Daniela, la única mujer que maneja buses en la provincia
En la cabina de conducir del bus de Daniela Carvacho hay un toque femenino. Unos bolsos, monitos de peluche, un teléfono celular, botellas con aromatizador y quizás qué cosas más.
Llama la atención un ratoncito de juguete que cuelga del parabrisas. Es verde con patas largas y una cara tiernucha.
"Ese es mi compañero de viajes -dice Daniela- me ha acompañado desde el primer auto que he tenido. Estuvo conmigo cuando manejaba una camioneta y me acompañó cuando conducía un taxi en Casablanca y un transporte escolar".
Daniela Carvacho es una mujer no muy alta, más bien es menuda. Tiene una linda sonrisa y un trato amable. Confiesa que está algo nerviosa por la entrevista. No todos los días se es la protagonista de la crónica para el diario y ella lo sabe.
Pero responde con fluidez, como que se manejara en el asunto. Quizás si le pusieran una cámara de televisión y unos focos enfrente, se movería con la misma soltura.
Daniela tiene un trabajo realizado principalmente por hombre: es conductor de buses.
-Me gusta conductor. Soy mujer, pero soy el conductor de este bus.
Exactamente, Daniela podría decirse que es la única mujer conductor de buses de la provincia de San Antonio.
"Por lo menos yo no he visto a otra que trabaje aquí", comenta.
Estamos en pleno Siglo XXI, las cosas han cambiado en la lucha de géneros. No es raro encontrarse con damas manejando maquinaria pesada, trabajando como pescador o liderando a un equipo de machos rudos, pero Daniela confiesa que pese a que han pasado los años, aún sigue llamando la atención que una mujer esté al volante de un bus y más encima que conduzca a un grupo de hombres a su lugar de trabajo.
Daniela se desempeña en la empresa Buses Hualpén que conduce a los trabajadores al sector de Malvilla donde construyen la planta de contenedores refrigerados de Maersk Conteiners Industry San Antonio.
Todos los días está bien temprano aguardando a los trabajadores que serán conducir en el bus modelo Volare 2012 de la empresa. Ella los espera a un costado de la puerta de acceso al móvil y los saluda con un buenos días.
Todos le responden sin mayor problema, ya la conocen, pero hubo unos días en que no fue así.
"Sí, al comienzo pensaban que yo sólo los recibiría nomás; después cuando pasé a la cabina y me senté ante el volante como que me miraron algo extrañados, jajaja. Pero después se les pasó. Hoy todos suben al bus, se acomodan y se van durmiendo de lo más relajados", comenta Daniela.
Y ese es talvez una de las señales que la dejan más tranquila en el sentido de que está haciendo bien su trabajo.
Sabe que en sus manos está el destino no sólo de ese grupo de trabajadores sanantoninos, sino el de sus familias y de ella misma. Por eso debe manejarse siempre con todos los sentidos en alerta, ya que en las calles uno nunca sabe lo que puede suceder, por eso la precaución debe ser lo fundamental.
Daniela ha estado habituada a los vehículos, desde que a los 16 años ya daba sus primeros avances tras el volante. Comenzó con una camioneta Chevrolet C 10, siguió después con una Luv y posteriormente se compró su primer auto, fue uno más chico: un Charade.
Trabajó como taxista; fue la primera en esa labor en Casablanca y después el destino la llevo a conducir un furgón de transporte escolar. Pasaron algunos meses y se hizo cargo de una Sprinter, que es una especie de minibús donde transportaba 17 personas. De allí el salto a los buses que actualmente conduce y que son para 24 pasajeros con licencia A 3.
"No me han pasado a más pasajeros, por eso no me han trasladado a un bus más grande, pero ya tengo experiencia en ellos. Gracias a Dios tuve a un muy buen instructor, que es uno de mis colegas, y me ayudó mucho", comenta.
-Sí, por supuesto. Si bien me he ganado el respeto de todos, también me he ganado el cariño de todos. Y me apoyan bastante. Tengo un equipo de compañeros muy buenos al igual qu al empresa que me permite hacer lo que me gusta.
-Me encanta.
-No me hago problemas. Si me dicen que hay que mover un vehículo o llevarlo a que le cambien un neumático, me ofrezco sin problemas. Voy nomás. Mientras más grande el vehículo que me pasen para mí es como una meta, un desafío que quiero cumplir. De hecho todos los días son desafíos, todos los días compito. Si bien el rubro es "de hombres", ahí estoy tratando de sobresalir, demostrando que sí se puede, que todas las mujeres pueden hacer esto.
-Sí, primero para crecer como persona y luego, para valorarme y darme cuenta de lo que soy capaz, de sacar mis dos hijos adelante siendo una mamá soltera. Es un trabajo donde quizás no tengo un cartón, pero es una profesión para mí. El sentarse al volante y llevar gente es una tremenda responsabilidad.
-Siempre una está aprendiendo. La empresa se ha preocupado de capacitarnos en prevención, en conducción a la defensiva, en conocer las rutas por las cuales transitamos.
-Ciento por ciento. Siempre con los sentidos bien puestos.
-Lo que pasa es que a veces el clima, la gente y diversas situaciones llevan al estrés, pero va en una mantener la calma. Por lo mismo, nos capacitan permanentemente para una conducción segura, tranquila, porque todo influye en la seguridad del pasajero. Una debe conocer su vehículo, donde va cada cosa, si tiene algún ruido extraño. Todos los días lo revisamos. Trabajamos con un check list donde verificamos que estén todos los elementos. No me ha tocado meterme en la mecánica, porque esa es una labor de otras personas especializadas.
-Jajaja. No, no tengo problemas con eso. Conozco bien las dimensiones y se dónde puedo o no puedo entrar. A veces se complica un poco más si una lo hace retrocediendo, pero no hay mayor problema.
-No, gracias a Dios no.
-Se sorprendieron la primera vez. Y estaban contentos e impresionados. Eso es lo que me motiva a seguir trabajando. Por eso llevo más de 7 meses haciendo este mismo recorrido, 7 meses llevando a la misma gente. Ellos junto a mis hijos, ya son como de mi familia. J
"Al comienzo
pensaban que
yo sólo los
recibiría nomás"
Daniela Carvacho,