La dura historia del aparcador que la rompe con sensual baile
Para no creerlo. Hasta ayer tenía 180 mil visitas y seguía sumando. Esa es la cantidad de visualización que tiene un video de 31 segundos, en el que se muestra a un sanatonino dejando, literalmente, la vida en una improvisada pista de baile.
Se trata del conocido aparcador de vehículos Carlos Neumann Meneses. A sus 57 años, fue grabado por un cazanoticias bailando en pleno paseo Bellamar. El video se transformó en viral en las redes sociales y miles de personas ya han disfrutado de este talentoso bailarín criollo.
Ayer, Carlitos, como es conocido por sus amigos, se encontraba en pleno Barros Luco, a la altura de calle Curicó, cumpliendo con sus obligaciones como cuidador de autos. De entradita contó que no tenía idea que la estaba rompiendo en internet con su sensual baile de una mezcla de reggaeton y cumbia.
"Recién me enteré que era famoso", reconoció con gracia este personaje, quien no deja de lado su parlante inalámbrico que consiguió hace unos meses.
"Me encanta la música y me gusta mucho bailar. Desde niño que recuerdo que todos me celebraban cuando bailaba. Mi papá me enseñó. Mi viejo era un tipo chistoso. Era el payaso del grupo y le gustaba mucho la cumbia. A mí también me gusta, al igual que la salsa y el reggaeton. Bailo lo que sea", agregó canchereando este eximio bailarín sanantonino.
FONDAS
Carlos se considera una persona alegre, que por ningún motivo le tiene el miedo al ridículo. Le apasiona bailar y desde que se dio cuenta de su innato talento, lo aprovechó para ganarse algunos pesitos.
Sin ir más lejos, en las recientes Fiestas Patrias sacó su parlante y se instaló en las fondas del estadio Municipal de San Antonio. En ese lugar se ganó los aplausos del respetable y varias monedas por parte de quienes transitaban por el lugar.
"Me hice como 700 mil luquitas. Estuve todos los días, eso sí", reveló.
-En serio. Si me fue súper bien.
-Como 50 mil pesos no más.
La gente se reía harto, porque yo sé que bailo chistoso. Le meto harto color, porque igual necesito las lucas. Pero bien. La gente me apoyó mucho y eso se notó en las propinas que me daban.
Carlos está viviendo cerca del estadio de San Antonio. Una señora le facilitó un lugar para que viviese junto a un amigo y colega, también aparcador. "La señora nos dio el permiso y le estamos muy agradecido", valoró.
dura vida
Pero la vida de este veterano del baile no ha sido fácil. Desde muy pequeño pasó por diferentes hogares de menores. Luego la delincuencia se convirtió en su estilo de sobrevivencia. Además confiesa que era "monrero", es decir, de aquellos delincuentes dedicados a los robos en casas.
"Yo hace cuatro años que llegué a San Antonio. Antes vivía en Valparaíso, en el cerro Montedónico. He pasado más de la mitad de mi vida en la cárcel y eso me marcó para siempre", confesó.
-Fue por un homicidio frustrado. Me dieron un dato que había una casa sola. Te estoy hablando del año 85 cuando Pinochet estaba en el gobierno. Entramos a la casa y había gente. Entonces el dueño de casa salió con un arma y nos agarramos a balazos. Eso fue a las 2 de la madrugada y estuvimos hasta las 9 de la mañana, porque afuera estaba la PDI y si salíamos nos iban a matar. Estaba 'Pinocho' como presidente. Así que pedimos que viniera el juez para que nos sacara con vida. Fueron 10 años que estuve en la cárcel. Además estuve por otras causas.
-El único problema que ahora tengo es que soy alcohólico. Me tomo como 6 litros de vino diario. Ya llevo 3 litros.
Son recién las 12.15 horas.
"Pero ni se me nota. Me cuesta dejar el copete. Pero es en lo único donde me estoy pegando la falla", reconoció.
-Sí. Me demoré en hacerlo, pero sí. Cuando estuve en la cárcel la pasé muy mal. Sufrí mucho porque no tienes libertad. Además los castigos son muy malos.
Carlos se emociona cuando habla de este tema. La enorme alegría y su extrovertida personalidad desaparecen para mostrar su faceta más sensible.
"Mis hijos están en Rancagua y parte de mi familia en 'Valpo'. Yo estoy feliz acá en San Antonio. La gente me ha tratado muy bien. Incluso me tienen mucha confianza y eso lo agradezco mucho. Me pasan las llaves de sus autos para que se los cuide o estacione. Otros me piden que se los lave. La gente ha sido muy buena. Las tías del jardín infantil (ubicado frente a su lugar de trabajo) me dan almuerzo, al igual que en el restorán Prunos. En verdad que estoy muy agradecido de todos, porque han confiado en mí y no los voy a defraudar", dice emocionado.
"Me costó, pero aprendí a ganarme mis monedas de manera honesta. Hoy no me interesa robar, porque sé que está mal y ahora me gano mi plata, aunque me cueste, con mucho sacrificio", culminó. J