Decidieron ser sus propias jefas y cambiaron sus vidas gracias al cultivo de hierbas medicinales
El pasado 27 de noviembre no fue un día cualquiera para Susan Tapia, María Eugenia Gutiérrez y Susana Moreno. Ese viernes se vistieron con sus mejores prendas, se hicieron el mejor de los peinados y partieron rumbo a San Antonio. En el centro de eventos Club House de Barrancas serían reconocidas por su largo y dedicado trabajo en el campo.
Ellas son familiares y además socias de una pequeña empresa que crece cada día un poco más: Entre Hierbas.
Partieron en 2012 con la ayuda de la fundación Prodemu y gracias a un convenio de esta institución con Indap, lograron capacitarse y mejorar el arte del cultivo de hierbas medicinales.
Aseguran que son las únicas productoras en la zona y que ya trabajan en la fórmula para sacarle el máximo provecho a sus cultivos de la localidad de Lo Abarca, en la comuna de Cartagena.
El comienzo no fue fácil. Eran parte de otro grupo de emprendimiento y cuando llegó el ofrecimiento de la Fundación Prodemu se unieron más de diez mujeres al proyecto, pero lentamente empezaron a dejarlo. Lo importante no era la cantidad, sino que la perseverancia.
"No ha sido fácil. Hay muchas cosas que nos tiraron un poco para abajo, pero igual salimos adelante y acá estamos. Cuando empezamos éramos hartas integrantes y después, de a poco, por distintas razones comenzaron a salirse hasta que quedamos las tres", explica Susan.
"Habíamos estado buscando hace rato la forma de emprender con algo propio. Yo vendía chocolates", agrega y apunta a su cuñada María Eugenia, quien hasta el nacimiento de Entre Hierbas se dedicaba a la venta de pan de huevo.
gran cambio
Susana Moreno, en tanto, fue quien experimentó la mayor de las transformaciones. Se convirtió en su propia jefa y pudo después de años dejar atrás el sacrificado trabajo como temporera.
"Yo estaba con mi marido en la misma empresa y me dedicaba al cultivo de las lechugas. No me imaginé nunca que iba a estar en una situación como esta. Si de lo único que sabía, según yo, era de las lechugas", cuenta.
"A las cinco de la mañana había que ponerse a trabajar. A todo sol, invierno o verano. Daba lo mismo si había frío o calor", reconoce la mujer de 62 años y madre de tres hombres y una mujer: Susan.
"Bueno ahora seguimos en el campo, pero ya no es lo mismo, estamos más aliviadas", asegura con satisfacción.
"Yo, por mi parte, tengo el conocimiento de cómo trabajar la tierra. Sé cómo hacer que esté lo mejor posible para cultivar y eso fue lo que he aportado a las chiquillas", confiesa.
Aunque Susana dice que su trabajo no es tan relevante dentro del grupo, ella ha cumplido un rol fundamental, pues a través de los conocimientos heredados de sus abuelos sabe bien cómo emplear cada una de las hierbas que producen en su predio de Lo Abarca.
"Bueno, hay muchas cosas que uno sabe de la abuela y de la gente del campo que siempre ha sabido cómo usar las plantas para distintas cosas, para lo que haga falta", expresa.
Más conocimiento
María Eugenia es la más animada de las tres, cuñada de Susan y nuera de Susana. Asegura que su suegra es un amor y que está feliz de trabajar con ella.
"Este ha sido un buen negocio hasta ahora y lo único que queremos es seguir adelante con él", revela.
Saben que la pega que se viene por delante es mucha, pero los sueños hay que perseguirlos. Quieren abrir su propia tienda para que la gente pueda ir a comprar los productos y también esperan dentro de poco diversificar el negocio.
"Estamos pensando en hacer productos como champú y cultivar más hierbas. Cuando empezamos teníamos solo cinco tipos, ahora son más", detalla María Eugenia.
Melisa, menta, tomillo, ruda y cedrón son solo alguna de las variedades que cultivan y venden.
Pero si usted piensa que esto es ir y comprar un ramo de plantas, se equivoca. Se trata de algo mucho más elaborado. Por eso aseguran ser únicas en la zona.
"Cultivamos nosotras mismas, en nuestro terreno. Estamos en todo el proceso y después las secamos, a diferencia de otras personas que están dedicadas a esto y que compran las hierbas listas para luego solo envasarlas", explica.
Pero la producción no es la única diferencia, porque en la presentación también se destacan.
"Estamos haciendo tecitos y lo entregamos en un saquito de arpillera", describe.
Este cuesta dos mil pesos y trae dentro una variedad de infusiones. El más barato cuesta seiscientos pesos.
las gracias
"Queremos aprovechar todas las oportunidades que sean posible para seguir aprendiendo. El conocimiento nunca está de más, como dicen por ahí, y nosotras ya estamos de lleno en este proyecto", dice esperanzada María Eugenia.
"Queremos aprovechar de dar la gracias a Prodemu y a toda la gente e instituciones que nos enseñan y nos apoyan. Tuvimos muchos cursos y eso se agradece mucho, porque nunca pensamos que existía esa dedicación para la gente que es de más lejos, que viene del campo", agrega.
"De otra forma no habríamos sido capaces de hacer lo que hicimos y ahora estamos pensando en abrir un local, en hacer cosas y en tener mucho más de lo que tenemos. Por eso esto es totalmente recomendable para las personas que tal vez más adelante quieren sumarse a estos proyectos. Hacen bien", finalizó.
Para adquirir alguno de los productos hay que llamar al 77151730, escribir al correo entrehierbasloaabarca@gmail.com, o directamente en calle Las Delicias s/n Lo Abarca, a un costado de la medialuna. J