La odisea de tres pequeños para ir a clases desde apartado fundo
Viven a más de 20 kilómetros de la escuela más cercana en la comuna de Santo Domingo. La mamá pide ayuda.
Como buena madre, Alejandra Pinto hace lo imposible para que sus hijos reciban una buena educación. Sabe que esta es la mejor alternativa para que Verónica, Esteban y Carolina tengan las oportunidades que ella no tuvo en el pasado. El problema es que hacer que los tres vayan al colegio ha sido una tarea titánica.
Y no es porque los tres sean mañosos o no quieran ir a clases, sino porque viven en una apartada localidad rural de Santo Domingo. La escuela más cercana está a más de 20 kilómetros de distancia.
La familia reside en el fundo Nicolao, en el sector Bucalemu, donde hay una escuela que recibe a alumnos hasta octavo básico.
Los esfuerzos de esta mujer y de su marido por educar a sus retoños han sido increíbles. Hasta cauces de agua han tenido que cruzar a duras penas para acercarse al colegio.
Por eso, a 15 días del inicio del año escolar, la madre pide un transporte escolar a la Municipalidad de Santo Domingo para que sus tres niños tengan las mismas oportunidades de aprender que los pequeños que viven cerca de un recinto educacional.
"Esto ha sido muy difícil. Nos teníamos que levantar a las cinco de la mañana, a más tardar a las seis, para salir con los niños a veces con frío o con la lluvia en invierno", contó Alejandra.
El año pasado logró transporte, pero el vehículo no llegaba hasta su vivienda en el fundo, así que decidió arrendar una pequeña casa en el sector de Caleta Mostazal, para quedar más cerca del lugar en que pasaba el móvil escolar.
"Tuvimos que hacer muchos sacrificios. Ahí no había ni luz ni agua. Menos un baño. Cuando la municipalidad repartía agua nos dejaba en tarros y en lo que podíamos. Los vecinos nos ayudaron mucho también", agregó.
"Ese lugar está muy cerca del mar y hay un estero. Cuando el mar está bravo se junta con el estero y no hay forma de pasar. Lo hicimos a duras penas, incluso hasta en un bote cruzamos el estero para llegar al colegio", añadió.
Verónica pasó a octavo año de enseñanza básica y Esteban a cuarto año. Son niños responsables, dice su mamá, y no les ha ido mal en las notas.
La pequeña Carolina, en tanto, debería ingresar a prekinder, pero a pocos días de que comience el año escolar, Alejandra no tiene claro cómo enviará a sus hijos a la escuela.
"Mis niños también tienen derecho a educarse, pero necesito algún tipo de ayuda porque no podemos seguir así como estamos. No los puedo exponer a que anden solos por ahí y al frío en el invierno. Tampoco queremos volver a Mostazal, donde nos quedábamos el año pasado, porque cuando hubo ese terremoto en el norte (17 de septiembre, en Coquimbo) acá hubo una alerta se tsunami y quedaron súper asustados, traumados con todo eso", finalizó.