Don Simón, el atleta que a sus 87 años aún recorre las calles de Cartagena en su bicicleta
Simón Farías pasa gran parte del día armando bicicletas en el patio de su casa ubicada en calle Casanova, en la comuna Cartagena.
Cada vez que puede toma su bicicleta, a la que cuida como hueso de santo, y se va a dar una vueltecita por ahí.
"Tengo que estar vigilándolo", dice su hijo homónimo, "porque a veces se arranca en bici hasta San Antonio y me da miedo que le pueda pasar algo porque está sordo. Lo bueno es que, hasta ahora, los automovilistas lo han respetado. En otras oportunidades se va al cementerio, por eso siempre tengo que estar atento", agrega el menor de sus tres retoños.
"El haber practicado deporte toda su vida le ha ayudado a tener buena salud. Creo que en todos estos años, lo he llevado dos veces al doctor, pero nada más. A pesar de su sordera, la que se produjo cuando sufrió una caída desde un andamio, mi padre goza de muy buena salud", cuenta el hijo.
Don Simón tiene 87 años y desde los 15 que anda en bicicleta para todos lados. Siempre le ha gustado practicar deportes, aunque sus mayores logros los obtuvo en las diversas maratones que participó en sus años de juventud, cuando fue un destacado atleta a nivel nacional.
"Tenía medallas, copas y muchos diplomas, pero perdí todos esos recuerdos cuando se me quemó la casa. Siempre salía entre los cuatro primeros puestos, aunque más de alguna vez obtuve el primer lugar", recuerda Simón.
Este deportista, nacido y criado en la localidad de Lo Abarca, en Cartagena, obtuvo el primer lugar en la maratón que se realizó en San Antonio en 1957. "La carrera consistía en correr desde Cartagena hasta San Antonio, dos veces. Eran 42 kilómetros", recuerda.
Ese mismo año obtuvo el tercer lugar en las Olimpiadas que se realizaron en Santiago. "Esa vez me dieron una copa y un diploma. Todavía tengo esa foto guardada. Fueron muy lindos recuerdos", indica.
"Ese triunfo me había permitido participar en el maratón de Finlandia, pero justo me enfermé y no pude viajar", recuerda con algo de nostalgia.
Pero sus galardones deportivos comenzaron en 1946, cuando se quedó con el primer lugar de la Maratón de los Barrios, la cual se realizó en la comuna puerto, y de ahí en adelante sólo cosechó victorias.
"Mi papá participó en maratones en Bolivia y Argentina y siempre le fue bien. En mi casa había muchas copas por todos lados. Nosotros siempre nos acostumbramos a ver sus triunfos. Creo que por eso con mis hermanos siempre fuimos buenos para el deporte y para andar en bici. Él siempre nos inculcó tener una vida sana", comenta su hijo Simón, quien decidió vivir más cerca de sus padres para cuidarlos.
grupo escolar
Él junto a su mujer, Aurora Venegas, y sus tres hijos, Carmen, Leonel y Simón, vivían en una casa ubicada al interior del establecimiento ubicado en la avenida Barros Luco.
"Esos fueron años bien bonitos porque tenía la posibilidad de seguir practicando deporte y de enseñarles a todos los niños a andar en bicicleta. Mis hijos desde chiquititos fueron buenos para andar en bici al igual que yo", cuenta, mientras luce uno de sus mayores tesoros: su bicicleta azul, la que él mismo armó.
Cuando fue tiempo de jubilar, Simón tomó sus ahorros y se compró un terreno en Cartagena. Quería volver a la comuna que lo había visto crecer. Por eso decidió construirse una casa en este balneario.
"Me gusta vivir en Cartagena porque nací acá. Además me permitía ir a correr a la playa y disfrutar del mar, la brisa y de lo bello del paisaje, porque antes de una carrera me gustaba prepararme bien", asegura.
Su hijo Simón asegura que la dura vida que su padre tuvo en el campo, le ayudó a salir adelante y a ser un destacado deportista.
"Mi papá siempre trabajo duro. Creo que eso le sirvió para afrontar su vida y los diversos desafíos deportivos en los que participó, porque hace poco dejó de competir. Por eso lo dejamos que salga a darse sus vueltecitas en bici para que no pierda la costumbre o se deprima estando en la casa sin mucho que hacer", reconoce su hijo.
Simón padre no se saca las zapatillas jamás. Ni siquiera cuando está en su casa armando bicicletas o muebles.
A veces su hijo le pide que se ponga bototos para hacer trabajos pesados, pero él no deja sus zapatillas por nada del mundo.
reconocimientos
En su natal Cartagena fue reconocido en innumerables ocasiones por sus relevantes participaciones en las diversas actividades deportivas realizadas en la comuna.
Por ejemplo, en el año 2000, recibió un diploma por su destacada participación en una corrida organizada por Digeder, el municipio y una caja de compensación.
"Siempre he tratado de guardar todos los diplomas que me han dado porque es bonito tener esos recuerdos de mis logros deportivos. Me habría gustado que hubieran sido mucho más, pero estoy conforme con todo lo que conseguí", sentencia el octogenario deportista.
"Cuando viajé a participar a otros países viví experiencias muy bonitas, las cuales recordaré hasta el fin de mis días", dice con los ojos llenos de lágrimas. J