Con honores despidieron al "Colorín" de San Juan
Cientos de personas despidieron ayer los restos mortales de Juan Pablo Espinoza, el querido "Colorín" como se había hecho conocido en las diferentes actividades en las que destacaba por su excelente disposición, buen humor y compañerismo.
Juan Pablo Espinoza Abarca (23) era un joven alegre, trabajaba en la Viña Ventisquero, participaba activamente en las Murgas de Lo Gallardo y era un aficionado del tuning y las tuercas.
Era el segundo de tres hermanos y aunque nunca quiso darle mucha importancia a la enfermedad que terminó por arrancarle la vida, se entregó a los cuidados de su madre, Jaqueline Abarca, quien nunca bajó los brazos por buscar todas las herramientas que pudieran salvar a su joven retoño.
Dentro de las innumerables gestiones que hizo su madre, logró que lo ingresaran al sistema de salud pública y le realizaran las quimioterapias a un costo mucho menor.
Durante el invierno pasado el querido Colorín recibió el costoso tratamiento, sin embargo, después de la séptima quimioterapia no resistió y pidió volver a su casa.
"Estaba muy agotado, ya no quería más hospitales, ni medicamentos", comentaron.
Después de esto pasaron sólo dos semanas y la salud de Juan Pablo decayó hasta la mañana del viernes, cuando dejó de existir.
De acuerdo a lo comentado por sus familiares, Juan Pablo nunca quiso dejar de trabajar en la viña, aunque hace cuatro meses sus fuerzas ya no le dieron para aguantar más. J