Cruel destino: niño sin ojos consiguió prótesis oculares, pero no puede usarlas
La familia está reuniendo dinero para realizar una cirugía y colocar dos implementos que ayudarán a instalar las prótesis que les entregará la municipalidad.
Quienes tienen hijos aseguran que uno de los dolores más grandes de la paternidad es no poder entregar a los niños aquello que tanto quieren. Cristián Julio convive todos los días con esa pena, con la angustia de no poder hacer nada para que su hijo, Cristián Felipe, pueda experimentar la sensación de observar el mundo como cualquier pequeño de su edad, aunque sea solo por una fracción de segundo. El niño de doce años nació sin ojos y sin nervio óptico. Nunca podrá ver.
Al principio fue frustrante, pero una vez que se dio cuenta que no había más alternativas que luchar, Cristián se decidió a hacer todo lo que fuera necesario para que el muchacho tuviera una existencia lo más normal posible.
Cuando el niño nació, en julio del 2003, el caso fue conocido a nivel nacional. Los diarios dedicaron páginas enteras al extraño caso, que por entonces era único en Sudamérica. Los matinales y los programas de ayuda social también dedicaron largos segmentos a la familia.
La sobreexposición les pasó la cuenta y optaron por no hablar más con la prensa. Sin embargo, hace dos semanas no les quedó más opción que volver a recurrir a los medios para pedir colaboración con una tarea que parecía titánica: reunir el dinero para las prótesis oculares. El resultado fue mejor del esperado. Según contó el papá del afectado, la Oficina de la Discapacidad de la Municipalidad de San Antonio se comprometió a gestionar las prótesis para Cristián Felipe. Estas son, en palabras sencillas, réplicas idénticas al ojo humano, pero solo estéticas. No se puede ver con ellas.
"Me falta sólo una documentación que presentaré el lunes para tener ese asunto más o menos resuelto. Las van a mandar a hacer a Chillán, donde me dijeron que había una especie de convenio con prótesis para gente discapacitada", contó el progenitor, quien también agradeció a las municipalidades de San Antonio y de Cartagena por la ayuda prestada.
"Nos vinimos de Santiago por prescripción médica. El doctor nos dijo que teníamos que tener al niño en un lugar más tranquilo y acá no hay palabras para agradecer todo lo que han hecho por mí y por él", agregó.
El único escollo que hay que sortear antes de la colocación de los implantes es la intervención que deben hacerle al niño para colocar expansores. "Tienen que abrirle la cabecita a la altura de las orejas y de ahí colocarle dos saquitos que se van llenando con suero quirúrgico para que le hagan espacio a los implantes", explica.
"Estos expansores tendría que tenerlos hace rato, pero por la situación económica no hemos podido. Cuestan cerca de $8 millones y tenemos que mandarlos a hacer a Estados Unidos", asegura.
Cualquier ayuda será bien recibida al 9 8616 0933 o mediante un depósito en la cuenta rut de Cristián Julio, la 8.114.856-2.