Las penas que han marcado la vida de "Sole" Castillo, la eterna dirigenta vecinal de Bellavista
En sus 53 años de vida, Soledad Castillo Rubio, la eterna dirigenta vecinal de la población Las Bruselas II del cerro Bellavista, ha debido enfrentar duros golpes. Uno de los más fuertes ocurrió el 29 de mayo de 1987, cuando se enteró que Pablo Castillo, uno de sus hermanos menores y efectivo de carabinero, había muerto al interior de una comisaría. A su familia le dijeron que se había suicidado, pero los Castillo-Rubio nunca creyeron esa versión "oficial".
hijo robado
Según relata, en febrero de 1988, después de nueve meses de embarazo, concurrió al hospital de Melipilla porque sentía intensos dolores de parto. "En esos años con el Orlando (Ibarra, su marido) estábamos viviendo en una zona rural de Melipilla y nos fuimos caminando al hospital. Cuando llegué me atendieron en un pasillo. Me anestesiaron y cuando desperté me dijeron que había tenido un aborto espontáneo. Pero yo vi nacer a mi guagua. Todavía siento el roce de su mano por mi cuerpo", confiesa acongojada por el recuerdo.
-No. Me dijeron que lo habían botado a una fosa común porque era un feto muy pequeño. A mí me tuvieron anestesiada como siete días. Me acuerdo que ni siquiera podía hablar porque sentía todo el cuerpo dormido.
Castillo reconoce que su gran error fue no haberse controlado durante el embarazo, pero descarta absolutamente que su bebé haya sido un feto de pocos meses de gestación. "A mi hijo me lo robaron y recién ahora se ha sabido que este tipo de casos ocurrieron en Chile. Mi esposo siempre pensó que algún día lo iba a encontrar, pero cómo buscar a alguien si no tenemos ningún dato de cómo se llama o de dónde vive. A lo mejor lo sacaron fuera del país".
el dolor mas grande
"Como nunca, esa día estuve toda la tarde con él. Tomamos once y me vine para mi casa. Apenas llegué, me tuve que devolver porque me avisaron que había fallecido", rememora.
La dirigenta vecinal abre su corazón y dice que ni el robo de su guagua ni las muertes de su padre y de su hermano le han dolido tanto como la inesperada partida de Orlando Ibarra, su marido y el gran amor de toda vida, quien falleció el 27 de enero pasado producto de un virus que, según ella, "no fue detectado".
un esposo especial
"Siempre me dijo que se iba a morir joven. Cuando cayó enfermo me dijo que se le había metido una bacteria al cuerpo y que lo iba a matar. Y así nomás fue", relata Castillo, quien hace pocas semanas interpuso una querella criminal por una supuesta atención negligente del hospital en el caso de su marido.
"Antes de fallecer, llamó al Saúl, su hijo regalón, y le dijo que me cuidara bien a mi y a sus hermanos, porque él se iba a morir. Le dijo que el hospital de acá no estaba preparado para resolver enfermedades complicadas", sostiene.
siete hijos
mentiroso y romántico
Pero Orlando también era un tipo chúcaro y gozador. "Varias veces me dijo que iba y volvía y después llegaba a los cinco días. Una vez me dijo voy y vuelvo, y después supe que había ido a Machu Picchu (Perú)".
'Sole, ponte los colaless rojo que vengo cariñoso'
la eterna dirigenta
Soledad Castillo fue electa presidenta de las Bruselas II en 1995 después de interpelar al ministro de Vivienda de la época, Edmundo Hermosilla. "Esa vez nuestros departamentos se habían mojado para un temporal. Fuimos a la gobernación y estaba el ministro. Yo ni siquiera era la presidenta de la junta de vecinos, pero me paré frente a le pedí una solución para nuestro problema", recuerda.
En estos casi 20 años ha hecho de todo. Ha rescatado a jóvenes de la droga, se ha enfrentado a delincuentes y ha apoyado a sus vecinos en las buenas y en las malas, pero el hecho que la tiene más orgullosa es haberle parado el carro a un hombre de la población que golpeaba a su señora.
"Una vez llegué cuando la estaba golpeando. Le dije que lo iba a denunciar, y que si no iba al sicólogo lo iba a meter preso. Ahora ese vecino me tiene mala, pero cambió para bien. Eso para mí es una gran satisfacción, porque veo a su mujer feliz y segura de sí misma". J