Cuando Chiloé pudo ser peruano
Por Lalo Loyola
En el año 1824 se podría pensar que la Independencia de Chile estaba totalmente consolidada, craso error pues la isla Grande de Chiloé aún estaba en poder de los españoles, a cargo del coronel Antonio de Quintanilla, quien, por lo demás, era muy apreciado por la población de la isla, unos 40.000 habitantes en esa época, dada sus condiciones personales y de buen trato con ellos, los que lo apoyaban incondicionalmente. El Presidente de Chile Don Ramón Freire envió alrededor de 2.000 hombres a emprende la conquista de ese territorio insular en manos de los realistas. La expedición fue un fracaso y fueron derrotados al igual que una incursión anterior comandada por Lord Thomas Cochrane. En 1825, el mariscal Ramón Freire recibió una carta de Simón Bolívar, manifestándole su preocupación porque no era posible que aún hubiera territorios americanos en poder de los españoles; le advertía, que como Chiloé en tiempos de la Colonia había dependido del Virrey del Perú, en caso de que el gobierno de Chile no pudiera conquistarla, él desde el Perú se vería en la obligación de intentarlo y de lograr hacerlo, es decir conquistar la isla, esta se anexaría inmediatamente a ese país (Perú).
Ante estas claras amenazas don Ramón Freire organizó una expedición comandada, entre otros, por el general José Manuel l Borgoño, Manuel Blanco Encalada, José Santiago Aldunate Toro, Jorge Beauchef y José Rondizzoni Canepa, quienes en sendas batallas a orillas del río Pudeto, y en Bellavista lograron derrotar al bravo coronel Antonio de Quintanilla, que estaba al mando de 3.000 hombres.
En San Carlos de Ancud, Chiloé, siendo el 18 de enero de 1826 se acordaron las bases de la redición del coronel español en la Capitulación de Quintanilla, donde incorporaba definitivamente el territorio insular de Chiloé a la República de Chile.
Este trascendental acto es conocido como El Tratado de Tantauco.
ÁNGEL PARRA S.
PROFESOR (E)
MAGÍSTER EN EDUCACIÓN
U. DIEGO PORTALES