"Mi hija no murió en un accidente; fue asesinada"
Claudio Torres, periodista de larga trayectoria, nos recibe en el living de su cómoda casona en un sector rural, a unos 20 kilómetros de Santiago. Tras unos minutos de conversación, se levanta de su asiento y en pocos segundos aparece cargando a Matías, su nieto regalón, de sólo tres años. El niño, que ha estado enfermo del estómago, nos saluda cordialmente. El abuelo lo mira orgulloso y con su dedo apunta a una fotografía que está en la pared. "¿Quién está ahí?", le pregunta. "La mama", responde el pequeño Matías.
La "mama" es Carolina Torres Piña (35), la doctora del consultorio de Llolleo que la noche del pasado 25 de mayo fue encontrada calcinada en el asiento del copiloto de un automóvil Chery, perteneciente a Javier Sepúlveda Muñoz, su ex pareja y ex compañero de trabajo. Sepúlveda fue hallado en grave estado, con el 90% de su cuerpo quemado. Falleció 20 días después en la Posta Central de Santiago.
primer aviso
La noche del lunes 25 de mayo Claudio Torres se había acostado temprano en su parcela. Estaba durmiendo cuando cerca de las 23.30 horas sonó su teléfono. Era su ex mujer, la madre de Carolina, y él contestó, pero cortó de inmediato. Un segundo después volvió a sonar el celular. Esta vez su ex mujer fue directo al grano: Carolina y otra persona habían tenido "un accidente" en la Autopista del Sol. Le dijo, sin saber quién, que una estaba muerta y que la otra iba grave rumbo a Santiago.
Claudio Torres se levantó raudo y emprendió rumbo a Melipilla, con la esperanza de que su hija Carolina fuera la persona que estaba grave. Ya pensaba en cómo lo haría para su rehabilitación. Pero se equivocó. Al arribar a Melipilla se enteró que su hija había fallecido, y de la peor manera.
relación
Carolina Torres regresó a Chile en 2007 desde Cuba, donde estudió y se tituló de médico después de ocho años en la isla. Al poco tiempo ingresó a trabajar a un consultorio de San Miguel y posteriormente continuó su carrera en el consultorio Boris Soler de Melipilla. Ahí conoció a Javier Sepúlveda Muñoz, un hombre 15 años mayor que ella, simpático, de buena voluntad, afable y funcionario administrativo del mismo recinto asistencial.
Claudio Torres recuerda que en esa época ella le presentó a Javier, quien tiempo después comenzó una relación sentimental con Carolina. "Duraron un par de meses juntos. Mi hija decidió terminar con él luego de que la Dirección de Salud de Melipilla finiquitara a varios médicos y funcionarios, entre ellos mi hija. Javier sabía esta situación con anterioridad y no le contó a la Carola. Ella lo consideró una deslealtad de su parte".
a San Antonio
Hace dos años Carolina dio un vuelco a su vida e ingresó a trabajar al consultorio Néstor Fernández Thomas de Llolleo alto, pero siguió viviendo en Melipilla junto a sus dos hijos, de 8 y 3 años.
Pocos meses antes de la tragedia, según cuenta Claudio Torres, Javier Sepúlveda contactó nuevamente a Carolina, aparentemente con la idea de reconquistarla. En esos primeros acercamientos, él le contó que padecía un severo cáncer que estaba en una etapa terminal.
"Él utilizó la enfermedad para chantajear emocionalmente a la Carola. Lamentablemente mi hija confió en él y le pedía que la fuera a buscar en su auto al consultorio de Llolleo cada vez que ella tenía turno, porque no alcanzaba a tomar el último colectivo para regresar a su casa de Melipilla".
sus ultimas horas
Claudio Torres no lo sabe con absoluta certeza, pero a través de terceros se enteró que durante los últimos días su hija y Sepúlveda habían sostenido algunas discusiones, detonadas por los celos de él. "Si ella me hubiese contado que él la estaba tratando mal, yo lo hubiese encarado. Pero no me lo quiso contar porque sabía que soy impulsivo. Yo creo que lo hizo para evitarse un problema".
