Padre de aparcador que murió tras ser apuñalado: "solo pido justicia"
Enrique Cortés (62) no puede dejar de pensar en su hijo homónimo. Asegura que desde que se enteró del brutal ataque del cual fue víctima, ha tratado de averiguar qué pasó esa noche y de entender quién pudo hacer algo así.
"Enrique no era malo. Él vivía hace 25 años en la calle debido a su problema con el alcohol, pero a pesar de eso, siempre se destacó por ser un hombre trabajador que nunca le hizo daño a nadie", recalca, muy dolido, el hombre de 62 años.
Tras el ataque ocurrido el 14 de octubre, Enrique hijo (40) estuvo dos meses internado en el hospital Claudio Vicuña. A pesar del esfuerzo realizado por el equipo médico, el llolleíno no resistió, falleciendo la tarde del jueves pasado en el mismo hospital.
El padre del aparcador afirma que el ataque sufrido por su hijo con un arma blanca se agravó debido a su condición médica, ya que antes ya había sido apuñalado.
"A raíz del primer ataque que sufrió, mi hijo quedó con una colectomía (usaba una bolsa que recepcionaba sus fecas). El problema es que la persona que lo apuñaló en octubre, lo hizo en el mismo lugar de la vez anterior, y eso provocó que él nunca más pudiera recuperarse", agrega Enrique, quien reside en Temuco.
El dolido padre asegura que el autor del ataque se ensañó con su hijo esa noche en Llolleo. "Primero lo golpearon y no contentos con ello, lo agredieron con un cuchillo en el abdomen. La herida que le hicieron era tremenda, por eso no logro entender por qué tanta maldad".
justicia
Para este padre fue muy duro ver a su hijo en esas condiciones, sobre todo porque ambos tenían una relación muy cercana.
"Varias veces intentamos ayudarlo, pero él no quería dejar esa vida. Dos veces estuvo internado para tratar su alcoholismo, pero se arrancaba. Durante todo este tiempo que estuvo internado, jamás dejé de venir a visitarlo porque era mi hijo y yo lo quería mucho", recalca, tratando de esconder la pena.
"Sólo pido justicia porque mi hijo sufrió mucho. Su vida nunca fue fácil. No no merecía morir así. Después del ataque, él nunca más pudo hablar, por eso tampoco hubo denuncia. Recién ahora me estoy enterando de lo que pasó la noche en que fue apuñalado", agrega.
A pesar del dolor, Enrique está muy agradecido del personal que atendió a su hijo durante estos dos meses que estuvo internado. "La gente del hospital se portó muy bien con Enrique. Lo querían mucho y eso notó en los cuidados que le dieron. Quiero aprovechar la instancia de agradecerles el cariño entregado".
Pasadas las 16 horas de ayer, los restos del malogrado llolleíno fueron entregados a sus familiares, quienes lo trasladaron hasta calle Toconce 1428, en la Viuda 8, donde será velado.