"Si no hubiese sido por Dios, moríamos"
Más de 300 personas participaron en la celebración de San Pedro en Cartagena. Entre ellas tres pescadores que se salvaron de milagro de la muerte.
Primero llegó el "Alemán". Luego Juan Barraza. Y por último el "Colorín".
Allí estaban los tres. Uno al lado del otro, más unidos que nunca en la caleta San Pedro de Cartagena para celebrar a su santo patrono, el mismo que un día se acordó de ellos cuando el mar se los quería llevar a mejor vida. "Aún no sabemos cómo salimos vivos de esa", adelantan.
Manuel Calderón (58) es conocido popularmente en el mundo de los pescadores como el "Alemán". Este cartagenino dice que toda la vida lo han llamado así debido a su rubia cabellera.
"Ahora está más blanca que rubia. Estoy más viejo", aclara en su querida caleta San Pedro, donde se crió desde muy pequeño.
Es pescador y buzo de toda la vida. Tiene una lancha, la "Santa María", la misma que este año naufragó frente al río Maipo, que une las comunas de San Antonio y Santo Domingo.
La ayuda vino del cielo
Era fines de febrero cuando el "Alemán" junto a su hijo Jorge Calderón (28), apodado el "Colorín", y su amigo Juan Barraza zarpó a calar las redes por las costas de Santo Domingo.
El mar estaba violento, inquieto, y el gélido viento de aquel día no fueron impedimentos para que estos hombres salieran a sus faenas, previo permiso de la Gobernación Marítima.
"Había mucha neblina. No se vía nada. La mar estaba regular. Se podía salir a pescar, pero no estaba tranquila. Había que tener mucho cuidado", detalla el "Alemán".
Barraza recuerda que ese día venían de vuelta. "Íbamos a poner las redes, porque al otro día teníamos que ir a sacarlas". Mientras trabajaban minuciosamente en sus últimas faenas, el mar cesó de un momento a otro para luego estallar furiosamente contra su embarcación.
"No nos explicamos de dónde salió esa ola. Estábamos trabajando cuando de un momento a otro vimos una inmensa ola que reventó en el motor de la lancha. Perdimos el motor y caímos los tres al agua", rememora Barraza junto a su adolescente hijo.
"Con mi experiencia y la del 'Alemán' nos dimos cuenta, una vez que salimos, que podíamos haber muerto. No sé cómo salimos vivos de esa. Si no hubiese sido por Dios, moríamos", confiesa mirando a su retoño.
Tras el naufragio, sus cuerpos se empezaron a congelar, pero la adrenalina impidió la hipotermia.
El "Colorín", en un momento de lucidez en un mar de desesperación, llamó a la Gobernación Marítima para pedir socorro. "Mi papá andaba con el celular y cuando lo sacó nos dimos cuenta que aún funcionaba. Llamamos al 137 y nos vinieron a rescatar".
La ayuda vino del cielo. Un helicóptero de la Armada rescató a estos tres hombres de mar, cuando la muerte los acechaba en las aguas que conocen al revés y al derecho.
"Cuando llegamos a la orilla hicimos una fogata para calentarnos. Si no hubiese sido por el helicóptero y la ayuda del de arriba, hoy no estaríamos acá celebrando a San Pedro", culmina Barraza en la caleta junto a sus dos amigos y su hijo.