DESPEDIDA A LOS MARCIANOS Carta DE
Pese a que quedó eliminado, el joven chileno que postuló a viajar a marte dedica hermosas y hondas palabras a los marcianos que habitarían ese planeta.
Mi nombre es Rodrigo Cabezón, soy porteño, y tras haber estado entrenando en la NASA para luchar por un cupo que me permitiera viajar por el espacio y llegar a Marte, fui eliminado.
Eso todavía me duele porque yo destaqué en pruebas fundamentales del entrenamiento. Éramos 22 postulantes de todo el mundo y yo, por ejemplo, en una prueba extrema que consistía en correr y pasar obstáculos, salí en primer lugar. Incluso tuve que dar varias pruebas teóricas de física. Pensé que iba bien, pero no quedé. Quedaron los postulantes que venían de potencias mundiales. Incluso quedaron dos mujeres, y no es que sea machista, pero a mí me habían dicho que no podían postular mujeres.
Ya fue. Igual estoy agradecido por la oportunidad de entrenar en la NASA.
Por eso, en estos momentos, me dirijo a los habitantes de Marte, es decir, a los marcianos. Y les digo que lamento mucho no haberlos podido conocer.
Mi planeta es muy hermoso, aunque tiene aspectos que son ingratos. Y yo sé que ustedes, queridos marcianos, son superiores. Si bien no nos conocemos, digo, los habitantes de Marte y este humilde servidor, nos intuimos. Yo intuyo que a ustedes quizás no les interesa venir a conocernos porque acá todo es más básico. Además intuyo que ustedes no están enojados, ni tampoco están compitiendo con el planeta Tierra. Marcianos y amigos: ustedes están sobre nosotros.
Me da una lata inmensa no haber podido ir a su planeta. Me imagino que Marte debe tener un clima medio desértico y que debe tener un silencio impresionante. Tienen mucha suerte, marcianos, porque ese silencio debe ser muy estremecedor. E inspirador.
A veces escucho que los expertos en estas materias se imaginan que ustedes son hostiles. No pienso así, marcianos. Yo creo que ustedes están en otra, en un nivel superior, tecnológicamente mucho más adelantado. De hecho, quizás, ya superaron la etapa de la tecnología. Quizás ya alcanzaron un estadio superior de progreso, un punto incomprensible para los habitantes de mi planeta. Y tal vez por eso siempre hemos tenido interés en conocerlos. Supongo que para aprender de ustedes. Y progresar. Porque yo siento que ustedes, los marcianos, y nosotros, los terrícolas, al fin y al cabo estamos en la misma. Compartimos un mismo sistema solar. Es probable que tengamos los mismos problemas.
Por ende, aliens, debemos unirnos ahora.
En fin, no creo en una batalla cósmica. Creo en la paz galáctica.
Por eso creo que si yo hubiese sido seleccionado para viajar a vuestra casa, mis queridos E.T., no habría llegado con prepotencia, ni hablando a gritos. Aunque parezca raro, me habría comunicado con ustedes de forma callada. O sea, en base a gestos de gran expresividad. Y no habría tenido la necesidad de abrir la boca o decir algo en español. Yo habría movido la cabeza con ternura, simbolizando de forma muda mi apego a la unión. Y ustedes, supongo, habrían hecho lo mismo.
Pero no quedé. Y por eso envío este mensaje de despedida a todos los habitantes de Marte, a la comunidad marciana en general, para decirles que no sé cuándo nos vayamos a encontrar. Por eso, porque tengo una esperanza, no les digo: Hasta nunca. Al contrario, en este adiós al viaje interplanetario, les digo: Hasta siempre, amigos marcianos. En serio, algún día nos vamos a encontrar...".
"No quedé. Y por eso envío este mensaje de despedida a todos los habitantes de Marte, y a los marcianos en general, para decirles que no sé cuándo nos vayamos a encontrar".