24 años ha estado el carrito manicero de don Fernando González, inconfundible por su aroma y sonido; 25 años abriendo el quiosco del estadio municipal Olegario Henríquez lleva la señora Patricia; Miguel Araos juró en 1985 a la misma bandera chilena que la mañana de ayer soportaba la garúa matinal que se dejaba sentir en el estadio Municipal Olegario Henríquez.
Pese al frío y el latente riesgo de quedar empapado, un buen número de familiares de los conscriptos que realizaron el servicio militar en la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes que jurarían ante el emblema nacional se agolparon en las tribunas del recinto municipal.
Muchas de esas familias viajaron especialmente desde Valparaíso o Viña del Mar hasta el puerto de San Antonio, tal como lo explica Marcela Carrera. "Tomamos el bus de las ocho y media de la mañana en el terminal de Valparaíso, y llegamos pasado las diez. Tuvimos que madrugar, pero estamos muy emocionados de ver como mi hijo cumple con su juramento", afirma la madre de uno de los uniformados.
Puntualmente, a las once de la mañana comenzó la ceremonia de juramento. Formados marcialmente, los batallones de mujeres y hombres esperaban que la banda de guerra encajonara y así comenzar a preparar las gargantas para las palabras que marcarán por siempre la formación militar.
En las tribunas el orgullo familiar se dejaba sentir, y tras unos minutos de palabras protocolares, sobre el pasto del estadio Municipal comenzaba el juramento. Cada unidad se encargó de entonar de memoria el emocionante texto donde se comprometen a dejar la vida por la Patria si es necesario.
balas al aire
La emotividad con la que los conscriptos entonaron el juramento a la bandera hizo llorar a muchos de sus familiares, hasta que el ruido de las balas al aires, que perpetuó una de las unidades sellando el compromiso a la Patria, volvió a poner a todos los presentes en alerta.
La última vuelta desfilando por la pista atlética ante las autoridades sirvió para que aquellos familiares que hicieron el esfuerzo de madrugar lograran captar las últimas fotos y grabaciones para guardar en sus teléfonos celulares.
Una vez con el juramente realizado, las familias pudieron ir a abrazar a los nuevos servidores de la Patria. Una de ellas es Devorah Lagos, de 18 años, oriunda de la comuna de El Quisco. Acompañada de sus padres, Luis Lagos y Bélgica Hormazábal, confesó que postuló para hacer el servicio militar en la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes "ya que me parecía algo muy motivante y lo tomé como un gran desafío del que estoy completamente orgullosa de haber realizado".
Constanza Olguín (viñamarina de 20 años), otra conscripta que juró ante la estrella solitaria, quiere seguir escalando etapas dentro de la formación militar, y asegura que "ahora estoy postulando para la Escuela de Suboficiales del Ejército. De chica quería ser carabinera, pero ahora voy por el lado militar". J
El único regimiento de la región de Valparaíso que contó con un escuadrón femenino fue el de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes, algo que para el general Brigadier Hernán Ramírez "es una importante señal de que la mujer tiene su espacio, y han sido muy bien incorporadas. Hay cerca de 75 mujeres que juraron a la bandera, y esperamos seguir aumentando este número año a año".
Otro de los presentes fue el alcalde Omar Vera, quien valoró "el compromiso de los jóvenes sanantoninos con su Patria".