Ex portuario Carlos Matamala cumplió su deseo: falleció ayer en la Patagonia
Conocido vecino de Santo Domingo sufrió un infarto. Sus restos serán cremados el lunes y el miércoles volverán a la zona. Sus cenizas serán lanzadas al mar, siguiendo su último anhelo.
Carlos Antonio Matamala Matamala se lo había dicho a su círculo más cercano. Su sueño era morir en medio de los hermosos parajes de la Patagonia, en el extremo sur del país. Y así ocurrió.
El martes de esta semana Matamala y su esposa de toda la vida, la matrona Lucía Bezmalinovic, actual directora del Consultorio de Santo Domingo, viajaron rumbo a Chaitén, Región de Los Lagos, para visitar a Augusto (26), el menor de sus tres hijos. "Cachorro", como le llaman sus padres, se tituló de médico y desde marzo está trabajando en el hospital de esa localidad, que en 2009 alcanzó fama internacional por la erupción del volcán del mismo nombre.
Lucía Bezmalinovic cuenta que su esposo estaba feliz. Durante los últimos días visitaron lugares preciosos y compartieron con su retoño. Ayer en la mañana, de hecho, estaban los tres juntos cuando el corazón de este conocido vecino de Santo Domingo no resistió más.
Cerca de las 10.30 de la mañana Carlos Matamala, un ex portuario eventual,, sufrió un infarto al corazón en la casa de su hijo, ubicada frente al hospital de la sureña comuna.
Su propio hijo y su esposa lo trasladaron al recinto asistencial, pero todos los esfuerzos resultaron estériles. Matamala dejó de existir a los 59 años de edad mientras le efectuaban maniobras de reanimación. "Tengo una pena infinita, pero estoy tranquila, porque mi 'Espíritu', como le decíamos, cumplió su sueño de morir en la Patagonia. Y durante los últimos días fue inmensamente feliz", confiesa su esposa.
Primer infarto
Bezmalinovic confidencia que su paz interior tiene otro fundamento. El 13 de enero pasado Carlos sufrió un primer infarto que lo tuvo al borde de la muerte. Había perdido el 40% del funcionamiento de su corazón. El cardiólogo le dijo aquella vez que probablemente no resistiría un segundo infarto.
"Cuando me lo devolvieron del hospital, yo supe de forma inmediata, porque soy creyente, que este era un tiempo que nos estaba regalando Dios para estar con él. Y estos cuatro meses lo atesoramos día a día. Nos quedaremos con su legado de vitalidad, energía y amor por Santo Domingo", asegura su esposa.
Su otro deseo
Desde su llegada a Santo Domingo, a mediados de los 90, Matamala trabajó como portuario eventual en varias empresas. Era un amante del mar -integraba la Hermandad de la Costa- y del rodeo. "Tenía alma de huaso y corazón de pirata", dice su mujer.
En el plano político, siempre fue un orgulloso partidario y defensor de la Derecha y del gobierno militar. "Era de Derecha, pero con más conciencia social que cualquier persona de izquierda", admite su viuda.
Ayer, tras su deceso, sus restos mortales viajaron a Puerto Montt, donde el lunes serán cremados. El miércoles o jueves su esposa regresará a Santo Domingo para cumplir su último deseo: sus cenizas serán lanzadas al mar en señal del inconmensurable amor que siempre sintió por el océano.