Eduardo "Chincol" Navarro, el sanantonino que ha pasado su vida corriendo tras una pelota
De que Eduardo Navarro (53) es fanático del fútbol, es fanático. De eso no cabe duda alguna. Dice que desde que tenía 8 años que juega a la pelota y que lo invitan de todos lados para que participe en los distintos torneos que se desarrollan, tanto dentro de San Antonio como fuera de la provincia.
'Chincol enséñame a jugar a la pelota'.
"Chincol" es un apodo que heredó de Orlando, su padre, al igual que su pasión por el fútbol. Eduardo reconoce que casi nadie, excepto su seres queridos, lo conocen por su nombre.
-Porque mi papá era súper bueno para jugar a la pelota y quienes lo vieron dicen que daba saltitos por toda la cancha. Por eso le pusieron así. Lamentablemente yo no tuve la posibilidad de verlo jugar.
Actualmente Eduardo defiende los colores del Club Estrella de Chile, aunque durante los más de 40 años que lleva jugando fútbol, ha sido parte de clubes como Carlos Condell, Lauro Barros, Torino, Juan Aspeé, Cuncumén, entre muchos otros. Incluso formó parte de las cadetes de San Antonio Unido junto a Emiliano Astorga y César Vaccia, ambos entrenadores en la actualidad.
¿de nuevo vas a jugar a la pelota?'
triunfos
Durante todos estos años, este centrodelantero, reconocido por su rapidez, ha ganado gran cantidad de torneos y premios por su buen desempeño dentro de la cancha. "He defendido a once selecciones durante estos años que llevo jugando a la pelota. Además he participado en torneos en Los Andes, en Rancagua. Adonde me invitan voy".
Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas para "El Chincol", porque hace unos años sufrió una grave lesión en su pierna derecha que lo tuvo ocho meses en cama y con un pronóstico que sepultaba para siempre sus ganas de seguir jugando.
A pesar de que ha pasado mucho tiempo, Eduardo recuerda, como si fuera ayer, esa dolorosa tarde.
'usted nunca más podrá jugar a la pelota'"
Después de su lesión, Eduardo debió enfrentar duros momentos en cuanto a lo económico, los cuales sólo pudo superar gracias al apoyo de su familia y de sus amigos de Cuncumén.
pucha
-Claro, porque yo no estaba bien ni de salud ni económicamente porque no podía trabajar, pero siempre hubo gente apoyándome y eso obviamente se agradece.
Eduardo es padre de cuatro hijos: Patricio, Eduardo, Alejandro y Orlando, y todos ellos salieron buenos para jugar a la pelota. "Uno juega en el Pedro Aguirre Cerda y al más chico quiero llevarlo al Estrella de Chile para que comience ahí".
"Mis hijos me cuentan que a veces algunas personas se acercan para preguntarles si es verdad que "el famoso Chincol" (ríe) es su papá. Sé que ellos se sienten orgullosos cuando les preguntan por mí".
puerto
Pero el fútbol no es lo único que motiva a Eduardo. Hace 35 años ingresó a trabajar al puerto y eso también es algo que lo llena de orgullo. "Yo soy el trabajador portuario más antiguo. Trabajé en varias labores al interior del puerto, pero desde hace 15 años me dedicó a amarrar los buques".
Agrega que "este es un trabajo muy sacrificado porque uno tiene que estar dispuesto las 24 horas al día. A veces me llaman a las dos de la mañana y tengo que ir a trabajar, pero como me gusta tanto lo que hago, no me importa. En un mes puedo llegar a amarrar cien buques".
Esta labor también la heredó de su padre. "El también fue portuario igual que yo", dice con algo de nostalgia este vecino de la población Lauro Barros.
-Me gusta porque sé cómo se hace este trabajo que, como todo, tiene sus dificultades. Acá la experiencia juega un rol muy importante, pero eso a veces no es considerado.
A Chilcol también le gusta navegar, "aunque antes, por el trabajo que hacía, era más fácil subirse a un buque. Ahora me cuesta más".
Para el terremoto de 1985, "El Molo" quedó completamente destruido y Eduardo debió buscar una forma de ganarse la vida, mientras todo volvía a la normalidad. Dice que su familia siempre se opuso a que trabajara como pescador, pero como no tenía más opciones, decidió salir "a la mar", pero sin que nadie de sus cercanos se enterara.
"Salí a escondidas de mis papás y de mi mujer. A ellos no les gustaba porque decían que era demasiado peligroso, pero cuando no hay más opciones... Estuve cerca de un año y la verdad es que fue una experiencia súper bonita porque a mí me gusta navegar, el mar, su tranquilidad", cuenta.
Por estos días, este sanantonino se encuentra organizando "su agenda", como él dice, porque las invitaciones para participar en los diversos torneos de fútbol que se realizan en verano, le llueven.
"Donde me inviten yo voy, porque me gusta mucho jugar a la pelota. Yo jamás he cobrado ni siquiera cuando me vi más afligido. Eso quiero que quede claro. Siento que no hay felicidad más grande que hacer un gol y que todos los hinchas lo griten y lo celebren. Hacer un gol es una felicidad inmensa y afortunadamente durante todo este tiempo, puedo decir que he marcado varios", recalca el actual "10" de la serie súper senior de Estrella de Chile.J