Una de las instituciones más tradiciones e históricas del fútbol sanantonino cumplió 90 años de existencia. El Club Deportivo Huracán de Llolleo conmemoró el pasado 15 de abril su fundación, pero la fiesta, evento ineludible de festejar por su significado, se realizará el próximo sábado 26 en la sede de la calle México.
Inevitablemente ese día los próceres de los rojos recordarán una historia rica en logros deportivos e institucionales, ya que en la actualidad la escuadra del balneario aristocrático de comienzos del siglo XX es una de las más sólidas por su infraestructura, organización y formación de jugadores.
Camilo Maturana y el grupo de vecinos de Llolleo que sentaron los cimientos del club ni imaginaron que forjaban a uno de los clubes más poderosos del fútbol local.
En la década de 1920 Llolleo era un balneario con pocos habitantes que debía su desarrollo a la estación de trenes, que era el centro comercial y turístico del pequeño poblado. "La estación de ferrocarriles era el orgullo de su gente, por sus bien cuidados jardines, con bellas flores con lo que se constituía en un lugar de paseo al atardecer" como expresa el libro de Marcia Navarro, quien rindió un homenaje a la institución en 1995.
Muy cerca del recinto ferroviario estaba el Molino González Soffia, que lindaba con el fundo de Llolleo y tenía un considerable número de trabajadores, en un gran edificio de 7 pisos que tenía enormes silos donde se guardaba el grano. Hace rato que el fútbol estaba en la provincia y los funcionarios se entretenían jugando a la pelota en un club que llevaba el nombre del molino.
Como no estaban organizados y siguiendo el ejemplo de otros grupos, que ya habían formado clubes como el San Antonio Atlético, el primero que data de 1910, el 15 de abril de 1924 se fundó en un local ubicado en Inmaculada Concepción con Canelo la institución que años más tarde adoptaría el nombre de Huracán.
En esa reunión se nombró una directiva de transición, encabezada por Urbano Fuentes. Luego se elegiría una oficial, que lideró Camilo Maturana, quien más tarde sería el primer timonel de la Asofútbol.
cambio de nombre
En su investigación para la Academia de Estudios Históricos de San Antonio Marcia Navarro, nieta de uno de los fundadores, Julio Díaz Olate, detalla el primer equipo del González Soffia, integrado por Andrés Araya, Eduardo Córdova, Samuel Naranjo, Enrique Peñaloza, Humberto Martínez, Gregorio Duarte, Santiago Santis, Reynaldo Duarte, Bautista Ortiz, Eloy Naranjo y Pedro Félix Ortiz.
La institución cambió de nombre en 1928. Andrés Araya, luego de un viaje a Argentina, sugirió el nombre de Huracán, institución bonaerense fundada en 1908.
En la década de 1930 y cuando el presidente de Huracán era Rafael de la Presa, el club obtuvo el terreno para su cancha: un arenal que estaba al lado del estero. Eso ni le importó a los apasionados socios y con la colaboración de Gustavo Fortunatti consiguieron en el puerto rieles y un carro para sacar el material sobrante y emparejar el predio. Después de un mes de trabajo la cancha ya estaba lista y Huracán lograba uno de los anhelos que se planteó desde su fundación.
En esa misma década Huracán creció deportivamente. Ya no sólo se practicaba fútbol, incorporaron otras disciplinas como rayuela, ciclismo, básquetbol, boxeo y tenis de mesa. La actividad cestera se desarrollaba en una cancha ubicada en la calle Providencia, frente a la Plaza de Llolleo.
La década de 1940 partió con la apuesta por las series menores. En 1941 se organizó un equipo de niños entre 13 y 15 años, quienes bajo la iniciativa de Enrique Milano Aránguiz formó el Flecha Huracán. Uno de los hitos de esta escuadra fue jugar un preliminar con Colo Colo en el Estadio Nacional. El Flecha llegó a tener 180 miembros y duró hasta 1946. Muchos de sus jugadores pasaron al primer equipo.
En la década de 1950 se incorporó la primera mujer a la directiva. Rosario Moris ocupó el cargo de secretaria. Mientras los socios acompañaban a su equipo en desafíos con escuadras de Rancagua, El Teniente y otras ciudades del país.
En 1966 asumió la presidencia Aurelio Santis, quien logró uno de los anhelos de la institución: empastar la cancha. Se usaron 480 toneladas de tierra y la semilla la consiguió el ex presidente del club y en ese tiempo diputado Rafael de la Presa con el Consejo Local de Deportes de Santiago.
Los socios se pusieron con la plata para construir la galería y con la ayuda de Juan de Dios Carrera, socio y constructor civil se amplió el casino.
En los 70, con Juan de Dios Carrera como presidente el club se incorporó al Campeonato Regional, antecesor de la Tercera División, torneo donde fue protagonista.
Después del terremoto del 85 las instalaciones sufrieron severos daños, pero eso no impidió que el club progresara: en 1986 se formó la escuela de fútbol, bajo la dirección técnica de Nano Acevedo. En mayo de ese año viajaron a Mendoza para jugar con Talleres de esa ciudad. La escuela perdura hasta hoy y es una fuente inagotable de jugadores.
A pesar de los problemas financieros en los 90 el club mejoró su infraestructura. Arregló sus camarines, renovó la malla olímpica, cambiaron los arcos y refaccionaron la galería.
Ya en el nuevo milenio el club prosiguió con su crecimiento. Participó en la Copa Anfa, con destacadas actuaciones como la semifinal de 2010, continuó con sus torneos de superseniors y en 2000 fue parte de los fundadores de la asociación Puerta del Pacífico.