Sanantonina en la isla Robinson Crusoe: sin locomoción, sin bares e internet a medias, pero feliz
Los cerca de 900 habitantes de la isla Robinson Crusoe, del archipiélago Juan Fernández, esperan con ansias la llegada de internet. Un servicio, en este presente, tan básico como necesario.
Se los prometió la Presidenta Michelle Bachelet en el primer gobierno de la mandataria y hasta hoy, la conexión no se encuentra operativa.
Sólo los organismos públicos y los habitantes con celulares inteligentes pueden navegar. Eso sí, la conexión es deficiente, más bien mala como nos cuenta una sanantonina que se encuentra en la isla desde enero del 2014.
Bachelet llegó hasta la isla luego del trágico tsunami que afectó a casi todo Chile tras del mega terremoto que se registró el 2010.
La escasa comunicación que tiene el archipiélago con el continente gatilló la medida anunciada por Bachelet que hasta hoy, luego del gobierno de Sebastián Piñera y en pleno segundo mandato de esta, tiene a los isleños sin este servicio.
Es que el pasado fin de semana, cuando el temporal azotaba con ira a nuestro país, muchos chilenos se mantuvieron conectados a sus familiares con las redes sociales que es posible utilizar gracias a los beneficios de internet.
Sin embargo, para los isleños fue casi imposible comunicarse con sus seres queridos que viven en el continente. Tal es el caso de Daianne Parra Duarte (33), quien en el punto más crítico del sistema frontal perdió todo tipo de conexión con sus familiares del sector de Alto Mirador, en San Antonio.
"El internet es muy malo. No puedes descargar ni fotos y menos ver los videos. Sólo a través de mensajes por Whatsapp", cuenta.
Los vientos sobrepasaban fácilmente los 150 kilómetros por hora. El agua no cesaba nunca de caer desde el cielo, ese que dejó atrás el tono azul para imponerse en lo más alto con un color grisáceo. Las marejadas hacían presagiar lo peor. Para muchos, las olas del pasado fin de semana eran tan o igualmente grandes como las de ese fatídico 27 de febrero de 2010, cuando fallecieron 10 personas. El temporal estaba en su máxima expresión.
Por varias horas los isleños de Robinson Crusoe se quedaron sin el suministro de electricidad. Sin internet. Y sin telefonía. Mientras que 21 hogares se vieron perjudicados por las fuertes ráfagas que azotaron la isla.
Según el reporte de las autoridades 147 personas fueron damnificadas y los inmuebles dañados, principalmente, se vieron afectados en sus techumbres como en sus ventanas. Ocho de ellos, con daños irreparables, es decir, lo perdieron todo.
"Fue un temporal muy crudo, con vientos muy fuertes y harta lluvia. Gracias a Dios nuestra familia se encuentra bien y no sufrimos ninguna pérdida", explica Parra Duarte.
Daianne llegó en marzo del 2014 a la isla acompañando a su esposo, el carabinero Ariel Hernández (36), quien llegó a cumplir labores de prevención y soberanía.
Ariel aterrizó en Robinson Crusoe en enero de aquel año, mientras que Daianne en marzo para seguir cultivando este matrimonio que lleva seis años de vida y que ha dado dos hermosos frutos: Catalina y Florencia, dos tiernas mellizas de cuatro años.
LA VIDA
La isla Robinson Crusoe, como parte del archipiélago, desde 1935 es Parque Nacional de Chile y en 1977 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) la proclamó como reserva de la biosfera. Su nutrida y endémica flora como su variada fauna le valieron esta distinción a nivel mundial.
"Es un lugar muy hermoso, de muy poco acceso para las personas, pero muy lindo. Acá se lleva una vida muy tranquila, muy familiar y eso me gusta mucho, porque te permite disfrutar a tus hijas y esposo: llevamos una vida muy linda", comenta esta sanantonina.
El colegio Insular Robinson Crusoe es el único establecimiento educacional que permite a los jóvenes de la zona llevar a cabo sus estudios de enseñanza básica y media. Precisamente sus hijas este año ingresaron a prekinder.
"No hay locomoción, todo es a pie, porque todo está cerca. No hay supermercados, sólo un bazar que tiene un 30 por ciento más cara las cosas", describe Daianne para agregar que "cada 15 días llega un barco con la mercadería que cada habitante requiere".
Parece un poco contradictorio, pero "encargamos a través de internet nuestra lista de compras. La mayoría de la gente lo hace de esta forma. Se acerca a un lugar donde haya el servicio y hace su respectivo pedido de las cosas que necesita", añade.
-La familia y mucho. Pese a que hablo todos los días con mi mamá y hermano, a uno le gustaría tenerlos siempre acá al lado de uno. Vinieron para acá y lo pasaron increíble, porque la vida es muy linda y el paisaje es precioso.
Su madre es María Duarte y su único hermano es Ignacio, quien tiene 26 años y nació con síndrome de Down. Su padre Leo Parra falleció en 1998.
"Vinieron en julio del 2014 y aproveché de disfrutarlos mucho. Mi hermano estaba feliz, porque era primera vez que venía. Aprovechamos de recorrer lo que más pudimos", cuenta.
-No. No hay nada. Por eso uno se junta con la gente de acá en las casas. Como mi esposo es carabinero, a veces, hacen celebraciones y compartimos con ellos y sus familias. Es bonito, porque todo es mucho más cercano. A uno que le gusta esta vida es genial, porque acá la vida es mucho más casera.
-Jajaja. Mi esposo me dice que soy la mujer de mármol.
-Porque igual me gusta el mar y el mall. A lo mejor eso extraño un poco, salir a un lugar para comprar.
-Cuando llegamos a la isla compartimos mucho con un pastor de la iglesia evangélica. Hasta que se fue en enero de este año y con mi esposo quedamos a cargo de la Iglesia Unida Metodista Pentecostal. A eso es lo que me dedico en mi tiempo libre, además de cuidar a mis hijas.
-Sí, es mucho más tranquila. Quizás eso a uno como mujer le da un poco más de seguridad. Su labor acá es mucho más preventiva. No hay delincuencia porque toda la gente se conoce. Otra de las labores que realizan es soberanía. Es una isla que está relativamente lejos y se necesita poblar el lugar. Pero en general es muy tranquilo acá.
-El pasaje cuesta 550 mil pesos, aproximadamente, y hay dos líneas que operan hasta acá. Hay vuelos tres veces por semana, pero para la gente que es residente hay descuentos, al igual como para las personas que trabajan en ciertos organismos, como el de mi esposo, el cual recibe un subsidio de viaje.
-Sí, pero más adelante para estar con mi madre y hermano. J