Parte de los goles de Humberto Suazo también viajaron aquella mañana hacia Puerto Montt
Viendo como un bus con destino a Santiago deja lentamente el terminal de Barrancas. Con jockey, la prenda que hasta el día de hoy es su favorita, y acompañado de su padre. Con las ganas inmensas aquella mañana de ser parte de ese grupo de buenos compañeros con los que habían conquistado el cupo reservado a la Quinta Región para ser parte del Campeonato Nacional Escolar "Generación de Campeones 1996" que organizaba Soprole con los estudiantes de todo el país.
Humberto Suazo Pontivo, con 15 años de edad, había sido pieza clave en la clasificación del Liceo Comercial C-43 (actual Instituto Comercial) durante el campeonato regional que se jugó en San Felipe.
Hizo seis goles en cuatro partidos y en la final ante Los Andes, en el estadio Regional, anotó los dos tantos para el definitivo 2-0 en favor de los escolares sanantoninos que los llevó al campeonato Nacional que se haría en Puerto Montt.
Previo a la final, Juan Carlos Godoy, quien era el entrenador del Liceo Comercial C-43, llamó a Suazo a un costado de la cancha. El profesor llolleíno de Educación Física (titulado en la Universidad de Chile cuando tenía su sede en Valparaíso) había sido el principal promotor de la llegada del atacante.
Apenas el Liceo Nacional de Llolleo quedó eliminado en la etapa comunal, Juan Carlos Godoy habló con el entrenador de la selección escolar del Liceo Nacional para pedirlo como refuerzo en delantera.
"Lo único que le dije aquella vez al borde de la cancha fue que ya había hecho goles en todos los partidos, y que en la final no nos podía fallar", recuerda Godoy.
Tras aquel doblete, el ex arquero profesional Salvador Gálvez, oriundo de San Felipe, y en esos momentos veedor de Universidad Católica, bajó de inmediato desde la tribuna a la cancha para conversar con Juan Carlos Godoy. Asegurar los goles de Suazo para los cruzados era su única misión.
el "no" de la UC
Un par de días después, el "Chupete", como ya era conocido por ese entonces, pasó a pertenecer a las divisiones menores de la UC. "Pero él siempre quiso jugar por Colo Colo, era muy fanático. De hecho cuenta el mito popular que al primer entrenamiento en San Carlos de Apoquindo, llegó con la polera justamente de los albos", reconoce entre risas Godoy.
Lo que sí no fue mito popular, fue que el cuerpo técnico de Universidad Católica privó obviamente a Humberto Suazo de ser parte del equipo del Liceo Comercial C-43 durante el Nacional Escolar en Puerto Montt. Las políticas del club fueron en contra de las pretensiones del entrenador Juan Carlos Godoy.
"Él quería jugar, recuerdo que se lo comentaba a sus compañeros de la selección. Humberto era una persona muy tímida, de pocas palabras en el camarín. Desde chico que fue goleador y tenía una calidad extraordinaria. Pero esto del fútbol es así, y tuvimos que viajar al Nacional sin 'Chupete', algo que el equipo tuvo que afrontar", afirma el DT de aquella selección escolar que había ganado el campeonato regional en la calurosa ciudad de San Felipe con apenas un juego de camisetas que habían sido regaladas, y un solo juego de medias, las que según Juan Carlos Godoy "al segundo partido ya se paraban solas con lo tiesas que estaban".
locales en los muermos
La selección escolar del Liceo Comercial C-43 de San Antonio disputó la primera fase del Nacional en la localidad de Los Muermes, distante a una hora de Puerto Montt. Allá les tocó enfrentar el denominado "Grupo de la Muerte", con los dos equipos de la Región Metropolitana, y el representante de Puerto Natales. Clasificaron primeros con 7 puntos, de manera invicta.
Dentro de la oncena titular, en defensa resaltaba el elegante juego de un zaguero proveniente de Las Cruces que a sus 15 años sacaba ventajas por su imponente porte. Además, su elegancia y caballerosidad para jugar sacaba aplausos. Su nombre no era fácil de pronunciar ni para sus propios compañeros: se trataba de Alex von Schwedler.
Tras aquel Nacional, y gracias a la buena relación entre Juan Carlos Godoy con César Vaccia (por eso momento a cargo de las inferiores de Universidad de Chile), Von Schwedler, junto al portero Osvaldo Cataldo, Edson Monsalves y Jonathan Varas, fueron a probar suerte a las cadetes azules.
Los habitantes de Los Muermos, atraídos por la simpatía y sencillez de la delegación sanantonina, totalmente contraria a la que mostraban los jugadores de la capital, se camisetearon con el equipo, y el día de la final ante la selección de San Carlos (Octava Región), viajaron en dos buses llenos para apoyarlos en el estadio Chinquihue.
El encuentro ante la oncena de San Carlos terminó cero a cero, y hubo que definir al campeón escolar mediante lanzamientos penales. Fue el arquero y capitán, el refuerzo Osvaldo Cataldo, quien en el décimo penal desataría la alegría y euforia de la selección del Liceo Comercial C-43.
Tras superar las etapas comunales (donde perdieron la final ante el Instituto del Puerto), provinciales y regionales, aquel sábado 13 de enero de 1996 consiguieron uno de los hitos más importantes en la historia del deporte escolar en la provincia. De hecho, una vez de vuelta desde Puerto Montt, los jugadores fueron recibidos en la municipalidad de San Antonio como héroes.
Más grande sería la sorpresa cuando los flamantes campeones fueron invitados de honor a La Moneda. Les avisaron de un día para el otro, y sin dimensionarlo en ese preciso instante, estaban estrechando la mano con el mismísimo presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle.
Pero en la interna de los campeones, las muestras de agradecimientos no lograron compensar el nulo apoyo que tuvo la selección escolar del Liceo Comercial C-43 previo al viaje a Puerto Montt. "No quisieron ni mandarnos con delegado oficial. Nos quedamos en un internado de Los Muermos en cuatro salas, cuando veíamos que las delegaciones de Santiago tenían condiciones de lujo comparadas con las nuestras. No teníamos ningún gasto extra, y solamente comíamos lo que nos entregaba la organización. Todo eso volvió muy fuerte a este grupo de muchachos", afirma Juan Carlos Godoy, a casi veinte años de aquella hazaña.
La misma hazaña que no pudo vivir a sus 15 años Humberto Suazo, quien con su jockey bien puesto, acompañado de su padre, y con la frustración de no poder ser parte de aquella delegación, quiso acompañar en la despedida a sus compañeros en el terminal de buses de Barrancas. Una parte de sus goles también viajaron aquella mañana hacia Puerto Montt. J