Grace Daiana, la joven que superó la herida del bullying y dedica su vida a la música
Son las cuatro de la tarde del lunes y la esquina de Alberto Barros y Centenario, en el centro de San Antonio, luce como cualquier otro día hábil. Decenas de personas transitan apuradas de un lado a otro. Dayana Gutiérrez cruza la calle sin pasar inadvertida. En su mano derecha lleva una bolsa de plástico negra y con la izquierda empuja un parlante portátil con ruedas.
Se instala frente al banco Santander, que a esa hora luce completamente vacío, enciende el amplificador, selecciona la pista adecuada y… acción. La muchacha de mechas rubias y vestido negro, que casi nadie notó llegar, se convierte repentinamente en Grace Daiana, una talentosa cantante que deja boquiabierto a quien quiera que se quede mirándola por más de un minuto.
Una de ella fue Alicia Meza, una vecina de Santo Domingo que recorriendo la feria de Tejas Verdes un sábado por la mañana se encontró a la muchacha interpretando "Baño de mar a medianoche", de Cecilia. Quedó cautivada y comenzó a grabar un video que más tarde publicó en su cuenta de Facebook. Desde el 12 de septiembre hasta ayer, las imágenes acumulaban más de 88 mil reproducciones.
"No puedo creer todo lo que ha pasado, porque ha sido en muy poco tiempo. También saqué mi disco hace un par de meses y de pronto gracias a un video no sé… siento que me está yendo bien", cuenta la artista.
DESDE PEQUEÑA
Dayana tiene los pies bien puestos sobre la tierra. Sabe que no ha llegado a la fama, pero que esto puede ser el comienzo de una prolífica carrera y que está decidida a luchar por ella.
"Siempre canté. Recuerdo que desde los nueve años, pero no quería hacerlo. Hubo muchas cosas que me impidieron hacerlo hasta que cumplí los 18", dice.
Una de esas trabas fue la muerte de su hermano y un terrible episodio de abuso escolar.
Cuando tenía doce años se atrevió a presentarse en un evento estudiantil. Recuerda que estaba un poco resfriada, que quizás eso afectó un poco su voz. Pero eso no era lo peor.
"Mis compañeros empezaron a tirarme cosas al escenario, papeles, a hacerme burlas. Terminé la canción llorando", confiesa. No quiso revelar en qué establecimiento.
Ese episodio fue motivo suficiente para dejar de cantar en público para siempre. Eso creía ella. No contaba con la insistencia de su padre, quien confiado en el talento de su hija y la impulsó a seguir sacándole partido a sus dotes. "Un día me regaló discos de la Nueva Ola y de Cecilia para que hiciera karaoke", rememora.
En 2011, motivada también por su pareja de ese entonces, comenzó a cantar en restoranes de la zona y en las micros. Buscó suerte en Santiago, donde también convirtió la locomoción colectiva en su escenario predilecto.
CASTING
Cuando estaba embarazada de Aarón, el primero de sus dos hijos, quiso participar del programa Factor X de Televisión Nacional. No prosperó. El 23 de noviembre próximo intentará nuevamente en el casting que prepara el canal público para la tercera temporada del espacio.
Lamentablemente, el fan más grande Grace Daiana no estará para ver el desenlace de su incursión televisiva. Su padre murió hace dos años y no alcanzó a ver a su hija convertida en un exitoso viral de internet ni a escuchar el primero de sus, ojalá, muchos discos.
"Él siempre me decía que si algún día estaba en un escenario importante, estaría en primera fila", se lamenta la joven, quien a sus tiernos 23 años ahora también enfrenta el temor de perder a su madre, Silvia Uribe.
"El cuatro de noviembre sabremos los resultados con exactitud. Si acaso el cáncer que tiene en las mamas y si se puede operar o no", confiesa con tristeza.
"Se encontró unas pelotitas a pesar de haberse hecho mamografías regularmente. Le dijeron que tenía que asumir sus propios riesgos, porque ya se había hecho una y no había salido nada malo. Pucha tenía razón mi viejita y si tenía algo", agrega la egresada del colegio Cristo Rey.
Necesidad
El dicho popular dice que la necesidad tiene cara de hereje. Para otros, como Dayana, fue la oportunidad para explotar su talento. "Cuando las vacas están flacas no queda de otra que empezar a hacer lo que uno sabe hacer", afirma.
"Tengo dos hijos, el más pequeño tiene seis meses, entonces no puedo tener un trabajo con horarios tan exigentes, o al menos no podía antes que era más chico, entonces pensé en esto como una forma de juntar plata", explica.
"Le conté mi idea a mi mamá y de estos nuevos parlantes que uno puede llevar a cualquier parte y ella me lo compró", agrega.
El resultado ha sido auspicioso. Dice que el aporte de la gente en la calle le ha alcanzado para mantener a sus hijos, "sin grandes lujos, pero como en cualquier otra familia".
En la sala de estudios Alen grabó su disco. Este agrupa once temas, entre ellos dos de Cecilia, de Víctor Heredia y varias traducciones del inglés. Cada uno cuesta dos mil pesos y los vende en los mismos lugares donde canta.
"Dependiendo si la calle está ocupada o no, me pongo en distintas partes. Generalmente afuera del Banco Santander de San Antonio, o más arriba. Nunca he tenido problemas con los inspectores municipales o con Carabineros, menos mal", dice.
-No sé. En mi familia nadie tiene esa habilidad. Todos cantan re mal -cuenta entre risas- de verdad. Tampoco he estudiado es todo innato. Lo hago desde niña. Lo que si se es que ahora que estoy en esta situación aprovecharé las oportunidades J