Sanantonina recorrió toda Europa a bordo de la Esmeralda
Ivonella Muñoz (26) es cabo segundo de la Armada de Chile y el año pasado postuló para ser la instructora de los nuevos marinos. Conozca a continuación su historia.
Cuando Ivonella Muñoz (26) recibió un correo electrónico de la Armada de Chile el 23 de diciembre del 2008, no lo podía creer. Había sido aceptada para unirse a las filas de la institución, y debía presentarse el 2 de febrero para iniciar su instrucción.
"Siempre me llamó la atención la organización y cómo se vestían los marinos. Tenía familiares dentro, pero no estaba muy enterada de lo que hacían", cuenta con alegría.
Ivonella -cabo segundo- llevaba trabajando cuatro años en la institución en Santiago, pero como todo marino, deseaba en el fondo de su corazón navegar los siete mares a bordo del Buque Escuela Esmeralda. Así que cuando se presentó la posibilidad, no dudó en postular.
Compitió con varias compañeras, le realizaron diversos exámenes, pero finalmente salió victoriosa. Ella sería la instructora de los nuevos marinos, y aunque esta situación era un hecho, para ella era vivir un sueño.
"Yo nunca me había subido a la Esmeralda, sólo la había visto de lejos. De los 18 mil marinos, no todos han tenido la posibilidad de subirse en ella", explica.
LA Esmeralda
Navegar en la Esmeralda era dar un gran paso en su carrera en la Armada, porque el viaje la enriquecería con nuevas experiencias y proyectos. Pero por otro lado, le dividía el corazón en dos pedazos.
"Eran seis meses fuera del país. Tenía sentimientos encontrados porque no quería dejar a mi pareja y a mi familia".
El viaje a Europa la alegraba, porque conocería otras culturas, pero no la tranquilizaba por completo. "Estaba triste porque viajar era dejar al hombre que uno ama".
Aunque al principio todo era dudoso, para la fortuna de esta pareja, en el buque hay un sistema para que los marinos se contactaran con sus familias. "Nos escribíamos tres veces al día, todos los días, pero no existía nada de teléfonos o Whatsapp".
-¿Qué sentiste al ingresar al Buque Escuela Esmeralda?
-Estaba nerviosa, pero sentí mucha satisfacción, porque era un sueño logrado. Mi mamá estaba súper orgullosa de mí.
Nueva aventura
Fueron tres meses en Talcahuano, dos meses en Valparaíso y el 31 de mayo zarpó a Arica. "No volví hasta el seis de diciembre del 2015", agrega.
¿No te mareaste por estar tanto tiempo a bordo de la Esmeralda?
- Yo nunca había navegado ni había estado en un buque. Así que pensé que me iba a marear o vomitar, pero no me pasó nada. Habían varios compañeros que les paso (ríe).
Durante la travesía, el único día que descansaba era el domingo. Ese día, los marinos se reunían para hacer asados de camaradería en la cubierta del buque. "Todos participábamos y teníamos un momento de distracción para conversar, contar chistes, porque la pega era de lunes a sábado".
-¿Qué otras cosas hacían para distraerse?
-Los músicos que iban a bordo hacían retretas y "Factor X". Cantábamos y bailábamos.
Ivonella participó en el concurso de canto, pero no logró cautivar al público que iba a bordo del buque. "No saqué ningún lugar aunque fue súper entretenido. Me di cuenta que era importante aportar con un pequeño granito de arena para que nos entretuviéramos".
En la travesía conoció a las toninas (especie de cetáceos), los peces voladores y otras especies.
"Cuando estábamos llegando a Sudamérica no quería volver porque lo que viví en Alemania y Holanda fue increíble".
-¿Qué te llamó la atención de esos países?
-Eran países muy limpios. La mayoría de la gente andaba en bicicleta, eran pocos lo que conducían autos.
-¿Cómo lo hacías para comunicarte allá?
-No era tan difícil pedir algo porque me salvaba un poco con el inglés, pero donde más nos costó comunicarnos fue en Francia.
Según Ivonella los franceses no se manejaban con el inglés. "Fuimos a un restaurante y no sabíamos qué estábamos pidiendo. Igual estaba rico", agrega con la alegría que la caracteriza.
Nuevas culturas
Durante el viaje Ivonella pudo conocer Alemania, Holanda, Francia, Inglaterra, Argentina, España, Brasil, entre otros países. "Sería imposible pegarme un viaje así por las mías. Quizás no imposible, pero me encalillaría mucho".
Como buena turista, aprovechó de fotografiar algunos de los monumentos más importantes del mundo.
"Está la foto de rigor de todos los países. En Francia la Torre Eiffel y en Inglaterra el Big Ben. Han pasado meses desde que me bajé, y aún no lo creo porque fue demasiado bonito, pero me hubiera gustado disfrutarlo en familia", admite.
Las horas, los días y los meses pasaban e Ivonella extrañaba mucho Chile. "Echaba de menos a mi familia y a mi pareja".
Cuando la Esmeralda arribaba a un nuevo puerto se le daba permiso a los marinos para salir a conocer la ciudad durante la noche, pero a Ivonella no le interesaba.
"No salí a carretear, porque recorría las ciudades durante el día. No andaba malandriando", cuenta entre risas.
De vuelta a Chile
Ivonella llegó y se consiguió un traslado a Valparaíso. "No habría soportado otro viaje", confiesa.
-¿Por qué no?
-Ahora la Esmeralda se va a Asia. Parte en junio y vuelve el 7 de enero del 2017. Iba a perder todas las fiestas en familia. Era mucho sacrificio.
Cuando la Esmeralda estaba en España, en Chile se estaba celebrando con chicha y empanadas el 18 de septiembre.
"Me sentía mal porque no podía bailar el pie de cueca con mi pololo y comer las empanaditas de mi mamá que me encantan tanto. Estar en otro país no es lo mismo, no quería pasar la Navidad navegando", sostiene con firmeza.
¿Qué es lo que más rescatas del viaje?
-Destaco la valentía de estar lejos de tu país y de la gente que uno quiere. No es fácil estar un mes sin contacto de tu familia.
Además, la cabo segundo señala que "donde sea que voy digo que soy de San Antonio. Estoy feliz de representar a la ciudad de mi infancia".