni los proyectos que la Empresa Portuaria desea materializar en el sector.
"Como asamblea creemos que es inconsecuente el proyecto que quieren realizar en aquel terreno, ya que son ellos mismos (Epsa) los que han tapado los Ojos de Mar matando la flora y fauna", alegó Francisca Alvarado, vocera del movimiento social.
"Lo que el puerto pretende hacer en forma de mitigación (un lugar para la biodiversidad) no cubre ni un cuarto del espacio que expropian a la ciudad para la expansión portuaria. Epsa miente a los vecinos y no considera su opinión en su megaproyecto", disparó Alvarado.
Por último, la dirigenta social manifestó que "no nos sorprende la decisión de Bienes Nacionales de vender los terrenos de todos nosotros a la empresa, ya que una vez más la institución privilegia el interés del empresario por sobre el de la ciudadanía".
MILAGRO
José Luis Brito, el conservador del Museo de San Antonio, ha seguido de muy cerca todo el proyecto de expansión portuaria y califica como un "verdadero milagro de la naturaleza" lo que está ocurriendo en el "Ojo de Mar" Norte, o Laguna Norte, como "realmente se llama", aclara Brito.
El experto en flora y fauna silvestre explica que a pesar de que los camiones están pasando a pocos metros de la laguna y de la frenética actividad que existe en los alrededores, las aves no sólo se mantienen en el lugar, sino también están anidando y reproduciéndose.
"Para los investigadores como yo esto es una verdadera curiosidad. Pensé que el ruido de los camiones y del puerto les iba a afectar a las aves, pero no ha ocurrido", aseveró Brito, quien aclaró que la laguna no podrá ser intervenida por Epsa hasta que exista una resolución de impacto ambiental que lo permita.
-Le repito, no se llama Ojo de Mar, sino Laguna Norte.
-Perdón, ¿pero cómo se explica?
-Existe una zona de protección de 30 metros alrededor de la laguna para no afectar a la avifauna. Claro, eso se ha cumplido sólo en algunos tramos, porque en otros los camiones pasan a pocos metros. También pedimos que no se cortara la vegetación de la parte oeste (poniente de la laguna), lo que ha permitido que las aves aniden a pesar de la cercanía del puerto.
-¿Y no se asustan las aves con tanto camión?
-Es que la vegetación permite que no vean los vehículos y que puedan estar más tranquilas, a pesar del ruido. De hecho, un cisne coscoroba anidó en la ribera norte de la laguna y sacó seis polluelos. Eso es una sorpresa para nosotros, un milagro.
Brito insiste en que el "cinturón de vegetación" ha sido clave en este milagro, así como también una serie de paneles que fueron pintados de verde, por su propia recomendación, para aislar más a los animales y aves que tienen su casa en la laguna. A ello se agregó un cerco de madera para evitar el ingreso de trabajadores y curiosos.
"La población de aves está entre los 300 y 800 individuos, incluyendo un cisne de cuello negro con cinco polluelos que también rompieron la lógica y están viviendo ahí, al lado del puerto y del ruido", culminó.
"Ahora está todo tan ordenado y rápido que los camioneros no tienen ni tiempo para pasar a almorzar. Ahora se comen un sandwich y se van". Eva, dueña de un restaurant en avenida La Playa