Según el padre, en los últimos días Sepúlveda se habría enterado que la doctora Torres había iniciado una relación sentimental con un joven profesional del consultorio llolleíno, lo que desató la furia y un ataque de celos de quien, según Claudio Torres, se transformaría en su victimario.
crimen y no accidente
El periodista Claudio Torres coloca sobre la mesa una serie de documentos, entre ellos los informes de autopsia del Servicio Médico Legal y del Laboratorio de Criminalística de Carabineros (Labocar).
"El informe del Servicio Médico Legal (ver recuadro) es terrible. La autopsia establece que mi hija llegó muerta al lugar donde se produjo el incendio. O sea, este tipo la mató antes de rociar bencina al auto y prenderle fuego. Además, Carabineros determinó fehacientemente que no hubo un accidente ni falla mecánica, y que tampoco el incendio comenzó en el estanque de bencina del vehículo. Mi hija no murió en un accidente de tránsito; a ella la asesinó este sujeto", sentencia.
A Torres aún le duelen y le molestan las versiones de prensa y de la propia familia de Sepúlveda, que tras la tragedia hablaban de un accidente y de que existía una relación amorosa entre ambos. "Ellos ya no estaban juntos como pareja. Sólo tenían una relación de amistad. Aquí hubo una premeditación y una planificación diabólica de este sujeto para asesinar a mi hija".
-En los informes no se establece la presencia de parafina, pero sí de bencina. Tengo la certeza de que él tenía todo planificado.
tratamiento informal
El padre de Carolina revela otra situación que, a su juicio, merece ser investigada. De acuerdo a sus propios antecedentes, Sepúlveda no se estaba tratando formalmente el avanzado cáncer que padecía y que tampoco existe una ficha clínica de tal enfermedad.
"He sabido que este tipo podría haber estado recibiendo un tratamiento informal en el propio consultorio donde trabajaba, lo que claramente constituye una irregularidad. Ahí él tenía acceso a la farmacia.
-Eso es imposible de saber por el estado en que quedó el cuerpo de mi hija. Pero gente del consultorio me confirmó que el día de los hechos este sujeto tuvo extrañas actitudes durante toda la jornada y que ingresó en varias ocasiones a la farmacia del consultorio.
-Te reitero que eso no lo puedo saber con certeza absoluta por el estado en que quedó el cuerpo, pero es una de mis hipótesis. Si eso se comprueba, podrían haber cómplices pasivos de este asesinato.
-Este asesinato destruyó por completo a mi familia. Hoy estamos todos disgregados y yo llevo cuatro meses sin poder trabajar. A nuestro nieto mayor, Manuel, se lo llevó su padre a Guatemala sin nuestro consentimiento. Y ahora estoy luchando por la tuición de Matías, mi nieto menor. Lo voy a cuidar y lo voy a sacar adelante por mi hija.
-Teníamos una relación muy estrecha. Me transformé en el padre de sus hijos.
Claudio Torres tiene una espina clavada. Dice que el municipio de San Antonio y su Dirección de Salud no se han comportado correctamente con su familia y que incluso le han negado algunos pagos, como el feriado compensatorio, que le correspondían a su hija.
En medio de tanto dolor, dice que lo alivia saber que pronto se sabrá públicamente la verdad, cuando el fiscal a cargo del caso, Cristián Allende, formalice cargos contra Sepúlveda por el supuesto asesinato de su hija. Será un acto simbólico, en todo caso, pues la causa se sobreseerá por la muerte del principal y único involucrado.
Antes de despedirse en el estacionamiento de su parcela, Claudio Torres hace una última petición con tintes de confesión: "No se olviden nunca de expresar sus sentimientos con la gente que más aman. Yo me arrepiento de no haberle dicho a mi hija cuánto la quería". J