El Totoral se llenó de cuecas y zapateos
En todo un clásico de lo criollo -desde hace bastante rato-, se ha transformado El Totoral, ya no solamente por sus restaurantes de comidas típicas, si no por la fiesta de la chilenidad que sus habitantes han logrado posicionar en el ámbito turístico local.
Este 2015 todo partió con la misa a la chilena, la que tuvo mucho éxito. Uno que otro tímido puesto de artesanías le siguió, para transformarse en un boulevard gastronómico y cultural, en que se pueden saborear enguindados y licores artesanales diversos, asimismo queques de nueces, tortas totoralinas. También trabajos en fierro forjado, en cobre y coloridos tejidos. Ni hablar de la media decena de restaurantes y cafés, en el que los apetitosos perniles y el tradicional arrollado huaso hacen temer a las pesas y balanzas de los nutricionistas.
fiesta chilena
Pero la cueca y el baile la llevan. Y como ha ido avanzando la producción de estos eventos, ahora el público que invade el mítico Totoral cuenta con asientos, elegantes toldos, un destacado escenario, y una buena área donde zapatear las cuecas, la que por estos días tienen mayor demanda.
Para tal efecto, huasos bien aperados de instrumentos musicales dan vida a las cuecas. Y el público que no se hace de rogar, sale a zapatear. Niños, jóvenes y adultos comparten la pista, mientras cientos de turistas y curiosos avivan la cueca desde el palco. Otros cuantos dan vueltas alrededor de la veintena de stands instalados especialmente, donde ahuman en sus parrillas -como decía el cantor- ricos asados.
El Totoral, de un desconocido pueblito ubicado en lo alto de los cerros de Isla Negra, pasó a ser hace un buen rato el centro de la fiesta chichera, zapateada y gastronómica del Litoral de Los Poetas.
Y la fiesta continúa, ya que este jueves 24 se da vida a la celebración de la Virgen de la Merced. Ese día las comunas hermanas de Algarrobo, El Quisco y El Tabo cierran su comercio, y autoridades y vecinos suben a celebrar esta suerte de 18 chico. J