Campeón nacional y sudamericano de golf: "Es una lata verlo, pero cuando lo practicas, no paras"
La primera "patá' en la raja" que se ganó Benjamín Astaburuaga fue cuando apenas tenía 14 años. Su agresor no fue otro que su padre del mismo nombre.
En el club de golf Los Leones, ubicado en la comuna de Las Condes, en la Región Metropolitana, se disputaba el campeonato anual de la especialidad. Un centenar de socios e invitados participaron en este certamen que tenía a Benjamín Astaburuaga padre como una de las grandes figuras y seguro candidato para quedarse con el título.
"Mi padre fue mi único profesor en el golf. Era excelente. Por algo llegó a ser campeón nacional al igual que mi abuelo Ricardo Astaburuaga", detalla Benjamín hijo.
Al igual que en muchas familias de deportistas, el talento constituyó un símbolo hereditario: del abuelo pasó al padre y de este al hijo. Así fue como un novel Benjamín, de tan solo 14 años, se proclamó campeón del certamen, causando la extrañeza y admiración entre los competidores y el enojo y rabia en su padre.
"El viejo me pegó qué patá' en la raja y bien puesta", cuenta entre risas.
"Es que al viejo le podías ganar en cualquier cosa, menos en el golf. Esa vez fue muy cómico, porque en verdad mi papá estaba enojado. Esa fue una de las partidas que nunca olvidaré. Jugar con el papá es algo muy lindo, porque él fue la única persona que me enseñaba golf, nunca tuve un profesor y nada por el estilo. Y esa patá' hasta hoy la recuerdo", relata en la apacibilidad de su nuevo hogar, ubicado en el sector de Huertos de Chile, en la comuna de Santo Domingo y en donde vive hace un mes.
Benjamín hoy tiene 60 años y ya han pasado 46 desde que venció a su querido padre en un campeonato de golf. Confiesa que ya no juega con la misma dedicación que hace 15 años.
"La verdad que es complicado jugar tanto. Hoy para ser socio de un club necesitas mucha plata y no la tengo. A veces mis amigos me invitan al Club de Golf de Santo Domingo, pero trato de no ir tanto, porque a veces hay socios que se molestan por ver tan seguido a un tipo que no pertenece al club", se queja, pero también reconoce que también las ganas y su trabajo le impiden tener el tiempo que necesita para practicar este deporte.
Benjamín está radicado en Santo Domingo hace un mes. Al igual que muchos capitalinos, abandonó Santiago aburrido de la cantidad de gente, el calor y el estrés.
"Colapsó Santiago. No se puede andar. Además mi trabajo está fuera de la capital y acá estoy tranquilo y con harta pega", reconoció.
Benjamín se dedica a la limpieza y mantención de fosas, predios, lagunas y cualquier tipo de medio en el que se utilicen productos para descontaminar. Eso sí, aclara que todos los elementos que utiliza son biodegradables.
"Acá, por ser una zona más de campo, hay más pega. Incluso ahora queremos limpiar unas lagunas y los efectos son impresionantes", asegura.
Linaje de Campeones
A los tres años, un pequeño Benjamín tomó uno de los palos de su padre para pegarle a una pequeña bola blanca. Desde ese entonces nunca más pudo vivir alejado del golf y hoy, en su comedor, un set para practicar este deporte es lo primero que cualquier persona ve al ingresar a su casa.
"Tengo 12 hermanos y el único que siguió con esto del golf fui yo. A mis hijos tampoco les gusta, así que no se va a poder seguir con la tradición golfista", contó.
Una tradición que ha llenado de éxito y gloria a esta familia de golfistas. Tanto el abuelo de Benjamín como su padre y él mismo se coronaron campeones nacionales de esta disciplina. Él cuenta que "es poco usual que hayan tres generaciones de campeones y para mí es un orgullo ser parte de esta historia". Más aun cuando es el único de los tres campeones que queda con vida.
"Mi papá falleció a los 82 años. Lo operaron del corazón y tras la intervención duró 16 años. Soy, al parecer y todavía, el único de la familia bueno para el golf", cuenta a modo de anécdota.
Uno de los campeonatos que Benjamín no olvida, porque fue el primer certamen importante en conseguir, es el Sudamericano de Golf que se jugó en nuestro país en 1971. Tenía 16 años cuando Astaburuaga llegó al club de Golf de Los Leones con un bolso cargado de ilusiones.
"Estaba muy chupado. Era muy joven y estaba por esos años en la categoría juvenil y me enfrenté a puros adultos", rememora para luego expresar que es uno de los torneos más lindos que haya jugado y ganado.
"Hasta el día de hoy, soy el jugador más joven en haber ganado este torneo que se viene realizando hace 70 años. Es una experiencia maravillosa, porque conoces gente de todos lados y el ambiente es increíble", añade.
Por lo mismo describe que el haber conseguido el título "fue una satisfacción enorme participar como juvenil y ganar un torneo como adulto. Además hay muchas anécdotas".
'Y si ese pibe me gana, cuelgo los palos'
-Llenarme de gloria. Yo era muy chico, pero jugaba muy bien. No te lo digo de soberbio, sino porque es verdad. Estaba en ese tiempo pegándole muy bien a la bola. Gané mucha, pero mucha experiencia, que a larga es lo que te sirve para ganar otros campeonatos.
Y, precisamente, el siguiente campeonato que consiguió fue el Nacional, que también se desarrolló en Las Condes.
Tenía 18 años cuando Astaburuaga replicó lo que alguna vez hizo su abuelo y luego su padre.
"Ahí ya era adulto. Fue muy bonito también. He tenido la oportunidad de representar a Chile en casi todo el mundo y esa experiencia es única. Es un deporte maravilloso".
-Le diría que ver golf es lo más aburrido del mundo. Es una verdadera lata, pero cuando comienzas a jugarlo y le pillas la gracia, no paras. Es un deporte fenomenal. Lo practicas al aire libre. Recorres canchas que son maravillosas. Debes tener una buena preparación física, porque caminas hasta cinco horas. También conoces mucha gente y desarrollas mucho la paciencia y la concentración.
-Sí y no. No, porque los palos, me parecen que son accesibles. Un set de 14 palos te cuesta desde los $100 mil hasta los $400 mil. Y sí, porque ser socio de un club es muy caro. Por ahí es que uno tiende a pensar que es caro. Pero en este último tiempo se están realizando circuitos en poblaciones y eso es fenomenal, porque mientras más gente haya jugando, mejores deportistas tendremos y la competencia será mejor. En verdad, el golf lo puede practicar cualquier persona si quiere. Como todas las cosas que uno realiza, solo hay que tener dedicación. El resto llega solo. J