Pedro Vera buscará su medalla en el velerismo mundial
El joven velerista de Algarrobo ya se encumbra entre los mejores exponentes juveniles del mundo en la categoría Lightning.
Pedro Vera (18), oriundo de Algarrobo, se subió por primera vez a un velero a los siete años de edad. Era de la categoría Optimist y había asistido de manera gratuita e impulsado por su padre, a su primera clase de vela en la Cofradía Náutica del Pacífico, en Algarrobo.
Desde ese momento, Pedro, quien actualmente se prepara para competir en la categoría junior del Campeonato Mundial de Lightning 2016 a realizarse en Ecuador, decidió que nunca más se alejaría del mar.
"Yo pude surgir porque la Cofradía me apoyó con sus clases de verano. Pero no todos los niños tienen la suerte de encontrar esa oportunidad y así van quedando muchos talentos de Algarrobo en el camino", cuenta Pedro, mientras arregla el velero clase Lightning en el que en 2014 alcanzó su mayor logro como velerista nacional. Pedro consiguió medalla de bronce en el Campeonato Mundial Junior de Veleros Lightning que se disputó en Ontario, Canadá.
Ese mismo año también participó en los Juegos Sudamericanos de Vela que se llevaron a cabo en el Club de Yates de Higuerillas, en Concón.
Para Pedro Vera el gran sueño que desea cumplir como deportista está más que claro: llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 en alguna de las disciplinas de vela que participan en la competencia, ya sea en categoría 49er o 470.
Aún más apoyo
Vera se aproxima rápidamente a las categorías adultas y va camino a ser un deportista profesional, aunque reconoce que sin la constante ayuda de los hermanos Grez, quienes son sus amigos y le han facilitado un velero de la categoría 470, "lo más probable es que me tendría que retirar".
Por eso hace un llamado a todos los clubes de vela del país y de la región a que "sigan abriendo sus puertas y apoyen tanto a los niños que se interesan en los deportes náuticos y de vela, como a los jóvenes que deseen seguir entrenando y no tienen los recursos".
Eso sí, reconoce sentir frustración por quienes también han sido sus compañeros y no lograron conseguir el apoyo necesario para desarrollarse como profesionales, porque, asegura, "es mucho el esfuerzo que suele ser en vano".