La difícil lucha de dos abuelitos sanantoninos para ver a su princesa dar su primer paso
Camila es una princesa que tiene casi once años y vive desde los seis meses con sus abuelitos maternos. "Cuando nació era una niña sin ningún problema, pero en el parto, aún siendo en una clínica, se demoraron en sacarla y se asfixió, por eso quedó con una parálisis cerebral . Mi hija nunca fue capaz de aceptarlo", partió contando con una calma admirable Juan Madrid Castro, el abuelo de la pequeña.
"Mi señora fue a cuidarla y todavía estamos cuidándola, aunque ahora somos sus tutores legales", agregó Madrid.
"Cuando tenía pocos meses, fuimos a control, porque siempre acompañé a mi hija en todo y ahí le dijeron que la Cami tenía que ir a la Teletón", contó con emoción. "Eso es algo que uno nunca espera. Es un cambio de vida por completo", agregó el hombre.
Desde ese día, Camila comenzó a ir al centro de rehabilitación en Valparaíso dos veces a la semana y, de a poco tuvo logros. "Empezó a mover su manito, su cabecita y se mueve harto solita, pero hace unos meses la tuvieron que operar de un hueso en la pierna, le pusieron una placa que rechazó", agregó Patricia Sembler, la "mami-abuela" de Camila.
"Ahora tienen que operarla otra vez. La pura operación sale como cinco millones de pesos cada una y todo eso lo costea la Teletón. Nos dan los remedios para el mes y todo. Nosotros no podríamos estar sin la Teletón y ella no podría estar así de bien tampoco", señaló con emoción Juan.
"Yo me acuerdo que cuando la diagnosticaron nos dijeron que la Cami iba a vivir como máximo cinco o seis años, pero ella está aquí y tiene una ganas de vivir tan grandes que contagia a cualquiera. Si incluso le dicen 'santa cachucha", contó con admiración Claudia Madrid, una de las 'hermanas mayores' de Camila, quien en realidad es su tía.
(En ese momento Cami lanza una risotada, quizás porque le hace gracia el apodo). Patricia Responde; "Por eso, porque ella siempre sorprende y le hace bien a la gente, como que transmite sus ganas de vivir".
Don especial
"Por ejemplo, si alguien anda medio depresivo, tiene algunos problemas de trabajo o lo que sea, la viene a ver y le dice que lo ayude. Nos ha sucedido que a los pocos días llaman para contar que les fue bien. Es que es un angelito que transmite cosas buenas", explicó medio en broma Juan.
Todos los que tienen el placer de conocer a Camila comprueban sus ganas de vivir y mientras sus papis cuentan eso, ella sonríe y mira atenta.
"Una vez, antes de que empezáramos a alimentarla con sonda, ella comía por la boca y la comida se le iba a los pulmones. Una vez se le desarrolló una infección en los riñones y estuvo 35 días con diálisis. Los doctores no podían creer que se haya salvado", contó con admiración Juan.
Lo difícil
Aunque esta pareja sonríe ante la vida y está confiada en que esta es una tarea que -como ellos dicen- Dios puso en su camino porque son capaces de enfrentarla, no negaron que hay momentos en que se agotan.
"Teníamos nuestra tarea hecha, nuestra hija menor ya era grande, entonces podíamos empezar a disfrutar nuevamente nuestra vida de pareja, salir los dos... Ni pasaríamos en la casa yo creo", manifestó Juan, secándose las lágrimas que brotan espontáneas por la emoción.
Claudia se emociona también. "Es que es difícil para uno aceptar que no haya ni el intento por parte de mi hermana de acercarse a la Camila, siendo que ella es una niña tan especial y que hace tanto bien. El papá viene una vez al mes y pasa todo el día con ella, se preocupa. Ella dice que tiene miedo de que algún día se vaya, pero todos le decimos que tiene que disfrutar ahora que está", dijo la "tía-hermana" de la pequeña.
"Es difícil a veces, porque ella pesa varios kilos y hay que cambiarla y aunque en la Teletón nos dan la máxima ayuda, hay que hacer el esfuerzo. Ella pelea con los ejercicios, se enoja y llora a veces. Uno se cansa y mis dos hijas que están acá me ayudan y me apoyan", contó Patricia.
"Además, a veces, por el mismo cansancio a nosotros como pareja nos dan ganas de mandarnos lejos. Nos decimos cosas feas y nos enojamos, pero al rato estamos otra vez los dos, porque la Cami nos necesita a juntos", confesó con lágrimas en los ojos Patricia.
En ese momento la pequeña Camila comienza a cerrar los ojos y a mover su mano, señal inequívoca de que está molesta, probablemente por las lágrimas de sus papis. Entonces a ellos parece olvidárseles el cansancio y vuelven a jugar con ella, vuelven a sonreír. "Es muy regalona y le gusta vernos bien", concluyó Juan.
Críticas
En el último período de Teletón ha surgido una ola de críticas hacia la campaña solidaria. "A nosotros nos da mucha rabia, porque es gente que no conoce lo que hace la Teletón. Allá tú llegas y eres uno más, sin diferencias, tienes todo lo mejor para cumplir el gran sueño que en el caso de nosotros, es que a lo menos la niña avance un pasito con muletas. Tienen a los mejores especialistas. Quizás deberían estar en otros países, pero están aquí. Uno no paga ni un peso y todos los días llegan más niños", manifestó el trabajador portuario.
"Yo invitaría a la gente que critica a conocer el centro, no le van a hacer ningún problema, vaya como voluntario si quiere también. Es algo maravilloso realmente y Don Francisco encabeza esto que es tan hermoso y que a nosotros como a muchos otras familias, ha ayudado tanto", recalcó Patricia.
"Nosotros nos ganamos un proyecto por siete meses, donde nos tuvimos que ir a Antofagasta porque allá está la máquina Lokomat, el robot, ellos ponían todo para la niña. Esa terapia para ella fue gratis, hizo avances enormes y las operaciones de ella que son millonarias también ayudaron a que Camila esté mejor", defendió con énfasis Madrid.
Abandono
En estos años de ir y venir con Cami estos padres conocieron casos sorprendentes.