Cuando quedaban 2 minutos Juan Aspeé inclinó el clásico a su favor
Faltaban 2 minutos para que se cumpliera el tiempo de reglamento en el clásico de Llolleo. La cuenta anotaba un empate 2-2 y el ambiente estaba enardecido en la cancha y en las barras.
Julio Rodríguez, el juez del partido en la serie de honor, cobró un tiro libre para los naranjos. Marcó la sanción muy lejos del arco, a unos metros de la mitad y pegada a la banda. Sin embargo en el local se tenían toda la fe del mundo. Por eso subieron 6 jugadores para buscar el gol del triunfo. Roberto Gutiérrez tiró un centro llovido al primer palo, Matías Araya picó justo y con un golpe de cabeza incrustó el balón en la portería de los archirrivales.
Gritó su gol con todo, junto a la banca y a los fanáticos de Juan Aspeé. El clásico se quedaba en poder de los naranjas.
Se jugaron un par de minutos más y el triunfo estaba consumado. Abrazos, cánticos y el grito de guerra de Juan Aspeé se confundían en medio de un bullicio. Al otro lado, los muchachos de Torino se fueron calladitos a su barra, masticando la pena y la rabia por la derrota.
El clásico de la antigua población Juan Aspeé cumplió con las expectativas. Varios aficionados al fútbol (no eran parciales de ninguno de los dos elencos protagonistas) llegaron a la cancha naranja para ver el tradicional choque y se fueron contentos. "Estuvo bueno el clásico", dijo alguien por ahí a la pasada.
Y tenía toda la razón, porque aparecieron todos los ingredientes de un choque de estas características. Cinco goles, pierna fuerte y más de un encontrón, que el juez Julio Rodríguez supo controlar. "Hace 5 años que no dirigía y en la vuelta me han tocado puros clásicos", contó el experimentado referí.
El 3-2 fue el fiel reflejo de lo que pasó en la cancha, aunque Juan Aspeé sufrió más de la cuenta y si hubiese concretado un par de las innumerables ocasiones que se creó durante todo el partido, el clásico habría terminado en goleada.
En cambio Torino gestó poco, pero fue efectivo.
Las primeras llegadas del local fueron de pelota parada. El partido estaba friccionado y las faltas caían una tras otra. Los servicios buscaban preferentemente la cabeza del lateral Roberto Gutiérrez, quien ganaba todas por arriba y estuvo a punto de abrir la cuenta.
Para cortar la fuerza excesiva, con la tarjeta roja en la mano, Rodríguez le advirtió a los protagonistas que a la próxima echaba a uno. Se escuchó clarito, y le hicieron caso.
Se pusieron a jugar y las oportunidades aparecieron. El "Chiqui" Romero por centímetros no conectó el balón cuando se barrió en los 28' y altiro, en el otro arco el "Pitu" Pinochet remeció el parante.
Pasaron sólo 60 segundos para que el local se pusiera en ventaja El "Kimba" Muñoz obligó al meta Pavez a dar un rebote, y el enganche juanaspino, Matías Araya, aprovechó el regalito para marcar su primer gol de la tarde.
Juan Aspeé tuvo dos claritas de aumentar y daba la impresión que Torino no tenía por donde, pero de una contra encabezada por Roberto Campos, llegó el gol de Gonzalo Sáez. El meta Ferragut dudó en salir y le dio el espacio al volante para empatar en los 40'.
La visita se resguardó en el segundo tiempo, paró dos líneas de 4 y dejó dos atacantes esperando el pelotazo. Aunque eran pocos los espacios entre el "Chiqui" y Matías Araya se perdieron la ventaja.
El "Kimba" encontró el camino con una volea imparable en plena área para marcar en 2-1 (59'). Torino reaccionó y con un potente tiro libre de Gonzalo Sáez cayó el 2-2 (72').
Los minutos finales se calentaron, pasaron entre puros alegatos. Hasta que llegó la jugada del gol, el que Matías Araya gritó con todo su corazón de juanaspino. J