Monseñor Enrique Troncoso finaliza un ciclo: "me iré a mi pueblo a cultivar la tierra"
A sus 77 años, quien dirigiera la Diócesis de Melipilla enfrentará una nueva etapa.
El Papa Juan Pablo II lo eligió obispo de Iquique el 15 de julio de 1989. Monseñor Troncoso, recibió su ordenación episcopal en agosto de 1989, en el Templo Votivo de Maipú.
"Soy un campesino y me iré a mi pueblo a cultivar la tierra", dice monseñor Enrique Troncoso Troncoso, obispo de la Diócesis de Melipilla y quien recientemente renunció a su investidura siendo reemplazado por quien fuera obispo auxiliar de Santiago, Cristián Contreras
El obispo siempre ha sido campechano, desde la cuna cuando nació aquel 11 de noviembre de 1937, y lo reconoce donde quiera que va.
Ahora en el momento de iniciar una nueva vida, tras ser obispo de la Diócesis de Melipilla desde el año 2000, Enrique Troncoso recalca que una vez la tierra será su refugio, después de la labor religiosa en la que empleó todos sus esfuerzos.
Ofreció su renuncia al Papa Francisco y le fue aceptada. Presentó las cartas respectivas, tal como lo exige el Código de Derecho Canónico. Su cargo como jefe de la Diócesis de Melipilla será ocupado por Cristián Contreras, pero él continuará siendo considerado obispo de acuerdo a su trayectoria.
Monseñor Enrique Troncoso fue bautizado y confirmado en la Parroquia San Jerónimo de Villa Alhué, sus estudios básicos los realizó en la escuela pública de esa misma localidad, mientras que la enseñanza de humanidades en el seminario menor de Santiago.
En marzo del año 1955 se incorporó al Seminario Pontificio Mayor de Santiago, para iniciar así su formación sacerdotal, durante ese período cursó Teología en la Universidad Católica de Chile.
En el año 1961 vivió un año pastoral donde se ordenó de diácono, trabajando en la Parroquia San Cayetano de la Población La Legua en Santiago. El 23 de diciembre de ese año recibió su ordenación sacerdotal de manos de monseñor Raúl Silva Henríquez, en ceremonia realizada en la Iglesia San Ignacio de Santiago.
Su primer destino pastoral fue el ser vicario cooperador en la misma parroquia San Cayetano en La Legua, en los años siguientes, también fue vicario cooperador en Talagante, Melipilla y encargado de la catequesis zonal.
En el año 1967 fue nombrado párroco de San Antonio, cargo que ejerció durante 10 años, siendo además decano del sector costa.
En 1977 viajó a España, donde realizó un curso de actualización Teológica y se recibió de Bachiller en Teología en la Pontificia Universidad de Salamanca, sede Madrid.
De vuelta en Chile, en el año 1978 fue nombrado párroco de la Parroquia Inmaculada Concepción de Talagante, cargo que ocupó por cuatro años. En 1982 Monseñor Troncoso asumió la Secretaría General del Arzobispado de Santiago y fue nombrado párroco de la Parroquia Santa Filomena de Santiago.
El 3 de Marzo de 1985 asumió como vicerrector formador del Seminario Pontificio Mayor de Santiago.
El Papa Juan Pablo II lo eligió obispo de Iquique el 15 de julio de 1989. Monseñor Troncoso, recibió su ordenación episcopal el 12 de agosto de 1989, en una ceremonia realizada en el Templo Votivo de Maipú. El 30 de septiembre del mismo año, asumió como obispo diocesano de Iquique, cargo que ocupó hasta el 27 de mayo de 2000 cuando el Santo Padre lo nombró obispo de la Diócesis de Melipilla, de la cual tomó posesión el 23 de julio de ese mismo año.
En San Antonio
La unión de monseñor Enrique Troncoso Troncoso es muy larga y firme. Comenzó aquel lejano año de 1967 cuando llegó a servir a nuestra ciudad y se mantuvo durante todo este periodo.
Conoció de cerca el trabajo de los hombres de mar, el dolor de las esposas de los pescadores que se perdían en las oscuras aguas buscando su sustento y ofreció su apoyo a los hijos de sanantoninos que perdieron a sus padres.
