Cáncer hepático se llevó la vida de Patricia Espinoza
El pasado 4 de diciembre Patricia Espinoza recibió una noticia irremediable. Luego de presentar fuertes dolores y malestares, el diagnóstico médico fue implacable: cáncer al hígado.
Para peor, la enfermedad ya había comprometido el 75 por ciento de su hígado, y a esa altura no había tratamiento posible para alargar la difícil agonía que le tocó vivir a la mujer de 49 años.
La vida giró en sentido contrario a las proyecciones que Patricia Espinoza tenía junto a su familia que integran sus hijas Alesandra (20 años) y Zidadine (15 años), además de su marido Rodrigo Román.
Generalmente el cáncer hepático es muy difícil de detectar en su etapa previa, y al no causar síntomas palpables, al ser descubierto ya se encuentra muy avanzando en su desarrollo. Eso fue exactamente lo que le ocurrió a Patricia.
"Ella no tenía tratamiento, solamente tomaba algunos remedios para tratar de disminuir el dolor. Por eso que fue algo tan triste, porque fue rápido pero muy fulminante, prácticamente no podíamos hacer nada, solamente acompañarla, fue una agonía difícil de llevar", confiesa su marido Rodrigo Román.
futbolera
Su pasión por el deporte llevó a Patricia a desarrollarse dentro del fútbol femenino, y fue en los conjuntos "Las Lentejas" y en "Las Fronteras" donde compartiría gratos momentos en la cancha junto a sus compañeras de juego.
"Le encantaba el deporte, fue siempre deportista y en los últimos años estaba muy entusiasmada jugando fútbol femenino con sus amigas o compañeras de trabajo. Eso la ponía muy contenta", recuerda Rodrigo Román.
Además, su compromiso también lo demostraba en su trabajo como capataz en las oficinas de la Corporación Nacional Forestal (Conaf).
Sin embargo ambas actividades tuvo que ir dejándolas poco a poco por el cáncer hepático que la obligaba a tener que estar en su casa ubicada en el sector de Holanda en el cerro Bellavista.
La dura agonía se acabó la madrugada del sábado pasado. A eso de las 02.30 dejó de existir, dejando un legado tremendo entre su familia, sus amigas, vecinos, compañeros del deporte y también del trabajo en Conaf.
Al mediodía de ayer sus restos fueron llevados desde su hogar en Holanda hasta la capilla de Bellavista que se ubica atrás del consultorio.
Tras una emotiva misa en la que participaron sus cercanos, su cuerpo fue trasladado por última vez hacia el cementerio Parroquial de Bellavista.
Allí descansará por siempre Patricia Espinoza. "Fue una lucha complicada, que debe pasarle a todas las familias que sufren con algún familiar al que le diagnostican cáncer. Ahora podrá descansar tranquila", dice emocionado su marido. J