Increíble: El sanantonino que jura que fue abducido por un ovni
Recién ahora, después de casi 40 años, Héctor, conocido como el "Chunga", se atreve a contar su historia. Asegura que estuvo un día y dos noches de 1977 viviendo en otra dimensión.
Mientras Chile entero estaba atento al decisivo encuentro entre la Selección Nacional y Panamá (4-2) por la Copa América Centenario, Héctor se atrevía a revelar una impresionante experiencia sobrenatural que ha guardado celosamente por casi 40 años.
"El Chunga", como lo llaman sus amigos y familiares, pide expresamente que no se le tomen fotografías y que no sea identificado por su nombre completo. Sabe que para muchas personas su relato será difícil de creer y que, por lo mismo, será objeto de burlas hasta el fin de sus días. Esta es su impresionante historia.
Caso SOBRENATURAL
Héctor salió cansado de su trabajo cuando faltaban pocos minutos para el anochecer. Junto a sus compañeros de la pega se había quedado varias horas esperando a su jefe con el sueldo de fin de mes. "Era el último sábado de octubre de 1977", recuerda claramente.
Junto a otros cuatro hombres había estado trabajando en la reparación de una casa patronal en las cercanías de Leyda. Había estado durante diez días fuera de su casa, durmiendo entre sacos de cemento en medio de la obra para ahorrar hasta el último peso.
En su casa, en el sector de Tejas Verdes, lo esperaba su mujer, Eliana. Se habían casado hace un año. Ella, según cuenta él, estaba angustiada por no poder concebir un hijo, pero se consolaban pensando que era mejor no traer vida al mundo considerando que en Chile y en San Antonio desaparecían y torturaban a decenas de compatriotas cada día. Ambos, férreos opositores a la dictadura de Augusto Pinochet, pensaban que el régimen se perpetuaría en el poder incluso después de la muerte de ellos.
Aquel inolvidable día se le hizo tarde y sus compañeros prefirieron gastarse la paga en una quinta de recreo de Cuncumén, según su relato. Él, que extrañaba mucho a su mujer, le pidió prestada una bicicleta a uno de sus colegas y se animó a emprender un largo viaje hasta Llolleo.
"Me acuerdo que estaba a punto de oscurecer. La idea era irme con mis compañeros en la camioneta a pasar el fin de semana a San Antonio y después devolvernos al trabajo, pero estos (los colegas) andaban medios califas y se fueron a gastar la plata", recuerda.
"En mi casa mi mujer estaba sola así que me fui nomás. Uno de los cabros que parece que vivía por ahí cerca, en realidad no me acuerdo bien de eso, me pasó una bicicleta azul para que me viniera. De eso sí me acuerdo. Era del marco finito y suavecita para andar. Tenía hasta un dínamo", agrega.
Los primeros metros fueron amigables. "Pasaron unos pocos autos no más", hace memoria. Aprovechó que el camino era de en su mayoría con pendiente y pedaleó un poco. "Iba con el puro vuelito", añade.
Como se diría en la jerga marítima, todo iba viento en popa hasta que, a pocos metros del Tranque de San Juan, una fuerte luz lo cegó por completo. "Era un ovni", asegura.
"No vi un platillo volador, no vi nada de eso que muestran en las películas. Solo me acuerdo que apareció una luz fuerte, muy fuerte y que no pude seguir avanzando en la bici".
-¿Alcanzó divisar alguna nave extraterrestre o algún cuerpo?
-No me acuerdo de nada más. Solo que desperté el lunes en el mismo lugar.
-¿Dónde estuvo ese tiempo?
-Esa es la cosa. No tengo idea dónde estuve.
-¿Cree que fue abducido?
-Yo creo que es lo más probable, pero no tuve ni un cambio (físico). O sea, una vez vi en la tele que después aparecían con el pelo más largo, o con la barba crecida y no me pasó nada de eso a mí.
-Entonces, ¿dónde diablos estaba?
-Perdido en otra dimensión, en otro mundo, vaya a saber uno.
-No habrá estado empinando el codo.
-No, yo soy cristiano.
-¿Cuándo volvió a este mundo?
-Esto me pasó un sábado, y yo desperté el lunes en la cuneta y sin la bicicleta.
-¿Tenía algún dolor?
-No nada. Con los años le he dado muchas vueltas al asunto. Se me ocurre que tal vez me caí y me pegué en la cabeza, o que me pegó un topón un auto, un camión y que me tiraron para un lado, vaya a saber uno, pero no tenía nada, ni un rasguño. Estoy convencido que fue una cosa de los ovnis.
-¿Experimentó algún cambio desde entonces?
-Miedo, andaba todo el día con miedo. Todo me hacía saltar de un susto. Pero el cambio fue la salud. Nunca me he enfermado, le juro por Dios, que nunca me he resfriado siquiera. Hoy tengo 63 años, pero aún tengo la energía que tenía en ese entonces.
-¿Cuándo se hizo la idea de que estuvo en manos de seres extraterrestres?
-Al tiempo. Si después de esto tuve que seguir mi vida normal. La cosa es que me hice la idea por sueños que tengo.
-¿Qué tipo de sueños?
-Veo luces, siento que me levantan, que me mueven, que me hacen cosas, pero que estoy dormido. Son leseras, pero ahí está. Si supiera que hay en mis sueños podría saber la verdad.
En la casa
Héctor, entonces de 23 años, dice que su mujer estaba furiosa en la casa esperándolo, pero que con los días creyó su historia.
"En la casa me conocían bien. Sabían que yo no andaba tomando, pero mi señora estaba muy nerviosa. Creía que los milicos me habían detenido", agrega.
-¿Cómo le explicó lo que vivió a su familia?
-Le conté a mis amigos, pero entonces no tenía la seguridad de que era un ovni. Con el tiempo llegué a esa conclusión.
-¿Qué le dijeron?
-Que tal vez me atropellaron, que eso fue la luz y no me di cuenta y que me dejaron tirado, que esas personas se asustaron.
-Igual esa teoría tiene más sentido...
-Sí, igual.
-¿Entonces porque está tan seguro de que fue capturado por ovnis? No hay pruebas ello.
-Lo único que tengo es mi palabra. Y la seguridad de que algo raro me pasó, que no es de este mundo, es algo que no me puedo sacar de la cabeza y que no puedo explicar. ¿Sabe? Yo no me voy a morir sin descubrir qué fue lo que pasó.