También se preocupó de compartir con los que menos tienen. Hizo una labor cercana a la comunidad, la misma que hoy le reconoce todo ese trabajo.
Era habitual verlo en las procesiones de celebración de San Pedro, recorriendo la ciudad para agradecer al patrono por la protección de los trabajadores y la pesca de aquellos días.
Por tanto, cada vez que viene a San Antonio se siente como en su casa.
Monseñor Enrique Troncoso tiene 77 años, se conserva bien físicamente, aunque reconoce que la edad le ha pasado la cuenta a estas alturas.
A simple vista sólo se puede inferir que tiene problemas de audición por los sendos audífonos que tiene en sus orejas, pero camina sin problemas y tiene su mente como en sus mejores días.
Agradecido
Al momento de la despedida de la comunidad, Enrique Troncoso humildemente agradeció todo el apoyo recibido y comentó el inicio de su nueva etapa.
"Este es un tema que llega al corazón por un aparte, lo que ha sido parte valiosa de la vida de uno deja cierta nostalgia, pero al mismo tiempo uno se cansa y la Iglesia con razón y sabiduría, ha dispuesto que a los 75 años uno presente la renuncia para que venga un nuevo obispo más joven, con más fuerza y siga renovando la vida y la diócesis", dijo.
Agregó que "aprovecho de agradecer a todos quienes me han colaborado y por cierto, espero la mejor de las acogidas al nuevo obispo monseñor Cristian Contreras Villarroel".
-¿Cómo es el nuevo obispo?
-El ha desarrollado una amplia labor. Hace 10 años que es obispo auxiliar de Santiago, así que tiene una visión de todo el país. Es un hombre muy docto, muy preparado, es doctor en Teología, ha trabajado en el Vaticano, así es que lo recibiremos muy bien y desde ahora los invitamos a orar mucho por él, por sus intenciones.
-¿Quedó conforme con su labor?
-Sí, porque estuve varios años; incluso estuve 10 años de párroco en San Antonio, así es que conozco esta realidad. Aquí hay parte de mi historia y se quedará por toda la vida así.
Esta semana monseñor Troncoso ha recibido el reconocimiento de la comunidad de San Antonio y de Melipilla. En muchos lugares sus colaboradores se reunieron para tributarle un merecido homenaje.
"Agradezco esa buena voluntad, hay un reconocimiento mutuo por compartir tanto años", dijo.
-¿Cuál es el mensaje para la comunidad sanantonina?
-Les dejo un saludo cariñoso, de muchos recuerdos, conocí a tantas familias, lo mismo que las parroquias de los distintos sectores, los colegios, las instituciones. En las familias está la fuerza del amor y de la fe, allí está el Señor. En este momento también hay que acordarse de los hogares que tienen problemas, eso hay que vivirlo juntos. A todos ellos, un gran abrazo.
Nueva realidad
-¿Cuáles serán los pasos que seguirá de ahora en adelante obispo?
-Como ahora no tengo obligación de un trabajo práctico; por un tiempo me iré a mi pueblo a trabajar la tierra, a jardinear.
-Sí, soy del campo, nacido y criado allá. Me gustan mucho los árboles frutales, ornamentales y también las plantaciones. Me encanta la naturaleza. Cuando uno nace en el campo siempre valora eso. Descansaré un tiempo, me repondré y si la salud responde, seguiré colaborando en lo que se pueda.
-He tenido algunas cosas. En los últimos años he notado un bajón en la salud, pero es propio de la edad. Hay que saber asumirlo con alegría y gratitud para seguir adelante hasta donde más se pueda.
-Ha habido momentos complicados. Pero él es consciente de todo lo que ha pasado en los últimos años en la Iglesia, de los problemas que ha habido y que han ocurrido en todas partes. Aquí, al lugar donde vaya va a ser bien recibido y van a valorar más lo positivo que los inconvenientes que hayan habido. Bueno, por lo demás, problemas en ninguna parte van a faltar, pero hay que enfrentarlos.
-El sabe enfrentar esos temas, es una persona muy preparada y le deseo lo mejor. Pedimos que todos lo reciban bien.