La cerveza desde la antigüedad
La historia de la cerveza se remonta a más de cinco mil años. Tablas de arcilla la denominaron "siraku", bebida de granos fermentados que pone alegre a la gente, en la cuna más antigua de la civilización humana: en el sur de la antigua Mesopotamia, en el cruce de los ríos Tigris y Eufrates, donde habitaban los sumerios.
Los textos bíblicos citan a la cerveza como "shekar", nombre que le dan al grano. Se trata de un líquido espeso de alto grado alcohólico, que circula en tierra palestina. Cada ciudad destila su propio "shekar" y su fórmula, uno de los secretos de los destiladores, pasa de generación en generación.
Esta bebida nacional de caldeos y asirios fue la herencia de los sumerios, una bebida muy sana, hervida y fermentada, con un sabor altamente ácido pero de una gran pureza desde el punto de vista bacteriológico, pues existía agua en abundancia en los ríos, a pesar de no ser potable.
Más adelante, también se cultivó en Egipto con el nombre de "zytum" y era elaborada por las sacerdotisas. En el museo arqueológico de El Cairo se puede encontrar una tablilla en la que está escrito: "Dejad macerar e inflarse los granos de cebada durante un día, dejadlos reposar y maceradlos después de nuevo, depositándolos en un recipiente bajo agujereado. Dejad secar hasta que se formen capas y exponed luego la cebada al sol".
De esta manera y al igual que los sumerios, los egipcios fabricaban la malta de cebada, la base de su cerveza, cuya mezcla la realizaban con otros elementos que le daban olores y colores diferentes como el comino, azafrán, jengibre, o bien la endulzaban con miel y canela entre otras especies.
Los griegos la introdujeron en Europa en los viajes que realizaban por el Mediterráneo. En Roma, la llamaron "cervicia" o "cerevicia", en honor de la diosa Ceres de la agricultura. La consumían en grandes cantidades en las ceremonias religiosas, celebraciones victoriosas y fiestas familiares. De ahí la procedencia del nombre actual.
Los galos y romanos son los que perfeccionaron sus técnicas de elaboración y regularon su precio y comercio. Así se podía encontrar la "zythum" por dos denarios; la "cerevisia" gala y la "camum" celta costaban cuatro denarios.
Antídoto
Durante el siglo IX, el benedictino San Arnold, cuando las plagas como la peste asolaban Europa, introdujo su cruz dentro de un barril de cerveza Ale y dijo: "Beber cerveza en lugar de agua como antídoto contra la plaga". Gracias a que funcionó el consejo, los belgas quedaron fascinados con esta bebida tan saludable y con efecto depurativo que genera la levadura durante la fermentación. También a San Arnold se le atribuye la siguiente frase: "Del sudor del hombre y por el amor de Dios la cerveza llegó al mundo".
Las primeras referencias acerca del lúpulo aparecen en el siglo XI en las abadías del centro de Europa por una monja benedictina llamada Hildegard, abadesa de Rupersberg en Bingen, Alemania. Sin embargo, existen escritos que señalan directamente el cultivo del lúpulo en Bohemia, antigua Checoslovaquia, hoy República Checa, en el año 859, debido al clima ideal para este cultivo que Bohemia proporcionaba.
Las primeras fábricas de cerveza se construyeron principalmente en Alemania, entre los siglos XIV y XVI. Sería a finales del XV cuando Guillermo IV, Duque de Baviera, promulgó la primera "Ley de Pureza de la Cerveza Alemana", determinando que debía elaborarse exclusivamente con agua, malta de cebada y lúpulo.