El matrimonio que construyó un "oasis" en medio del campo
Desde que eran jóvenes Carlos Farías y Patricia Rivero soñaban con este lugar y ahora, a dos años de su apertura, cuentan con orgullo cómo lograron sacar adelante el proyecto que levantaron con sus propias manos.
Los Farías Rivero son un claro ejemplo de que los sueños sí se pueden cumplir, sobre todo cuando van acompañados de esfuerzo, trabajo y mucha dedicación. Desde que tenían 20 años, Carlos Farías y su mujer, Patricia Rivero, soñaban con echar a andar un gran proyecto: comprar una parcela para construir un centro recreacional, pero por aquel entonces el dinero no era suficiente, por lo que la iniciativa fue quedando de lado una y otra vez. "Nuestra idea siempre fue hacer algo en el fundo de Llolleo, cerca de la Poza Azul. Yo trabajé mucho tiempo cuidando ese fundo y, por lo mismo, le tenía mucho cariño, pero al final por cosas del destino, esto nunca se pudo concretar", cuenta Carlos.
Cuando su hija entró a la universidad, el presupuesto familiar se redujo todavía más, pero aun así, Carlos y Patricia decidieron dar el gran salto. "La parcela la compré con el finiquito que me dieron cuando trabajé en Coresa. Durante 13 años el terreno estuvo prácticamente botado porque no había plata para hacer un gasto tan grande. Incluso habíamos pensando en venderlo, pero finalmente, y después de pensarlo harto con mi mujer, decidimos empezar a trabajar en el proyecto".
Apenas vendieron su casa en el fundo de Llolleo, se trasladaron hasta El Convento donde está ubicada la parcela. Como no tenían dónde vivir, no les quedó más opción que por las noches dormir en una carpa, mientras que en el día se dedicaban a trabajar de sol a sol.
"Mi mujer se ha llevado el trabajo más duro. El primer año se fue vivir sola a la parcela porque yo no podía dejar el trabajo, ya que teníamos gastos que asumir y ese dinero lo necesitábamos".
"Tampoco teníamos plata para mandar a hacer las cosas, así que con nuestras propias manos hicimos el quincho, la piscina, las áreas verdes, la cancha. Todo lo que hay en la parcela lo hemos hecho nosotros solos. Hasta los pozos de agua los hicimos nosotros. Hacer un pozo de 20 metros a pura pala es harto sacrificio, pero era necesario", agrega Carlos, con orgullo.
-¿Solos han levantado este proyecto?
-Completamente solos. Los primeros meses fueron de harto esfuerzo porque la parcela no tenía nada. Pasábamos todo el día trabajando porque sabíamos que esta era la oportunidad para concretar este anhelo que estuvo dando vueltas en nuestra cabeza desde que éramos jóvenes. Siempre comentábamos lo que íbamos a hacer, pero al final quedaba en nada. Para nosotros tampoco fue fácil vender la casa e irnos a la parcela donde no había nada. La verdad que fue una apuesta bien arriesgada, pero era tiempo de concretar este sueño.
-¿Tenían alguna idea de cómo empezar a trabajar?
-No, la verdad es que no. Había que hacer harto trámite y pedir permisos y eso nos complicaba un poco, pero nos han ayudado harto con esos temas. Afortunadamente con el quincho y la piscina ya teníamos algunas ideas, las que fuimos concretando con nuestras propias manos. La gente se impresiona mucho cuando saben que todo esto lo hemos hecho nosotros solos.
Un furgón del año 80 se convirtió en su principal herramienta de trabajo. En él acarreaban los materiales a la parcela. "Ese furgón nos sirvió por harto tiempo porque en él cargábamos todo y nunca nos falló. Cuando las cosas fueron mejorando pudimos renovarlo", cuenta Carlos.
Acogida
Hace dos años que "El Rincón del Quincho" abrió sus puertas al público y hasta ahora la recepción ha sido muy favorable. "La gente se fue pasando el dato sobre el lugar y de a poco se fue llenando. En noviembre y diciembre estuvimos con mucho trabajo debido a los paseos de fin de año de colegios y empresas".
Reconoce que el abrir el recinto no fue una tarea fácil, principalmente porque además de la larga lista de trámites y de la mano de obra requerida, había que agregar una cuota de tecnología.
"Mi mujer aprendió a usar internet. Se hizo un Facebook y gracias a un proyecto Fosis pudimos elaborar una página web. Afortunadamente hemos tenido harta ayuda, especialmente del municipio de Santo Domingo y de la señorita Consuelo Mira, quien siempre ha estado acompañándonos", explica, y luego agrega que "Patricia también es la encargada de recibir a la gente, hacer las reservaciones y dar las informaciones. Todo este tiempo ella ha sido un pilar muy fundamental porque solo no podría haberlo hecho jamás", reconoce.
Recinto
En la actualidad, "El Rincón del Quincho", que se encuentra a unos 25 minutos de la comuna de San Antonio, cuenta con 5 mil metros cuadrados de terreno. Además contempla un quincho donde se pueden hacer asados, cumpleaños, fiestas y todo lo que se necesite festejar. "En el quincho caben unas 150 personas. Este lugar es bien rústico y a pesar de que nosotros hemos querido hacerle cambios, los mismos clientes nos han dicho que lo dejemos así. Nos dicen que si le ponemos piso perderá su esencia".
"También hay una piscina de 12 por 6 metros, con un altura máxima 1,70 metros. Para los niños hay una cancha de fútbol y por todos lados hay árboles, rosas y mucha naturaleza", explica.
Carlos cuenta que la idea de este proyecto era que la gente pudiera disfrutar de un entorno natural, lleno de color verde, y del canto de pajaritos. "Los gringos vienen harto para acá. Ellos se quedan en carpas o casas rodante y por las noches les gusta disfrutar del cielo que es realmente hermoso. Muchos van a El Yali y después se alojan en la parcela".
Reconoce que el trabajo en la parcela es bien agotado, sobre todo cuando están con público, pero a pesar de eso, están muy contentos y orgullosos de lo que han logrado conseguir.
"No le debemos un peso a nadie y todo lo que hemos hecho hasta ahora ha salido de nuestro propio trabajo", dice.
-¿Hay algún proyecto que tenga en mente para el recinto?
-Nos gustaría mejorar la cancha de fútbol y hacer unos juegos para los niños, pero más que eso no se puede hacer porque el terreno ha ido quedando chico, ya que hay una piscina, un quincho gigantesco, la cancha de fútbol, áreas verdes y estacionamientos. Además tampoco queremos que pierda la esencia porque eso ha hecho que la gente nos prefiera y que después quieran volver.