Aprendió de grandes maestros La experiencia mística de Dante del Pino en Japón
Sólo fueron 7 días en Japón y aunque estuvo una semana en la tierra del sol naciente, Dante del Pino regresó cambiado, más introspectivo, místico. No fue a hacer turismo, por el contrario vivió una semana de intenso entrenamiento con los mejores entrenadores japoneses de su estilo de karate, el Goju Kai. Incluso tuvo clases con el hijo del creador de esta forma de arte marcial, Goshi Yamaguchi, un hombre de 72 años que lo dejó impresionado.
"Llegué con las pilas cargadas, con ganas de aprender más, uno llega más humilde, uno recién está empezando en esto, a pesar de llevar tantos años practicando artes marciales. Te das cuenta de que el camino es muy largo. Llevó 40 años en el karate", precisó el sensei, quinto dan y renshi shihan de 53 años.
En la ciudad de Matsumoto (prefectura de Nagano) Dante del Pino conoció las raíces del estilo que practica. "En Matsumoto el maestro Gogen Yamaguchi entrenaba, él subía a los bosques de las montañas a entrenar en su juventud", contó el sanantonino.
En esos mismos parajes Del Pino compartió con un centenar de maestros de todo el mundo en un exigente régimen de entrenamiento. "Nos levantábamos a las 6 de la mañana, a las 7 nos pasaban a buscar. Fuimos a varios dojos (lugar de meditación y práctica del Budismo zen y de las artes marciales). Entrenábamos 8 horas diarias. Llegué cansadísimo, más delgado, no me pude acostumbrar a la comida. Fue el viaje soñado, entrené bastante y conocí muchos maestros. Entrené con gente de Europa y de Japón y creo que no les tengo que envidiar nada técnicamente", evaluó.
Perfección
Para Dante ver en acción al maestro Yamaguchi fue una experiencia única y un ejemplo a seguir. "Tiene 72 años, está completamente vigente. Hizo una demostración con su hijo Gohei, lo aplaudimos de pie. Su nivel es maravilloso, tiene más de 70 años, pero se mueve como si tuviera 20 ó 30 años. Es cosa de ver a una persona de 72 años moverse como se mueve, uno dice esto no es solo ejercicio, algo más debe haber, algo interno", aseguró.
Del Pino llegó con una visión distinta de la vida, con una forma distinta de ver las cosas, empapado de la cultura japonesa. "A Chile le falta mucho que aprender de Japón, la gente es muy cortés, atenta, muy humilde. En Japón es difícil ver un perro en la calle y si lo vez anda con su dueño, con correa, lavadito y no deja su mugre, no ves chicles pegados en el suelo, todo lo reciclan, el papel, el plástico y mantienen un equilibrio muy bonito entre la naturaleza y la civilización, las construcciones", explicó sobre este místico viaje. J
l El viaje soñado comenzó como una pesadilla. Así mismo lo define Dante del Pino, quien casi no llegó a Japón. Tras partir el 20 de septiembre "llegamos a Atlanta muy bien, y ahí tomamos un vuelo hacia Japón. En el despegue se empezó a incendiar uno de los motores del lado derecho del avión y después explotó. Hubo una llamarada bastante grande que nos hizo pensar que hasta ahí nomás llegábamos. Estábamos en el aire a 3 mil metros. El avión tuvo que botar el combustible para poder aterrizar, dio vueltas dos horas hasta que pudimos aterrizar. Después nos mandaron a Detroit. Cuando íbamos despegando al avión se le reventó un neumático, Todo partió mal", contó.
"Uno llega más humilde, porque uno recién está empezando en esto",
Dante del Pino, cinturón negro y quinto dan.