Paulina Silva vivirá hoy una Noche Buena que nunca olvidará. Lamentablemente, lo que perdurará en su memoria no será una linda cena o los regalos, sino la amargura de tener a su hijo privado de libertad a cientos de kilómetros de distancia.
El sanantonino Sergio Espinoza, cabo segundo del Ejército, permanece hace cinco meses detenido en el Regimiento Rancagua, en Arica, imputado por la venta de armamento extraído de forma irregular desde la unidad militar.
Su progenitora asegura que el ex estudiante de la Escuela Industrial de San Antonio "tuvo una carrera destacada por trece años" y que "es totalmente inocente" de lo que se le acusa.
"Al momento en que se habrían perdido esas armas él estaba con licencia médica por una operación en una de sus manos. Además no hay pruebas que comprometan su participación en los hechos que se le están imputando", asegura su madre, funcionaria de la fundación Prodemu e hija ilustre de San Antonio en 2005.
Paulina Silva afirma llorando que tiene total desconocimiento del proceso y que la Fiscalía Militar de Arica no ha respondido a ninguno de los requerimientos del detenido y de su familia. "Ni siquiera no han dicho cuántos años (de prisión) arriesgaría", dice.
injusticia
"Es una injusticia tremenda lo que están haciendo. Nosotros somos una familia de esfuerzo. Mi hijo amaba a la institución. Hizo el servicio militar y luego postuló a la Escuela de Suboficiales", recuerda.
"Esto lo hacen porque somos pobres. Desde que llegó a Arica Sergio tuvo problemas. Sus superiores lo maltrataban por ser chuncho (seguidor de la Universidad de Chile) y porque vivía en una población humilde", detalla la madre.
"El quería irse para allá porque estaba atravesando por algunos problemas, pero fue lo peor. No llevaba ni quince días cuando empezaron a molestarlo por problemas administrativos y luego por esto", describe Paulina, quien denuncia que ha sido acosada por el Ejército, ya que funcionarios militares habrían interceptado ilegalmente su teléfono y el de los más cercanos al imputado.
"Lo más indignante es que los delitos que le imputan pasaron cuando él no estaba trabajando. Apenas lo detuvieron fui a verlo y le pregunté. No me importaba si lo había hecho o no, y me dijo mirándome a los ojos que no, que podía aceptar que otras personas no le creyeran, pero no yo, su madre. Le creo absolutamente", jura enfática.
"Por una mentira, por querer perjudicarnos, nos arruinaron la Navidad, nos arruinaron la vida. Mañana (hoy) habrá dos niños sin su padre para esta fecha y una madre sufriendo. Con él detuvieron a toda la familia", finaliza Silva. J