La dura lucha de una madre para sobreponerse al crimen de un hijo
Margarita González cuenta cómo ha sido su vida luego de perder a su hijo Alejandro Martínez, asesinado en Llolleo en 2008.
La madrugada del 8 de noviembre de 2008, Margarita González recibió el golpe más grande su vida.
Su hijo Alejandro Martínez, de 19 años, fue asesinado de 12 puñaladas cuando regresaba a su casa ubicada en Llolleo.
Para esta llolleína, la repentina partida de su hijo ha sido muy dura, principalmente porque a medida que pasan los años, nota aún más la ausencia de Alejandro.
"Al principio estaba muy enfocada en buscar justicia y todas mis fuerzas se centraron en eso, pero con el tiempo te vas dando cuenta que tu hijo no está ni estará", reflexiona con mucha tristeza en sus ojos, y luego agrega: "también te das cuenta que la justicia no llega a pesar de existir un juicio y que los culpables fueron condenados".
Según Margarita, los cuatro jóvenes condenados por la muerte de Alejandro Martínez han recibido beneficios carcelarios, y que todos ellos ya estarían en libertad. "De los cuatro condenados, uno recibió diez años de cárcel y a los otros tres, les dieron ocho años, pero ahora están todos en libertad tras recibir beneficios. Incluso no llevaban ni un año presos y dos de ellos se fueron al Centro de Estudios y Trabajo".
La mujer no esconde su decepción, sobre todo cuando piensa en los planes que tenía Alejandro antes de ser asesinado.
"A veces veo a los amigos de mi hijo y pienso en qué sería de mi Janito si estuviera vivo. A lo mejor tendría hasta nietos. Estas personas se ensañaron con él. Lo mataron de doce puñaladas. Cuatro de ellas fueron mortales y a pesar de eso fue un homicidio simple", reclama a más de siete años del asesinato que conmocionó a toda la provincia.
Agrega "uno de ellos fue papá hace poco y le puso Alejandro a su hijo. No sé por qué lo habrá hecho, pero me da pena porque al final jamás podrán vivir en paz. A veces creo que esta mezcla de justicia, de rabia e impotencia no me ha tirado a la cama porque yo estoy bien físicamente. A mí lo que me duele es el corazón porque está destruido".
Loca
Desde la muerte de su hijo, la vida de Margarita y de su familia jamás volvió a ser la misma.
Además, para ella, la sociedad en general no solidariza con quienes pierden a un ser querido de forma tan violenta.
"¿Sabes cuántas veces he escuchado decir que estoy loca o que hasta cuándo sigo con lo mismo porque estoy rallando la papa? Nadie se pone en tu lugar ni entiende lo que estás pasando. Tampoco empatizan con tu dolor. La gente cree que perder un hijo es sentir pena por un tiempo y que después se pasa", asegura con una impotencia infinita.
"No te vuelves loca, al contrario, debes afrontar esta pena... esta pena que no pasa con nada y que con el transcurso del tiempo aumenta, porque todos los días vas notando su ausencia", añade.
Lucha
Desde la muerte de su hijo, Margarita junto a su esposo Víctor Martínez, ha llevado adelante una inagotable lucha para que las víctimas de delitos violentos reciban atención profesional.
"Los delincuentes tienen a un defensor que se la juega por ellos. Los visitan en la cárcel si es necesario y además buscan la forma de ayudarlo. Incluso reciben hasta beneficios si se portan bien, pero a las víctimas nadie las toma en cuenta. Tampoco existe asesoría sobre lo que se debe hacerse en caso de ser víctima de un delito violento", cuenta.
Ambos se reunieron con diversas autoridades políticas para lograr su objetivo, y a pesar de que tuvo buena acogida, Margarita asegura que mientas existan dos bandos en la política, nada avanzará.
"Al Congreso llegan leyes buenas, pero para que un lado político no se lleve todos los méritos, qué hace el otro sector, vota en contra, sin importar el bien común. Y así se han llevado todo este tiempo. Si de un lado dicen una cosa, los del otro sector van a decir lo contrario, sin pensar que a lo mejor ese proyecto es realmente bueno", afirma.
Para Margarita, el Centro de Atención de Víctimas (CAV) que reabrió sus puertas ayer (ver página 3) será de mucha ayuda para todos quienes estén enfrentando la muerte de algún ser querido.
"Nosotros no recibimos ayuda de nadie cuando mataron a Janito. Por eso sabemos lo importante que será contar con este centro. No queremos que la agente se olvide de mi hijo ni de las otras personas que han perdido la vida de forma tan violenta. En este centro podrán encontrar contención y ayuda de profesionales", concluyó.
"¿Sabes cuántas veces he escuchado decir que estoy loca o que hasta cuándo sigo con lo mismo?",
Margarita González