Ana María Contreras, la camionera que se ganó un espacio en un mundo de hombres
Ana María Contreras Valenzuela (48) es nacida al interior de Curicó. Se crió entre tractores y camiones en el campo, con un papá agricultor, una mamá dueña de casa y dos hermanos. Cuando se vino a Santiago para estudiar y continuar su propia vida, nunca pensó que sería la primera mujer que trabajaría en una empresa de transportes manejando un camión articulado Volvo 340 trasladando contenedores desde y hacia el primer puerto de Chile.
Hace dos meses que trabaja en Transportes Soto Hermanos Ltda., una empresa con 30 camiones y 29 choferes hombres y una sola mujer. Esto fue posible gracias a los empresarios Marco, Fernando y María Angélica Soto, que confiaron en las manos y en la responsabilidad de esta mujer única.
su época mas oscura
Ana María fue durante 23 años dueña de casa. Tiene tres hijos, Katherine, Felipe y Denisse. Su familia quedó a la deriva luego que su ahora ex marido quedara sin empleo.
Sin dinero para mantener una casa, comenzó a trabajar haciendo aseo, planchando, y luego se le dio la oportunidad de retomar lo que había estudiado al salir de colegio: asistente de párvulos. En el intertanto se separó y le remataron su casa.
"Fue una época muy oscura. Cuando me remataron la casa lloré un poco, pero pensé en cuáles eran mis capacidades, en qué me gustaba hacer. Retomé los estudios como educadora de párvulos, me separé, empecé a tener problemas de compatibilidad de tiempo con los hijos, la casa y el estudio y lo tuve que dejar", cuenta la única mujer chofer de camiones que, desde que está en San Antonio, ha tenido varias otras ofertas de trabajo relacionadas al rubro del transporte.
independiente
Ana María recuerda que "cuando me di cuenta que podía salir adelante sola, nunca más recibí dinero de mi ex, no por orgullo sino que por una realización personal. Quería demostrar que servía para algo. Después de tantos años en la casa, me sentía como un ente. Como me había criada en el campo, me enseñaron que las mujeres estaban para las tareas del hogar, pero la necesidad me hizo ver más allá del horizonte".
Fue entonces que pensó en sus potencialidades. El dinero como parvularia no alcanzaba y seguía, además, haciendo aseo y planchando. "Me consideraba buena para manejar y siempre me llamó la atención las máquinas grandes. Fue entonces que supe de una alternativa para que las mujeres fueran a trabajar a una minera. Le escribí a la entonces ministra del Trabajo, Evelyn Matthei, y me contestó diciendo que me acercara a Sence para ver cómo postular. No había opciones porque en la minera recibían personas sin experiencia sólo hasta los 40 años y eso me jugó en contra".
Una misma persona de Sence fue la que la guió y le informó de los cursos que se harían para pasar de licencia de conducir Clase B a A5. "Lo decidí, me postularon, estudié durante cinco meses de lunes a viernes en el Automóvil Club de Chile con profesionales entre abogados e ingenieros que dictaban las clases. De los 25 que hicimos el curso, nos certificamos 12. De las siete mujeres que estudiábamos, estamos trabajando dos, yo en camiones articulados en el Puerto de San Antonio y una compañera en camiones municipales en Santiago", cuenta orgullosa.
difícil tarea
Pero no todo estaba resuelto, porque para Ana María no fue fácil encontrar trabajo. "Mandé muchos currículos y en todos lados pedían experiencia. Había pensado en especializarme en cargas peligrosas, pero como no encontraba trabajo, lo deseché y salí a las calles en busca de empresas de transporte que quisieran contratarme".
la oportunidad
En ese trayecto estaba cuando llegó hasta una empresa transportista en La Valla, en San Bernardo, en busca de una oportunidad. "Les hablé de mis capacidades. Había estudiado con profesionales en la materia. Sé que en la práctica se aprende, pero yo tenía los conocimientos. Fue ahí donde el dueño, Juan Lara, llamó a tres empresarios que trabajaban con él y uno de ellos era don Marco Soto. Me dijo que al otro día iba a Santiago y que nos juntáramos. Conversamos y me dijo que comenzaba a trabajar el sábado de esa misma semana".
