La venezolana que se vino por amor a San Antonio y hoy se luce con sus exquisitas tortas
A Esperanza siempre le gustó cocinar. Mientras vivía en su natal Venezuela participó en varios cursos, especialmente de repostería, pero fue recién en Chile que comenzó a explorar esa faceta gastronómica que tan buenos resultados y satisfacciones le ha dado.
Dice que su marido fue quien la impulsó a llevar a cabo este microemprendimiento, el cual la tiene muy contenta. "El comenzó a recomendar mis tortas entre su familia y a sus amistades, y en cuestión de tiempo ya tenía mi propia clientela. Me ha ido muy bien con las tortas y cada vez tengo más pedidos", explica Esperanza.
Las tortas de fondant y de tres leches son su especialidad, aunque, según ella, las elabora a pedido de su clientela. "Pueden pedirme la torta que quieran y yo se las hago".
-La verdad es que sí. Allá las tortas no se hacen con relleno como acá. Las tortas venezolanas se parecen más a un queque ya que no tienen relleno, es sólo masa.
"La verdad es que la cocina no cambia mucho entre un lugar y otro. A veces los ingredientes son distintos, pero la preparación se basa en casi lo mismo", explica mientras nos muestra un flan de quesillo típico de Venezuela y que ella preparó. Este postre es conocido en Chile como leche asada.
Con el pasar de los años, sus preparaciones fueron teniendo más aceptación, así que decidió abrir un Facebook y así su clientela fue aumentando considerablemente.
"Gracias al Facebook (Repostería Mi Esperanza) me fui haciendo conocida. A la gente le fue gustando mi trabajo y así fui haciéndome de clientela. Ahora tengo varios pedidos así que no me quejo", cuenta muy contenta.
-Sí, del pastel de choclo. Me encanta y lo bueno es que sé prepararlo.
amor
Esperanza llegó hace 12 años a San Antonio. Ella conoció a su marido a través del chat y tras varios años de conversación, él se atrevió a dar el primer paso.
"Él fue a verme a Venezuela. Ahí nos conocimos en persona después de haber conversado varios años por el desaparecido Latinchat. Después yo vine a San Antonio. Me gustó, nos casamos y de eso ya han pasado doce años. Estoy muy contenta porque mi marido es una persona muy buena", cuenta.
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-Sí, me gusta mucho. Yo vivo en San Juan y la verdad es que es un lugar muy tranquilo y la gente que vive ahí es muy amable. A lo único que no he podido acostumbrarme, a pesar de llevar doce años viviendo en Chile, es al frío. Encuentro que San Antonio es demasiado helado. El clima de Venezuela es lo único que echo de menos (ríe). Además yo tengo la presión baja, así que vivo muerta de frío y bien abrigada.
-Al paseo Bellamar, pero me gusta más quedarme en mi casa. Soy muy casera, además me pongo a cocinar y así se me pasa el tiempo. No me gusta mucho el mar, por lo mismo prefiero quedarme en mi casa junto a mi familia.
-(Ríe) He tenido mucha suerte porque no he sentido ningún temblor fuerte. Cuando fue el terremoto de febrero de 2010 yo estaba en Venezuela, así que no supe nada y el miércoles pasado estaba en el norte de Chile así que tampoco lo sentí tan fuerte.
"Mi hijo y mi nuera llegaron hace poco tiempo. Ellos sintieron el temblor del miércoles, pero afortunadamente no les dio miedo a pesar de no haber sentido jamás un temblor", explica.
venezuela
En Venezuela Esperanza vivía en la ciudad de San Cristóbal, ubicada a 57 kilómetros de la frontera con Colombia.
San Cristóbal también es conocida como la "Ciudad de la Cordialidad", aunque, según Esperanza, de "cordialidad ya le queda muy poco al ser una ciudad ubicada en la frontera con Colombia".
"Hace dos años fui a Venezuela a visitar a mis dos hijos y a mis padres, pero la verdad es que ya no se puede vivir en ese país", dice.
"Mi hijo con mi nuera se vinieron hace cinco meses a San Antonio y en febrero llega mi hija. Eso me tiene muy contenta, pero sobre todo tranquila porque es mejor que estén acá, ya que en Venezuela ya no se puede seguir viviendo por todo lo que está sucediendo con el gobierno. Mis papás se quedaron allá porque ellos ya están viejitos", recalca.
-Sí, muy mala, por algo los venezolanos están dejando su país en busca de mejores condiciones de vida. Para nadie es fácil dejar su país, pero tampoco hay otras opciones.
-Estando mis dos hijos acá, no hay muchas cosas que me aten a Venezuela, además de mis papás. Acá está mi marido, a quien quiero mucho, así que no creo que vuelva.
-En el diario vi la nota de una señora que tenía un local y ahí conversé con ella, pero la verdad es que no nos juntamos mucho y eso que cada vez somos más los que vivimos en San Antonio. J