Inocencia y periodismo
por Abraham Santibáñez
Tiene razón Pablo Longueira, ex presidenciable, ex senador y ex ministro, al insistir en que no se debe vulnerar el principio de inocencia.
En los tribunales de Justicia es un derecho fundamental e inviolable de cualquier procesado. Pero no es lo mismo en el resto de la comunidad.
Lo dijo hace un tiempo, apoyado en sólida argumentación, el comentarista Carlos Peña: "La presunción de inocencia no es una regla que obligue a los ciudadanos, a la prensa, a la Presidenta o al resto de los políticos, a suspender el juicio crítico. Y ello porque la presunción de inocencia es un mandato dirigido a los jueces, que tiene por objeto limitar el poder coactivo del Estado y distribuir la prueba en el litigio judicial, pero no una regla que tenga por objeto limitar el escrutinio o el debate público frente a este tipo de temas".
Como ejemplo, el profesor Peña, rector de la Universidad Diego Portales, señaló: "Jovino Novoa, Wagner, (Sebastián) Dávalos y el (entonces) ministro Peñailillo tienen derecho a que se presuma en los tribunales su inocencia en la comisión de delitos; pero no tienen ninguno para exigir que, en la esfera pública, los ciudadanos o la prensa callen u omitan emitir juicios respecto de su comportamiento político o ético".
Esta precisión es muy valiosa para los periodistas. Lo contrario sería restar a la prensa, su capacidad de indagar y plantear culpabilidades y responsabilidades.
Es, obviamente, un tema delicado y que exige un riguroso cuidado ético. Es necesario, además, diferenciar situaciones. Siempre se debe respetar la intimidad de las personas, pero el periodismo, si realmente se considera el Cuarto Poder, debe ser duro e implacable en la denuncia bien fundamentada. Puede equivocarse, aunque su obligación es tratar de evitar los errores.
En el caso de Pablo Longueira su argumentación principal se centró en la filtración de documentos. Es evidente que alguien, no necesariamente Ciper, tuvo acceso a material sobre el cual se está investigando. No consta que haya habido dolo. Pero, si lo hubiera, ello no invalida la divulgación de correos de incuestionable contundencia. En su declaración el ex senador Longueira -tal como otros miembros de la UDI en casos parecidos- realmente no dio explicaciones. Su afirmación más rotunda fue: "Me he ganado cada uno de los centavos (que he recibido). Nunca he intentado obstruir a la justicia… No soy un delincuente".
Limitarse a esperar el desarrollo del proceso -como en el caso de Corpesca o de SQM- podría retrasar fatalmente el conocimiento de la verdad judicial.
Por ahora es suficiente la verdad periodística.