Las vendedoras de ropa de calle Balmaceda ya no dan más con el intenso frío que se siente en ese sector y que a más de una le ha acarreado serios problemas de salud. También reclaman porque desde que fueron trasladadas a esa calle del centro sus ventas habrían disminuido considerablemente. Hay días en que no pasa nadie y así no hay quién resista.
"Los días han estado súper helados y con eso yo me enfermé", contó Rosita Bustos, la vendedora de ropa más antigua de esa zona. "Llevo más de treinta años vendiendo siempre lo mismo, tenía mis clientas y después no me hallaban por ninguna parte, pero no había estado nunca tan incómoda como ahora", agregó.
La comerciante dice su que principal problema ahora son los gélidos días del litoral, más que todos los líos que tuvieron los inspectores municipales, y para colmo, las ventas están malas, pésimas.
"Lo que pasa es que además hay mucho vendedor de afuera también, que vienen de Santiago y aparecen de la nada. La diferencia con nosotras es que estamos desde siempre y nos conocen porque ya entendemos a la gente de acá. Les decimos, le ayudamos si le queda bonito, si le queda mejor otra cosa", explica la histórica vendedora mientras atiende a sus clientes que andan en busca de ropa abrigadora, guantes, gorros.J
l El frío es un arma de doble para las vendedoras, porque aunque hace la gente busque más ropa abrigadora como guantes y gorros, también le ha dado muchos problemas. La conocida Rosita Bustos asegura que ha tenido varios problemas de salud causados por las bajas temperaturas y la brisa que le llega con el acelerado paso de los autos en calle Balmaceda.