Carolina Malgue, una luchadora sanantonina que ha difundido el orgullo de ser mapuche
Una de las historias que más ha marcado la carrera de la encargada de Asuntos Indígenas de la Municipalidad de San Antonio, Carolina Malgue, fue en el año 2003, cuando llevaba muy poco tiempo trabajando en la que era una nueva repartición.
El equipo de trabajo había organizado una reunión con niños y jóvenes mapuches de la comuna y ella estaba dirigiendo una exposición con toda la energía y el entusiasmo que la caracteriza.
"Yo les decía que teníamos que sentirnos orgullosos y que nuestros apellidos tenían significado... , pero de pronto sentí que el entusiasmo que tenía yo al hablarles no era el mismo que tenían ellos. Cuando les tocó hablar a ellos, me contaron puras historias de discriminación", comenta.
De acuerdo al relato de Carolina se trataba de niños de 8, 10 y 12 años. "Cuando noté esa situación, me acuerdo que ellos me decían que en sus cursos se burlaban de sus apellidos cuando pasaban la lista. Que en el colegio les decían indios o que les decían mapuches y que eso lo veían como una ofensa, porque no se sentían mapuches", agrega.
La situación que vivían estos pequeños, para ella reflejaba una muestra de lo que sucedía en la mayor parte de los colegios y de nuestro país en general.
"Hubo muchas historias de dolor, que a mí me conmovieron. Yo me preguntaba ¿Qué pasa aquí?, ¿Qué hemos hecho como sociedad que tenemos niños que sufren de discriminación en temas que deberían ser tu orgullo?", se cuestionó.
charla
Preocupada por lo que estaban viviendo los niños en la escuela, ella se dirigió hasta el establecimiento educacional para hacer una charla sobre la cultura mapuche. Los instrumentos, las ceremonias, las costumbres y la información que ella manejaba en ese entonces, sirvió para encantar a los alumnos que según ella, después preguntaban si sus apellidos González o Alarcón pertenecían a esta cultura tan atractiva.
Cuenta que los niños que denunciaban la discriminación, cuando la vieron llegar, se sintieron cohibidos, pero que después de su intervención cambiaron. "Cuando terminé de hablar, todos los niños querían ser mapuches y uno de los niños que tenía su apellido mapuche se dirigió al curso y dijo lo que significaba su apellido. Era primera vez que lo decía a viva voz a sus compañeros y se sentía contento", relata.
Este episodio en su vida la motivó a estudiar Pedagogía. "Siento que a través de la educación es donde se pueden hacer los cambios. Porque todo lo que hoy nosotros tenemos como información de los pueblos originarios es a través del pasado, en la actualidad a través de lo que muestran las noticias. Y las noticias no muestran lo mejor de los pueblos indígenas. Muestran los conflictos, las luchas, las reivindicaciones, pero siempre desde el lado de la crítica, la noticia policial, de terrorismo, de atentados, etcétera. Entonces eso distorsiona mucho la imagen de los pueblos indígenas. Por eso mi apuesta fue por ser educadora y trabajar en la educación", confiesa.
Carolina ingresó a trabajar al municipio en febrero de 2002 cuando tenía 19 años de edad y tras estudiar en el Instituto Comercial, había terminado recién su práctica de Exportación e Importación. Una carrera que simplemente no le gustó para nada.
avances
Hoy, cuando ya cumplió 32 primaveras, y lleva cerca de 12 años en el servicio público dice sentirse en condiciones de hacer una evaluación acerca de los avances en los temas étnicos en la zona.
"Hace 14 años la gente no sabía que en San Antonio habían mapuches. No sabían que había bilingües, pensaban que los mapuches sólo estaban en el sur, los Aymara en el norte y los Rapa Nui en su isla. Tenían un concepto que los hacía territorializar el tema indígena y hoy vemos que la población indígena está presente en todo Chile", analiza.
Pero haciendo un positivo balance, Carolina estima que las mismas comunidades han cambiado su perspectiva, que hoy se identifican y se muestran orgullosos de sus orígenes. "Ellos dicen abiertamente: yo soy mapuche y tiene que ver con el trabajo que se ha impartido de que mientras más nos mostremos, más difundimos nuestra cultura y la gente en general también lo va a ver como algo positivo, sin prejuicios", explica.
Esta es fundamentalmente la bandera de lucha de Carolina porque dice que "si desde la educación, desde las políticas públicas del país nosotros incorporáramos cosmovisiones indígenas, estoy segura que tendríamos un mejor país en términos de seres humanos, porque hay muchas cosas que podríamos imitar de ellos como el cuidado de la tierra, el respeto al adulto mayor o a quien sea mayor, el respeto de los espacios, la maternidad, en fin", afirma.
Con orgullo, Carolina Malgue dice que desde 1999 hasta la fecha en San Antonio se ha visto cómo las organizaciones indígenas han aumentado en la comuna y en la provincia en general y que el tema de valorar las culturas indígenas se ha ido consolidando. "Ha sido un proceso lento, al que le falta mucho todavía, pero se avanza en eso", agrega.
La construcción del Centro Ceremonial e Integral de Desarrollo Indígena ubicado en Llolleo para Carolina fue un paso fundamental en su tarea de rescatar y valorar la cultura mapuche. "Se necesita mucho presupuesto para seguir levantando ese lugar, porque todavía no cuenta con servicios higiénicos, alcantarillado, pero es un proceso por el que no dejaremos de trabajar", dice.
Familia
Los Malgue de donde desciende Carolina son mapuches originarios del pueblo de Navidad, además tiene descendencia diaguita por parte de uno de sus abuelos, pero el orgullo de tener la sangre aguerrida dice que se lo debe a su abuela materna Carmen Huenupe Llanquinano, quien vino desde el sur hasta Llolleo. "Ella vivía en rucas, vivió en comunidad. Su primera lengua fue el mapudungun y ella fue la que emigró desde Nueva Imperial, Labranza", comenta con emoción y un brillo especial en sus ojos asegurando que es su gran orgullo.
Actualidad local
De acuerdo a los antecedentes que maneja la Oficina de Asuntos Indígenas, en San Antonio existe una realidad multicultural, con personas que hablan más de un idioma entre los que figuran el mapudungun, el quechua y aymara, entre otros.
Haciendo un llamado a la población indígena local, Carolina dice: "nosotros como indígenas de cualquier parte del territorio chileno tenemos que pararnos con nuestra identidad desde la vereda del orgullo, desde el amor por nuestras raíces. Porque si hay discriminación es porque también nosotros nos dejamos discriminar y eso es una historia de a dos".
Y lo que más enorgullece de ser mapuche para esta sanantonina es "pertenecer a un pueblo que está vivo todavía. Somos de un pueblo resistente, luchador, que no ha perdido su relación con la tierra", afirma inundada en emoción. J