Ayer, en Santiago, se realizaron los funerales del periodista del diario El Proa, Luis Michelson Boshaner Martínez (73), quien murió el viernes tras sufrir un infarto.
Antes de ser sepultado, un grupo de amigos y colegas suyos se reunió en la funeraria Belén, donde lo velaban, para ser parte de un sencillo homenaje que se le brindó.
Estando al borde del féretro de su amigo Luis, el escritor Ramón Acuña, quien compartió con él en muchas ocasiones, lo recordó con un "hombre servicial" que tenía "una mirada sin urgencias de niño crecido con la que nos veía llegar con nuestros escritos".
A juicio de Acuña, en la despedida de "Luchito" se extrañaron los "grandes honores" para quien él consideraba como "un secretario de esa noticia que tanto necesitamos".
"Luis Michelson es un triunfador porque permanece en el recuerdo de quienes más cerca de él estuvieron y de tantas personas a quienes ayudó", declaró Ramón Acuña.
Carlos "Nono" Fuentes, representante de la Funeraria Belén de Barrancas, se acordó que a Luis Michelson Boshaner lo conoció en 1979 cuando participaba de un programa de radio dedicado al deporte amateur. "Era un hombre de bajo perfil, pero muy educado, muy culto", afirmó.
Rosa Blanco, la viuda del periodista, lloró amargamente antes de que el cortejo fúnebre saliera desde San Antonio rumbo a Santiago. Ella dijo que su marido la hizo muy feliz, ya que "crió a mis dos hijos como si fueran los suyos y hoy ellos pueden caminar por la vida con la frente en alto gracias a él".
La compañera de Michelson Boshaner añadió que la vida de su esposo estaba ligada férreamente al periodismo y que por lo mismo, pese a su enfermedad, quería volver a trabajar al diario El Proa. "Él era feliz con su trabajo, nunca falló en el diario", sostuvo al admitir que en su despedida "faltó mucha gente" que, a su juicio, debía haber estado presente en su último adiós. J
En la década de los 80, Luis Michelson Boshaner conducía un programa de radio dedicado a la difusión del tango. Según su esposa, Rosa Blanco, él quería volver a esas andanzas porque nunca perdía la capacidad de soñar y de echar a andar ideas nuevas. "Hace poco me había contado que Jorge Betancourt le propuso hacer un programa de tango, él vibraba con eso, le pasaban un micrófono y no paraba más", expresó.
Rodrigo Ogalde