En Llolleo, justo frente al paradero de micros de avenida Los Aromos, próximo al supermercado Tottus, se encuentra Félix San Martín.
"El San Martín", como lo conocen sus cercanos, ha dedicado los últimos 33 años de su vida a trabajar como "sapo", oficio que consiste en avisar a los choferes de las distintas líneas de microbuses la frecuencia de las máquinas.
Vestido con una chaqueta de inspector color verde limón, usando un jockey de color blanco y portando en su mano izquierda una tabla con una hoja donde anota los recorridos de las micros, cuenta que cuando se inició en este trabajo solamente había 15 máquinas en toda la provincia, pero que eso fue cambiando paulatinamente con el paso del tiempo hasta llegar a 300.
"Hay que tener corazón y dedicación para estar aquí. Yo soy el primero y único que se ha dedicado a esto en la comuna, cuando antes sólo estaban las líneas Taxibuses San Antonio y Litoral Central. La verdad no he tenido problemas, y disfruto con esto", manifiesta feliz, mientras que con sus manos comienza a hacer señas a las micros que pasan por el lugar.
Cada signo que emite tiene su significado. Desde ligeros movimientos con los dedos que indican los horarios de los recorridos hasta gestos de pantomima para advertir a las liebres sobre los vehículos que se encuentran detenidos en los paraderos, son algunos de los más utilizados dentro de su repertorio.
"Por ejemplo, cuando muestro cuatro dedos significa 4 minutos, ahora cuando hago el mismo gesto y muevo el pulgar, eso ya quiere decir 9 minutos. Así los choferes saben cuánto tiempo es lo que llevan de recorrido. Ellos entienden el lenguaje de señas, ya que la mayoría de los choferes es gente joven y han sido cobrador o auxiliar", explica.
Para Félix San Martín, el convertirse en "sapo" fue algo inesperado. Sin embargo, se muestra agradecido tanto de la gente como de los conductores por haberle entregado esta fuente laboral, en la que ha decidido mantener vigente hasta nuestros días.
"Uno tiene que ser un eterno agradecido y darle las gracias a todos los conductores de todas las líneas. Les diría a los jóvenes que no se den por vencido, y sigan adelante", dice. J
l Actualmente Félix tiene 62 años y vive en Cerro Alegre junto a su esposa. Sus cuatro hijos son profesionales y dedicados a distintas labores. Su horario de trabajo es de lunes a domingo, desde las 7 de la mañana hasta las 4 de la tarde.
Siempre se ubica en el paradero de Los Aromos en Llolleo, ya que dice que ese lugar es el más tranquilo para trabajar."Yo soy de Santiago, pero hace más de 30 años que vivo en San Antonio y haciendo este rubro. Disfruto de mi trabajo y siempre le pongo mucho ñeque", expone.