Los secretos tras los 83 años de Olga Ros al mando de "Las Baleares" en la Playa Grande
Olga Ros Marchessi cumple hoy 83 años, los mismos que dice haber estado administrando el restaurante "Las Baleares", uno de los más tradicionales de Playa Grande de Cartagena. "Administro el restaurante desde que nací, hace 83 años", repite con orgullo y una sonrisa especial en la cara esta descendiente de españoles que aún guarda algún resquicio del acento catalán de sus padres.
"Yaya, ¿no me había dicho que cumplía 86?", le pregunta Sebastián Soto, uno de los nietos que vienen a ayudarla en ocasiones a atender el local.
"Ya, sí, pero era para que creyeras que yo era más viejita", le responde Olga medio retándolo y medio en broma.
"Este es uno de los restaurantes más tradicionales de Cartagena", cuenta con cariño Olga, mientras estaba pendiente de la puerta de su local, ya que debía llegar el gas que había encargado hace poco. "Nació (el restaurante) en 1923, y en la foto de mi bisabuelo sale esa fecha y "La Faraona" lo cuida mucho", completa su nieto Sebastián, mientras muestra la imagen donde sale la Playa Grande de esa época y el restaurante ubicado en el mismo lugar.
-Es que así le decían a Lola Flores, una de las más grandes bailaoras de flamenco del mundo, una estrella. Cómo no me va a gustar que me digan así.
Familia
La gran adoración de Olga es su familia. "Soy la única, de los siete hermanos, que queda. Todos se fueron antes. Pero el estadio tiene el nombre de mi hermano, porque además somos descendientes de italianos, entonces siempre los recuerdo", comenta la mujer con la voz un poco quebrada. Sin embargo se recupera de inmediato al recordar a sus tres hijas y al resto de su familia.
"Tengo siete nietos y una bisnieta y si tú le dices a ella "oye a quién quieres más tú, ella responde "a mi "Yayita Olguita", dice con orgullo.
Olga juega con su pequeña nieta a la doctora y, entre las recomendaciones de la niña médico de la familia, está "el comer sin sal, porque tengo fiebre", señala riéndose.
"Todos en mi familia eran españoles, yo nací acá, pero mi papá llegó en la etapa en que muchos españoles se vinieron al país, después de la Primera Guerra Mundial", manifiesta.
"Pero mi papá siempre extrañó su tierra, las Islas Baleares, en Cataluña. Incluso mi papá se fue a morir a España, aunque no alcanzó a llegar porque se murió en el barco. Al ver su patria le dio un ataque cardíaco y falleció de la pura impresión. No tocó tierras españolas, pero quedó allá porque él quería y mi hermano lo llevó", recuerda esta vital abuelita.
Tan fuerte es la imagen que Olga tiene de su padre que el restaurante está plagado de recuerdos de él y cada vez que puede muestra con orgullo la imagen en blanco y negro que tiene en la caja de "Las Baleares".
Por eso mismo, para Olga sus hijas y sus nietos son todo. De hecho recalca que es separada hace muchos años y que está "felizmente separada", pero no le gusta mucho hablar de cosas negativas, "siempre trato de mirar lo bueno de las cosas".
De arriba abajo
Olga es una mujer con una vitalidad que sorprende e impresiona.
"Usted no sabe cuánto subo y bajo cada día. Tengo departamentos como en la mitad del cerro y subo como 50 veces al día. Hoy ya he subido no sé cuántas veces", recalca.
"Me levanto a las nueve y me vengo mirando todas las plantas, que todas tengan agua. Ahí empiezo a arreglar el local, mientras espero a mis hijas", señala.
-Es que fui bien criadita, no me gusta el vicio, ni el vino ni el licor ni nada. No sé ni fumar cigarros, antes se reían de mí, porque participaba en un centro de madres, y yo no era capaz de inhalar el humo", cuenta mientras hace el gesto y provocaba la risa de todos los que estaban en el segundo piso de "Las Baleares".
"A todo esto, el único problema es que hace un par de días me caí y me duele el hombro. Es que eso me pasa por ir corriendo a comprar el juego, porque soy muy viciosa. Ahora hay que jugar, porque hay como 3.500 millones", enfatizó.
-(Se ríe) "No, nunca, pero me entretiene y juego los días del nacimiento de mis nietos, que son siete, solo me queda la más chica afuera", explicó todavía con humor en los ojos.
La magia
La paila marina de "Las Baleares" es una de las más reconocidas de Cartagena y Olga es clara al contar que se ganó varios premios con ella, "aunque ya ni me acuerdo de dónde están los diplomas. Lo importante es que mis clientes saben que es buena y lo comentan", dice con humor.
Además, Olga reconoce que tiene varios secretos que hacen de su cocina una de las más apetecidas de la comuna balneario. "Tengo todos los secretos de la cocina de mi papá, que han mantenido al público siempre viniendo para acá. Y todas mis hijas también están metidas en todo lo que es cocina, por ejemplo, la mayor, en San Antonio tiene varias concesiones de casinos y su propio negocio, entonces ellas son las únicas que saben esos secretos", agrega con satisfacción.
-(Se pone seria para contestar) No tengo ganas de retirarme, porque después igual quedo como administradora. En los veranos, por ejemplo, les arriendo el restaurante a mis hijas, pero les digo que trabajo como administradora, porque entro y salgo y en esa época se llena. Hay que cerrar la puerta y ese ajetreo es mucho para mí sola. J