Reinaldo Sapag, el sanantonino que más conoció al cardenal Raúl Silva Henríquez
El Hijo Ilustre presentó recientemente su décimonoveno libro sobre la vida de quien es considerado el religioso más influyente de los últimos tiempos en Chile.
"Don Raúl fue la persona que más ha influido en mi vida después de mis padres… Lo vi como un amigo fraterno y sincero y quizás más aún, lo vi como a un padre en suplencia del que había perdido… En pocas palabras el cardenal me describía considerándome su amigo. Pienso que nunca podré recibir un regalo igual".
Las palabras del sanantonino Reinaldo Sapag Chaín están llenas de admiración y reconocimiento hacia la persona del cardenal Raúl Silva Henríquez, con quien compartió por 28 años y a quien acompañó hasta el momento de su muerte.
Fruto de esta amistad tan cercana, Reinaldo Sapag compartió momentos cercanos con el religioso, aprendió sus enseñanzas y conoció sus pensamientos respecto de los momentos difíciles que vivía Chile en el periodo de la dictadura.
Supo de las alegrías y de las tristezas de este sacerdote salesiano considerado el más influyente en el Chile de los últimos años.
Pero Sapag no se quedó ahí, quiso dar a conocer esos pensamientos, hacer que la obra del religioso trascendiera y se mantuviera en el tiempo, quiso dar a conocer las reflexiones más profundas de Raúl Silva Hernríquez para que las nuevas generaciones lo conociera y sepan lo que hizo y sufrió por este país.
Fruto de ese esfuerzo, el sanantonino ha escrito 19 libros en torno a la vida del religioso y al parecer quedan muchos más, según se desprende de su libro "Mi amigo el Cardenal", segunda parte, donde Sapag señala que "aún me quedan para relatar muchos recuerdos y muchas otras vivencias que tuve el privilegio de compartir con mi querido amigo, el cardenal. La visión de ellas va cambiando con el pasar de los años, va madurando y así se va escribiendo la historia de este hombre santo que tanto fue capaz de dar. Quizás, con el tiempo. Talvez escribiré una tercera parte, no sé con qué visión, pero ciertamente de las enseñanzas y el ejemplo de vida de don Raúl merece muchos libros más. Dios lo dirá".
Raúl Silva Henríquez nació en Talca el 27 de septiembre de 1907 y falleció en Santiago el 9 de abril de 1999.Fue un destacado sacerdote salesiano y abogado, obispo de Valparaíso entre 1959 y 1961, arzobispo de Santiago entre 1961 y 1983 y acérrimo defensor de los derechos humanos durante la dictadura militar.
En resumidas líneas se puede señalar que su labor en la Arquidiócesis de Santiago se caracterizó por sus numerosas realizaciones. Por destacar solo algunas: organizó la Arquidiócesis en decanatos, zonas pastorales y vicarías especializadas y fundó numerosas instituciones de formación religiosa, de promoción social, de defensa de la justicia y de los derechos humanos.
En el gobierno de Eduardo Frei Montalva, Silva Henríquez inició la Reforma Agraria al impulsar la distribución de las tierras de la Iglesia entre trabajadores y campesinos.
Durante las turbulentas décadas de los años 60 y 70, el cardenal intentó mediar entre las diferentes facciones políticas. De igual manera, medió en las revueltas estudiantiles que protagonizaron los universitarios chilenos en 1967.
Entre 1972 y 1973 procuró lograr un entendimiento entre el gobierno de Salvador Allende y la oposición. Pero no pudo evitar el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973.
Al poco tiempo, Silva Henríquez se irguió como uno de los principales defensores de los derechos humanos. Fundó con la ayuda de varias otras iglesias cristianas el Comité Pro Paz (1974), con el fin de resguardar a los perseguidos de la dictadura. Con el tiempo, este comité se transformó en la Vicaría de la Solidaridad (1976).
El 10 de junio de 1983 dejó la Arquidiócesis de Santiago, sucediéndole en el cargo monseñor Juan Francisco Fresno. Con posterioridad a este hecho, se mantuvo alejado de la vida pública, producto de sufrir de Alzheimer.
Muy Cercano
Recientemente y con motivo de los 15 años del fallecimiento del religioso, el sanantonino Reinaldo Sapag Chaín presentó su último libro: "El cardenal Raúl Silva Henríquez y los derechos humanos".
Ahí desarrolla un relato de los testimonios del sacerdote antes, durante y después del golpe de 1973; además Sapag cuenta su propia experiencia, donde no está ausente la decepción de ver cómo el país sufrió la severa división y los posteriores atropellos que con los años se conocieron.
En conversación con Diario El Líder comentó que "lo más importante de todo este trabajo es ver cómo el cardenal cumplió su misión pastoral; eso es un servicio al hombre, no importando de qué posición política fuese, daba lo mismo. El era un ser humano y su amor al prójimo lo obligaba a servir. No importaba si era católico o no, marxista o no marxista. Había que ayudar a las personas y cuando en la dictadura implacable no estaba la libertad de poder decir lo que uno pensaba, las cosas yo digo ahora, él habló por todos".
"Hubo en época en que los periodistas estuvieron presionados. Hubo algunos que eran vendidos, otros obligados a callar. El periodismo no era libre. El cardenal, ante la falta de libertad dijo: "yo soy la voz de los sin voz" y se levantó. Eso demuestra coraje, puso todo su cargo de príncipe de la Iglesia, pero al servicio de Jesús y las personas", contó.
Para Reinaldo Sapag, los chilenos tenemos una deuda de gratitud muy grande por lo que hizo el religioso en una época oscura de la historia de Chile. "Yo he escrito 19 libros con este porque el cardenal Silva no puede perderse en la memoria de Chile".
-Yo digo que hay dos personas que me marcaron en la vida: mi padre que llegó a San Antonio y luego el cardenal como mi segundo padre. Para mí los valores que me entregó mi padre como un inmigrante venido de una ciudad siria, sin nada, a los 16 años y llegando a Chile a hacerse un futuro prácticamente desde cero, es inmenso. El salió adelante gracias a su trabajo y fue muy agradecido de San Antonio. Nunca más pisó su tierra, a pesar de las oportunidades que tuvo. Se quedó en el puerto, en calle Centenario. No salió nunca de ahí y como él, yo soy orgulloso de San Antonio. Recorro el puerto y me siento bien, me alegro de que la comuna me haya nombrado Hijo Ilustre, estoy orgulloso.
-¿Y respecto del cardenal Silva?
-El cardenal me dejó una enseñanza de valentía y coraje. Fue un ejemplo y por eso, me he dedicado a transmitir esa experiencia. Te reitero, para mí fue como un padre.