Sergio Henríquez, el hombre tras las marionetas que desatan las carcajadas en el paseo Bellamar
"Lo que busco es que el niño y, sobre todo, el adulto se suspendan en el tiempo. Dejen esa vida estresada y se liberen a través de la alegría, la risa y la inocencia de los títeres, porque el que cree que esto es solo para niños, está completamente equivocado".
El mar de gente que transita por el paseo Bellamar vuelca su mirada a un escenario de títeres. Allí, donde el ajedrez se toma la mente de los turistas y sanantoninos amantes del deporte ciencia, el Hermano Chico hace su ingreso a la tarima para buscar a su Hermano Grande, la otra marioneta que minutos antes había sacado carcajadas por montón a los niños que presencian el espectáculo.
Con unas mini pelotas de fútbol, el Hermano Grande muestra su habilidad con el balón haciendo partícipe a los niños del espectáculo, porque de vez en cuando le lanza las esféricas a los cientos de turistas que miran con atención la performance. Además con un sensual baile saca risas a todas las chiquillas que lo miran con atención y las tallas a los asistentes van de aquí para allá.
En ese ambiente hace su aparición el Hermano Menor. Con un peinado afro, una polera roja, unos jeans y unas zapatillas azules, el títere abraza a su Hermano Grande, como cualquiera de nosotros lo hubiese hecho.
"Hermano te andaba buscando", le dice con una voz que enternece al público, pero es solo la voz, porque como todo hermano chico, a los cinco minutos saca de quicio al grande y comienza la típica discusión de hermanos que a los espectadores les hace recordar y reír.
Rande,
-Yo también estoy orgulloso de mí… Y alguna vez tú vas a ser como yo.
pasa'o
-Ya. Ándate para la casa.
-No quiero. Ya déjame.
Ahí empieza un forcejeo entre ambos hermano que termina con el menor cayéndose aparatosamente.
-Déjame que yo soy choro. Mira. Yo camino como choro, dice el Hermano Chico.
Ahí empieza a caminar rápido y mueve los brazos de un lado a otro. Imitando a uno que otro adolescente que de seguro usted ha visto transitar por la calle de San Antonio. Las risas no se demoran en aparecer.
-¿De qué se ríe usted, señora?, le pregunta el Hermano Chico a una de las asistentes.
-Vaya a cocinarle a su marido mejor.
-Miren, camino como choro, insiste el Chico.
Y saca más carcajadas de grandes y chicos que disfrutan intensamente la presentación de Sergio Henríquez Ojeda, un hombre de 50 años proveniente de Santiago.
ACTOR
Sergio estudió actuación en la Región Metropolitana. Tras salir de la escuela se dedicó por 10 años a recorrer el país junto a su compañía de teatro. Los viajes y sus compañeros lo terminaron por saturar y por "sanidad mental", como dice él, prefirió abandonar la compañía y emprender un solitario viaje que le ha traído muchas alegrías y satisfacciones. De esas que solo los artistas buscan por sobre el dinero.
"Los actores son una mezcla rara, claro, algunos. Se ponen un tanto ególatras, complicados para trabajar y ante eso preferí irme y crear estas marionetas", cuenta en el paseo Bellamar, y agrega que durante 18 años ha hecho reír a los miles de transeúntes que circulan por la concurrida Plaza de Armas de Santiago.
"Cuando me salí de la compañía me dediqué a esto de los títeres. Construí la escenografía y los muppets (títeres). Así comencé trabajando en la Plaza de Armas, he ido a festivales en Argentina, Perú y Bolivia. Acá en Chile he realizado muchas giras", comenta Henríquez Ojeda, quien este verano llegó por primera vez hasta la comuna puerto.
"He recorrido muchas ciudades y por primera vez vengo a San Antonio. Estoy totalmente sorprendido. Es un verdadero fenómeno lo que pasa acá. Según lo que me han dicho la misma gente, este tipo de show es nuevo acá en el Bellamar y llama la atención".
-Busco llamar la atención del que pasa por acá, por ejemplo, con el muppets sigo a las personas con la mirada, les tiro la pelota, les pongo caras; en todas mis presentaciones al público lo hago parte del show. Los molesto, les tiro tallas y eso le gusta a la gente, porque así lo que genero es que los niños y los adultos estén pendiente de mi trabajo.
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-Sí. Lo primero es que el paseo siempre está lleno. Es un lugar que congrega a muchas personas de diferentes ciudades. La verdad es que no me explico por qué siempre hay mucha gente cuando me presento. Además, creo que San Antonio es el claro ejemplo de una comuna que está en crecimiento. Uno lo puede apreciar por todas las empresas privadas que hay.
-Me encantaría y lo estoy pensando, porque con los títeres se pueden realizar muchos proyectos en colegios o empresas. Además, a uno como santiaguino le gusta la tranquilidad que brinda esta ciudad.
Sergio Henríquez, además, se presenta con una cuncuna y el gato Miauricio junto con el dinosaurio Animatronic, como él lo llama.
"Es una técnica que se llama varilla, es decir que puedo darle movimiento a ciertas extremidades como los brazos. Con el gato Miauricio lo muevo de tal forma como si estuviese peleando. Además puedo hacer que muevan la boca, eso le da más realismo a la presentación", describe el actor para de inmediato agregar que con todo eso "busco darle más realismo al muñeco para que parezca real y eso le llama la atención a los adultos y ni qué decir a los niños".
Y eso queda patente en el rostro de cada asistente, que con sonrisa en la cara, mira atentamente cada movimiento de las marionetas y escucha con atención cada palabra del Hermano Chico.
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Le dice a uno de los niños que osó defender al Hermano Grande.
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UN PERRO DE REGALO
Sergio Henríquez está casado con Patricia Toro y su amor dio como frutos a Gustavo (25), Luciano (19) y Maximiliano (11). El mayor y el menor lo acompañan seguido para ayudarle en lo que necesite en el paseo Bellamar, donde se presenta en seis ocasiones durante el día.
"Hay que buscar un espacio para actuar en el paseo, porque durante esta época muchos artistas venimos a ganar platita y entonces nos coordinamos para ocupar los espacios. Mis presentaciones son de 20 minutos. Al terminar, el público me coopera con alguna moneda o me compra los DVD. Tengo tres de una hora cada uno. A los papás les encantan porque es la forma que tiene para dejar a su hijo tranquilo y entretenido", cuenta Sergio, quien sale del telón luego de finalizar una de sus presentaciones.
El público lo aplaude y los niños se acercan a él para ver más de cerca a las marionetas.
"Muchas gracias. Espero que les haya gustado el show. Los que quieran pueden darme cualquier moneda y los más interesados comprar estos DVD que valen mil pesos y se llevan de regalo un perro a elección del paseo Bellamar", culmina, como era obvio, entre risas. J