La historia ocurrió en la avenida Barros Luco a la altura del 2194. Allí se encuentra un local de servicio técnico, el cual se encarga de reparar máquinas de escribir y fotocopiadoras, además de realizar copias de múltiples documentos.
Manuel Rojas junto a su pareja, María José Flores, atiende el local hace poco más de ocho años. Pero lo que les ocurrió el reciente miércoles nunca en su vida les había sucedido.
Luego de tener una mañana bastante ajetreada producto del incesante trabajo, la pareja cerró el local para ir a almorzar.
"Tengo harto trabajo, porque soy el único que reparo máquinas de escribir. Además, le veo las fotocopiadoras a muchos colegios y empresas de acá de la zona", cuenta Rojas bastante ofuscado.
Su rabia se generó una vez que llegó a su lugar de trabajo luego de almorzar.
Al llegar al local, que arrienda hace ocho años, se dio cuenta que estaba con las cortinas metálicas abajo y con un gigante candado que le impedía abrir su negocio.
"Veo esto y no me lo creo. Imagínate que me cerraron el local y tengo todas mis cosas adentro, tanto las personales como mis herramientas de trabajo", alega Rojas.
Su pareja toma la palabra, puesto que al lugar llegó Carabineros, luego que Rojas los alertara de lo sucedido.
"Hace un mes, más o menos, cuando cayó la primera lluvia acá en San Antonio se nos mojaron todos nuestros implementos de trabajo: computadores, fotocopiadoras, que no son nuestras, sino de los clientes, unos faxs y las máquinas de escribir. Esto porque están construyendo en el segundo piso y el techo se encuentra en malas condiciones y la lluvia se pasó y mojó todo en nuestro local", describe María José Flores.
Rojas termina de conversar con Carabineros y se acerca para contar que "cuando pasó esto decidí no pagarle el arriendo (al dueño), porque él no me quiso responder por las pérdidas. Me pareció que era justo, porque, incluso, un día mi pareja estaba trabajando y el techo empezó a hacerse tira por lo que le cayeron cosas en su cabeza".
"Yo creo que las pérdidas son más o menos de un millón y medio. El problema no sería nada si las cosas fueran mía, pero son de los clientes. Yo se las tuve que reparar con plata de mi bolsillo y él ahora toma esta decisión arbitraria de cerrarme el local. Pero mañana (ayer) lo voy a abrir igual, porque tengo que sacar mis cosas y trabajar", aseguró.
Efectivamente, ayer en la mañana Rojas abrió por la fuerza el local e ingresó para sacar algunas cosas y reparar las máquinas.
"Cuando no había pasado esto, yo le pagaba cada mes y no teníamos ningún problema, pero con esto es imposible que yo le pague, porque perdí mucho. Le dije que hasta agosto no le pagaría para compensar las pérdidas", explicó.
El dueño del recinto no quiso emitir declaraciones cuando fue consultado por diario El Líder. J