La "Casa del Viejito Pascuero" de Las Colinas del Mar causa furor en niños de San Antonio
Una pareja disfruta decorando su casa para compartirla con los niños que la visitan todos los años en navidad.
"La Casa del viejito pascuero" según los niños, está mucho más cerca de lo que se cree.
Así se murmura en el sector alto de Barrancas, donde cada año desfilan cientos de pequeños por el pasaje Panguipulli con Armando Pino en Las Colinas del Mar, en la comuna de San Antonio, para maravillarse con el ambiente navideño de esta vivienda.
Un gran trineo con renos, un mono de nieve tamaño humano, luminosas velas, duendes, viejitos animados que bailan, guirnaldas, un gran buzón y cientos de luces decoran el frontis de la casa esquina de este pasaje.
Pero no es sólo ostentación de parte de los dueños, porque ellos se esfuerzan por abrir sus puertas y compartir esta belleza con todos quienes pasan por su domicilio.
Desde noviembre que don Sigifredo Ojeda, más conocido como el "Capitán Chichi" junto a su pareja Susana Briceño, comienzan a preparar la escenografía y los adornos que exhibirán durante todo un mes en su casa.
"Todos los años nos preparamos para entregarles algo nuevo a los niños que vienen desde todas partes. Ellos le dicen La Casa del Viejito Pascuero y ya es una tradición que nosotros les ofrezcamos algo novedoso", cuenta Susana.
Esta pareja llegó a esta población hace nueve años y comenzaron decorando su casa con guirnaldas, pero año tras año fueron apasionándose cada vez más con el asombro de los niño. Ahora ya es toda una atracción en la comuna entera.
La decoración se estrena cada 8 de diciembre y las visitas comienzan de inmediato.
"Nosotros nos proponemos una idea nueva de un año para otro. Fredy (como le dice a su pareja) encarga luces a unos amigos de Iquique y en noviembre ya estamos trabajando en los adornos", comenta ella.
La novedad de este año son unas velas de cerca de un metro de alto que armaron con mallas de alambre y fieltro. Según Susana es Fredy el más entusiasta con todo el esfuerzo que esto significa, pero ella lo ha apoyado desde que comenzaron con la iniciativa, porque "somos felices con las caritas de asombro de los niños que vienen", asegura.
La tarea de tener una especie de "exposición de navidad gratuita", no es fácil para ellos, ya que ambos trabajan y deben dedicarle tiempo a la atención de los visitantes.
"A veces llamo a mi hijo menor, que vive más cerca, para que me ayude, porque llego del trabajo enchufando las luces y la gente está afuera con los niños esperando que se prenda todo y a veces no alcanzo ni a tomar once", dice.
Susana tiene 58 años y el Capitán Chichi 62. Ella trabaja en la agencia Report de Agunsa y él es un destacado patrón remolcador del puerto. Son una pareja muy sencilla, que ya cumplieron con las tareas de la crianza de sus hijos y se unieron hace 13 años cuando ya tenían sus vidas resueltas.
A diario se dan el trabajo de sacar las figuras en el día y después de la medianoche las guardan para que no se deterioren con la humedad. Así se la pasan hasta el 8 de enero, cuando guardan toda la decoración.
"Incluso optamos por pintar blanco el pavimento de la entrada de auto para imitar la nieve. Pero en enero volvemos a pintar más oscuro, porque en el verano nos encandila mucho el blanco. Y así volvemos a pintar para la próxima navidad denuevo", detalla Susana.
Fredy ya tiene pensado que el próximo año quiere cambiar el color de las luces. "Ya tuvimos luces blancas y las de ahora que son led, son de color fucsia, pero no me gustaron, porque las encontré muy oscuras, así es que a las ventanas les pusimos verde, pero para el próximo año ya van a ser otras. Tengo todo listo para cambiarlas todas", comenta él.
- Sí. Pero no nos gusta adelantar nada. La idea es que siempre sea sorpresa. Porque la gente comienza a preguntarnos entre septiembre y noviembre, pero nunca les decimos, hasta que instalamos todo, para que sea una buena sorpresa.
Siete metros de cascadas, además de todas las grandes figuras luminosas obviamente aumentan el consumo de energía de esta casa, pero para sus dueños es algo que tienen absolutamente asumido y no les gusta revelar el costo de su inversión. "Esto lo hacemos una vez al año y nos entrega tantas alegrías que cualquier esfuerzo vale la pena", agrega Fredy.
"Un día un señor me dijo que pusiera un tarro para que nos dieran monedas para ayudar con los costos de la decoración, pero le dije que nunca lo haría, porque esto es lo que nosotros podemos hacer y nos gusta que sea así, porque es nuestra forma de regalar alegría a muchos niños que nos vienen a ver y llenan nuestra casa con sus risas y su energía", declaró el capitán.
Buzón
El año pasado estrenaron un gran buzón rojo, donde los pequeños se acercan a diario a dejar las cartas para el viejito.
Las historias que descubrieron con esta obra son conmovedoras, ya que según ellos vienen niños muy pobres de la población 30 de Marzo y la inocencia de sus peticiones son sobrecogedoras.
- Hay algunos papás que vienen con sus hijos y después los pasan a buscar para saber lo qué quieren, pero la mayoría han quedado acá.
- Leímos algunas, porque de una iglesia vinieron a buscarlas un 23 de diciembre, pero nos dio mucha pena, ya que tratamos de hacer algo por ellos y era difícil gestionar regalos tan encima de la fecha.
Susana claramente afectada, contesta con lágrimas en sus ojos.
- Un pequeño que no quería nada para él. Sólo deseaba darle una alegría a su hermanita y pedía que le enviaran una bicicleta a ella.
De las 60 cartas que les llegaron el año pasado el capitán dice que unas tres correspondían a niños pobres, pero "cuando las vimos ya era tarde para poder hacer algo por ellos, por eso este año queremos que sea distinto", argumentó él.
Esta pareja que descubrió en esta afición por la decoración una forma de entregar atención y alegría a los niños, hizo un llamado a la comunidad a participar en una modesta iniciativa que pretende dar felicidad a aquellos niños de escasos recursos que depositan sus cartas en el buzón de su casa. "Sería muy lindo que pudieran venir algunas personas y apoyar a esos niños que con tanta esperanza le escriben al viejito pascuero para conseguir un pequeño regalo", puntualizó el Capitán Chichi.
"Llego del trabajo enchufando las luces y la gente está afuera con los niños esperando que se prenda todo" Susana Briceño