Los niños de Agua Buena enfrentan un calvario
juan godoy
Ayer, poco después de las ocho de la mañana, los diez niños y sus padres se subieron a un furgón y, acompañados de un equipo de Mega, de representantes de la Gobernación, del Instituto de Salud Pública y del concejal Esteban Hinojosa, se dirigieron al Hospital Claudio Vicuña.
A los menores se les extrajo nuevas muestras de sangre, para corroborar los resultados obtenidos durante la semana.
'Ahora sí me dolió cuando me sacaron sangre', contó Graciela Sandoval, de 12 años. Es que la debieron pinchar varias veces porque no encontraban su vena.
Luego, se llevaron las muestras al ISP en Santiago, quienes entregarán los resultados en diez días más.
Estos exámenes fueron acompañados por el concejal Hinojosa, quien actuó como testigo de fe.
Los padres y vecinos de Agua Buena esperan que se repitan los resultados anteriores y se inicie el tratamiento a los menores lo antes posible. 'Ojalá, también, que se cierre la planta por esos resultados', dijo Valeria Velásquez, vecina de Agua Buena.
La rutina de los vecinos de Agua Buena se transformó luego de que les comunicaran los resultados de la cantidad de plomo en la sangre de sus hijos. Ahora, temen cuando salen a jugar y ya no está la paz de antes, por la que se fueron a vivir al sector.
'Los más chicos no entienden mucho todavía, no se dan cuenta de lo que están pasando, pero los grandes sí', explicó Velásquez.
'Estoy preocupada, porque paso jugando por ahí donde está peor y me contamino más. No es justo que pase esto, porque nos van a quitar nuestra infancia', dijo Constanza Escárate, de 13 años.
En cambio, su hermano William, de ocho años cuenta que 'no sé nada, pero veo a mi mamá preocupada y eso me complica harto. Quiero que cierren la empresa para poder jugar tranquilo'.
Cristopher Jara de doce años, explica que 'estamos un poco preocupados, sobre todo por no saber bien qué nos va a pasar más adelante por tener plomo en la sangre'.
Cristhopher es uno de los menores que presentó mayores índices del metal en la sangre y su abuela Brenda Fuentes cuenta que 'ahora no tiene apetito y, con su hermano, ya no salen a jugar'. J