Las cosas comenzaban a mejorar para la valiente Ana María, pero tenía muchas cosas que solucionar en su casa. "Era un cambio al ciento por ciento porque iba a estar sólo una vez a la semana en mi casa. Mi hija se iba a quedar sola y tenía que dejarle almuerzo para la semana y para llevar yo también. Cuando llegué a San Antonio, don Marco me fue a buscar al terminal y comencé a trabajar en su empresa".
Ana María Contreras dice sentir un infinito agradecimiento por el empresario sanantonino Marco Soto y su familia en la empresa, "porque me dio las alas para seguir creyendo que todo es posible. Fue el único que confió en mí y me dio trabajo. Le voy a estar agradecida siempre".
LA CAMIONERA
Lleva dos meses trabajando y cuenta que cuando en los depósitos o en el puerto la ven bajarse de su gran camión quedan "asombrados, pero todos me aceptaron muy bien". También dice que lo que le cuesta un poco es estacionarse, pero que sus compañeros han sido muy atentos y la ayudan cada vez que lo necesita. "Cuando debo descargar, las pocas veces que he tenido problemas para estacionarme, siempre hay alguien que se ofrece a ayudar, incluso antes que lo pida".
Ana María recuerda una vez que llegó a San Antonio, cuando llevaba un par de días trabajando, y tuvo que ir desde la empresa ubicada en Agua Buena hasta el puerto. "Me tocó ir a buscar un contenedor y cuando llegué al cruce de Cartagena, en vez de irme por el Nuevo Acceso hacia el puerto, me equivoqué y partí hacia la costa. No sabía qué hacer, cómo devolverme ni hacia dónde ir. Llamé a un compañero y a través del celular, siempre con manos libres por cierto, me fue guiando todo el camino, me decía qué hacer, dónde doblar, hasta llegar a puerto".
orgullosa de su oficio
Su vida ahora transcurre arriba de su camión y se siente orgullosa de ser la primera mujer en San Antonio conduciendo un vehículo de esas dimensiones. "Durante la semana duermo en el camión. Traigo desde mi casa comida congelada y colaciones para cuando siento hambre. Aprovecho al máximo el tiempo libre que tengo para estar en mi casa y hacer todo lo que no puedo hacer porque prácticamente vivo en mi camión en San Antonio. Mis compañeros me han tratado muy bien y en general todos en la empresa, en el puerto y en los depósitos en Santiago. Me siento contenta y agradecida de esta oportunidad", insiste.
consejo
Ana María quiere dar un consejo a las mujeres que están sin trabajo o recién separadas y no saben qué camino seguir. "Humildemente les digo que hay que ser perseverante, cambiar el swich, porque tenemos la fuerza, solo hay que querer. Podemos llegar a ser mucho más que los hombres".
Añade que "yo no me pongo techo. La perseverancia y las ganas de salir adelante fueron más fuertes en mi caso. Cuando uno quiere conseguir algo, todo se puede. Hay que ser humilde y agradecida. Las gestiones y el empuje vienen de cada uno. Uno es gestor de su propia vida. Yo soy muy positiva, nunca me van a ver derrotada. Ahora quiero corresponder como sé, con responsabilidad a esta gran oportunidad de trabajo, disfrutar a mis hijos y a mi pareja, Aliro Jorquera, que me han apoyado siempre". J
"Cuando me
remataron la
casa lloré un
poco, pero pensé
en cuáles eran
mis capacidades,
en qué me
gustaba hacer".
"Cuando debo
descargar, las
pocas veces que
he tenido
problemas para
estacionarme,
siempre hay
alguien que se
ofrece a ayudar,
incluso antes que
lo pida".