Violeta Gallardo, la secretaria que se convirtió en la mujer fuerte del campamento Villa Génesis
Violeta Gallardo Moreno (42) es una de las dirigentas del campamento Villa Génesis que ha luchado inagotablemente para lograr el sueño de tener un lugar digno donde vivir. Ella aclara de inmediato: "yo no empecé con todo esto. Detrás de este trabajo incansable hay muchas personas como Mercedes Quevedo, William Arce, Patricia Muñoz, Andalio Pedreros, Yesenia Quinteros, Johana Cofré, Macarena Gore, Moisés Guajardo y Juan Guzmán. No sería justo que se dijera que todo lo que se ha logrado hasta ahora, ha sido gracias a mí, porque, en verdad, no sería cierto", recalca.
Estos años de lucha han sido muy agotadores para Violeta, principalmente porque "a veces uno debe pasar por hartas humillaciones y descalificaciones de gente que ni siquiera te conoce, aunque también creo que, al final, todo tiene su recompensa".
-Para ser honesta, jamás imaginé que terminaría viviendo en un campamento porque es lo más indigno que le puede pasar a uno. A lo mejor te puedes acostumbrar a vivir sin luz, sin agua, pero no tener un baño decente es lo peor.
Violeta es la única mujer de cuatro hermanos, por lo mismo, asegura, siempre fue muy regalona. Confiesa que en su casa no había grandes lujos, pero a pesar de eso, a ella jamás le faltó nada.
"Yo soy secretaria y por varios años trabajé con un abogado en Santiago. Por eso para mí fue bien traumático el tener que vivir en estas condiciones", reconoce.
En 2010, Violeta vivía feliz junto a su madre, su pareja y su hijita en un departamento en la población Llanos de Bellavista. Confiesa que no tenían grandes lujos, pero de igual forma estaban muy conformes con su nueva vida. "Mi mamá estaba contenta porque ella se vino desde Santiago a San Antonio en busca de una mejor calidad de vida y yo, como soy bien mamona, la seguí, pero la verdad es que no me arrepiento porque, a estas alturas, me considero una sanantonina más".
Después del terremoto del 27-F, a Violeta le subieron el precio del arriendo y como las condiciones económicas no eran de las mejores, no le quedó más opción que buscar un nuevo lugar donde vivir.
"Yo trabajaba para Conaf sacando pasto. Para ser honesta no era lo mejor, pero al final era un trabajo digno, y con eso me conformaba, pero como no me alcanzaba para vivir, menos me alcanzaba para arrendar una casa", recuerda.
Reconoce que irse a vivir al campamento no fue una decisión fácil, pero tampoco tenía más opciones, así que no tuvo más que dejar el orgullo de lado y comenzar esta nueva etapa.
"Estuve mucho tiempo viviendo en una carpa. Después armamos 'una casa', pero con el viento se nos voló el techo en varias ocasiones", cuenta, entre risas.
terreno
Los vecinos que conformaban el campamento estaban en conversaciones con el supuesto dueño del terreno que estaban utilizando, cuando el Serviu les informó que tenían diez días para dejar el sitio. "Esa fue la peor noticia que pudimos escuchar porque nosotros habíamos hecho todo para llegar a un acuerdo de compra con el dueño", recuerda.
"El problema fue que tampoco teníamos un lugar dónde irnos a vivir, hasta que la municipalidad nos cedió el terreno en el que estamos ahora", cuenta.
-(Piensa) Ha sido bien agotadora porque las cosas no han sido fáciles para nosotros. Los inviernos que hemos tenido que enfrentar en estas condiciones, han sido lo peor, pero creo que al final todo tiene su recompensa y ojalá que pronto podamos tener nuestra casa porque vivir en un campamento es demasiado indigno.
Cuando uno conversa por primera vez con Violeta se queda con la impresión de tener al frente a una mujer fuerte, a la que no le entran balas, pero cuando uno la va conociendo, se da cuenta que detrás de esa imagen, hay una persona muy sensible, que ha tenido que enfrentar penas muy grandes, como ha sido la pérdida de tres de sus cuatro hijos.
"Mi primer hijo falleció de muerte súbita al mes y medio. Mi segundo hijo murió de bronconeumonía a los 3 días de nacido y mi tercer hijo sólo duró dos horas en este mundo porque nació prematuro", confiesa.
-Fue terrible porque, a esas alturas, yo no quería saber nada de los hijos. Me acuerdo que cuando nació Valentina (12) yo hice cuenta de que era una guagua que me habían pasado para criarla. No quería enfrentar una nueva pérdida, pero cuando pasó el mes y medio, supe que esto sería distinto.
- Me pasa algo raro con eso. Yo siento que puedo ser muy luchadora cuando hay que conseguir cosas para los demás, pero cuando es algo para mí, nada me resulta.
Y pone un ejemplo: "a muchas personas les he conseguido trabajo, pero yo aún no logro conseguir una pega (ríe) para mí. Pero sabes, a pesar de todo lo que he pasado, no me arrepiento de nada porque al final de las cosas malas que he vivido, he tratado de rescatar lo mejor".
A pesar de todo, Violeta es una mujer agradecida porque sabe que detrás de todo lo que ha vivido en estos últimos años siempre ha contado con el apoyo de su pareja, de su mamá y de su familia.
También reconoce que en estos años ha conocido a personas muy valiosas, que le han enseñado a ver la vida con otros ojos. "Muchas personas nos han ayudado en este tiempo, y eso es algo que rescato porque jamás se han olvidado de nosotros".
"Para la Navidad vienen a dejarnos regalos; para el invierno nos ayudan a arreglar nuestras casas. Nunca nos han dejado solo y eso es lo que me pone más contenta", agrega.
sueño
Si no existen contratiempos, en mayo próximo las 46 familias que viven en el campamento Villa Génesis podrán cumplir el sueño de tener su casa propia. "Sólo quiero que llegue mayo para poder terminar de una vez con esta pesadilla., Estamos cruzando los dedos para que todo se cumpla dentro de los plazos estipulados, mira que en la puerta del horno a veces se quema el pan. Espero que ese no sea mi caso y que el pasado sea el último invierno que vivimos en estas condiciones", concluye. J
"Para ser
honesta, jamás
imaginé que
terminaría
viviendo en un
campamento
porque es lo más
indigno que le
puede pasar a
uno".